2024

"La brecha digital es el principal reto en la implantación de soluciones de salud digital"

Xavier Prats Monné

Xavier Prats Monné, presidente del Patronato del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y miembro del Consejo Asesor del eHealth Center

07/05/2024
Teresa Bau
Xavier Prats Monné, presidente del Patronato del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y miembro del Consejo Asesor del eHealth Center

Xavier Prats Monné ha desarrollado una gran parte de su trayectoria profesional en instituciones europeas, tanto en el ámbito de la educación como en el de la salud pública. Del 2015 al 2018 fue director general de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea y responsable de los programas de salud y seguridad alimentaria de la Unión Europea. Prats Monné es uno de los miembros del Consejo Asesor del eHealth Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que integra profesionales reconocidos y de prestigio en el ámbito de la salud. También es presidente del Patronato del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. En esta entrevista nos habla de las oportunidades y los retos de la salud digital y de cómo ve el futuro de la innovación en salud.

¿Qué oportunidades ve en el desarrollo y la implementación de soluciones digitales en el mundo de la salud?

No se trata de oportunidades, sino de necesidad: si no desarrollamos radicalmente la digitalización, nuestros sistemas sanitarios no podrán responder a las necesidades de la ciudadanía. Quizás el ámbito de progreso más relevante sea la personalización de la medicina y la mejora en la calidad de la atención basada en los datos específicos del paciente. También lo son la mejora del acceso a la salud y la descongestión del sistema asistencial mediante la telemedicina y la implicación del paciente; herramientas como las aplicaciones de salud móvil y los dispositivos portátiles ayudan a las personas a gestionar su propia salud de manera más eficaz, proporcionando datos en tiempo real sobre su condición física y sus hábitos de vida. 

La agregación