17/09/2020
Marta Cortés, directora de los Servicios de Prácticas y Movilidad de la UOC
Desde hace unos meses, Marta Cortés es directora de los Servicios de Prácticas y Movilidad de la UOC. Ha asumido el cargo en un momento difícil, en pleno confinamiento, pero lo ha vivido como un reto apasionante. A lo largo de los años que lleva en la UOC ha trabajado en varios departamentos y tiene una visión global de la universidad que todavía quiere seguir ampliando. Del día a día laboral en la UOC destaca la flexibilidad, el buen ambiente y la confianza de sus jefes directos.
¿Cómo explicas a tu familia lo que haces en tu día a día?
Mis hijos todavía son pequeños y siempre les he explicado que su madre trabaja en un colegio donde hay personas mayores como papá y mamá, y que yo, junto con muchas personas, lo que hago es ayudar a los estudiantes para que no tengan ningún problema y puedan dedicarse a estudiar tranquilamente. Se lo explico así porque son pequeños, pero también porque pienso que, independientemente del equipo y de la función que desempeñas, como trabajador de la UOC siempre llevas puesto el sombrero de servicio de orientación al estudiante. Forma parte de nuestro ADN.
¿Con quién trabajas dentro de la UOC? ¿Cómo son el ambiente de trabajo entre tus compañeros y la colaboración?
Es un ambiente muy bueno. Yo tengo mucha suerte porque dirijo un equipo que, si se caracteriza por algo, es por estar formado por personas muy empáticas, muy resolutivas, muy alegres. Trabajamos y se crea un clima muy bueno, que nos ayuda no solo a estar contentos sino también a obtener muy buenos resultados. En general, en la UOC siempre hay muy buen clima de trabajo y, si no lo hay, se busca. Cuidamos mucho las formas, el respeto y trabajar con alegría.
¿Qué es lo mejor de tu trabajo en la UOC?
Muchas cosas, pero quizás lo que me ha hecho muy feliz es tener mucha flexibilidad, y gozar de la confianza y el apoyo de mis jefes directos. Siempre he podido compaginar muy bien mi vida familiar con mi vida laboral. Esto ha sido, en gran parte, gracias a la institución, que ha apostado por esta conciliación, y creo que ha sido pionera en este sentido; pero también gracias a los jefes directos que he tenido, que han confiado en mí y me han dado luz verde, autonomía para poder trabajar de forma flexible, pero siempre logrando los objetivos que son necesarios.
¿Cómo entraste a trabajar en la UOC?
Estaba estudiando Pedagogía en la Universidad Ramon Llull. En aquella época, la educación en línea no era tan normal y nosotros estudiábamos el caso de la UOC, porque era como una utopía hecha realidad. Para mí estaba muy claro que tenía que entrar en la UOC; encontré unas prácticas no curriculares y entré como becaria, y después me incorporé al equipo de evaluación de estudios previos. Pasé a un área de gestión docente, al equipo de evaluación de estudios previos (convalidaciones). Creo que entré en el momento perfecto, porque la UOC había crecido mucho y los equipos de gestión tenían que diseñar los procesos, definirlos, ponerse el sombrero de servicio al cliente, que en nuestro caso era el estudiante. Además, vi que trabajábamos con mucha iniciativa, autonomía, participación... Si quieres aportar valor, la UOC es el espacio perfecto para poder hacerlo.
¿Cómo definirías tu trayectoria en la UOC?
Tuve la oportunidad de trabajar en equipos diferentes como el de Alumni, en una nueva área, y recientemente he estado en UOC X, en la formación profesional que impartimos con los jesuitas, como coordinadora académica. Aquí pude ver el engranaje de las titulaciones que no son universitarias y que tienen otra dinámica, diferente al marco normativo de las titulaciones homologadas. Hace poco se presentó la posibilidad de esta plaza de dirección de los Servicios de Prácticas y Movilidad, en los que hacía muchos años había trabajado como técnica, y me incorporé como directora. De hecho, empecé el día 4 de marzo, unos días antes del confinamiento. El hecho de haber trabajado en diferentes equipos de la casa y durante tantos años te permite tener una visión transversal de las actividades que es muy positiva. Sin embargo, todavía tengo mucho que aprender.
¿Recuerdas algún día o momento concreto en la UOC con especial estima?
Recuerdo muchos momentos muy divertidos, pero hay uno que es especial y que siempre recuerdo, y es cuando entré. Yo estudiaba Pedagogía y, para mí, la UOC era el nuevo mundo educativo y Gabriel Ferraté era su creador. Creo que, si no fuera por él, quizás actualmente el mundo no tendría el concepto de educación en línea que tiene hoy. Desde el centro de apoyo de la comarca del Barcelonès organizábamos el Salón de la Enseñanza y recuerdo que fui al estand de la UOC y coincidí con Ferraté. No recuerdo exactamente cuál fue la conversación, porque hace muchos años, pero verlo fue como ver a una estrella del rock, en este caso, ¡una estrella de la pedagogía! En ese momento, sentí que había conseguido mi objetivo.
¿Qué destacarías de la UOC respecto a otras organizaciones?
En términos de conciliación laboral y familiar, al menos en este país, yo diría que la UOC está muy avanzada. Te sientes muy libre. Si quieres aportar, puedes aportar; si tienes autonomía y te gustan los retos, nadie te dirá qué tienes que hacer, sino que tú puedes construir tu propio camino. Creo que en esto es muy diferente al resto de organizaciones que todavía tienen una visión tradicional de lo que debe ser un trabajador.
¿Recomendarías a alguien trabajar en la UOC? ¿Por qué?
Desde luego, siempre que le guste el trabajo en equipo, que tenga muy presente que no se puede hacer nada solo, que todo requiere ser consensuado, compartido, transmitido, y que tenga ganas de retos. Si le gusta esto, efectivamente la UOC es el lugar perfecto. Además, le diría que la UOC tiene un valor muy interesante: el derecho a equivocarse. Es una institución que no penaliza el error, sino que todos entendemos que el error forma parte del aprendizaje y que nos ayuda a mejorar.
¿Qué crees que debe tener una persona para trabajar en la UOC?
Creo que tú puedes ser como quieras ser, porque respetamos mucho todos los talantes. Se respeta mucho la diferencia y, además, se valora, porque todo el mundo tiene cosas importantes a aportar. Sobre todo, es necesario que quieras aportar. ¿Tienes ganas de aportar? Pues sí, ¡este es el lugar! No se trata de esperar que los demás te digan qué tienes que hacer, la gracia es que tú vayas proponiendo y creando ideas, porque seguro que encuentras el momento y la persona que te ayudan a desarrollarlas.
¿Cuáles son los valores de la UOC?
Compromiso, respeto, transparencia, confianza... son los valores de los que hemos hablado. Realmente creo que están grabados dentro de las personas, que además son las que los han creado. La institución somos nosotros. En la UOC, como yo, hay muchas personas que llevan muchos años en la casa. Por lo tanto, estos valores los han construido ellas. En la UOC tienes que trabajar en equipo, es un engranaje de piezas, ¡es imposible que lo hagas tú solo!
Para ti la UOC es…
Es mi casa, lo siento así. Profesional y personalmente, he crecido en la UOC. Cuando entré, aún no estaba titulada en Pedagogía, después hice una especialización con el máster universitario de Educación y TIC (E-learning), después me casé, tuve hijos, también fui evolucionando profesionalmente. Para mí, es un espacio muy familiar, en el que me siento valorada, respetada, protegida. Me siento feliz, por eso no he tenido la necesidad de irme. De todos modos, al final, la vida es un recorrido y todo suma y es una bolsa que te llevas. Si algún día no estuviera en la UOC, me iría con una mochila que está llena de gente de la UOC, de experiencias de la UOC y de aprendizajes con la UOC.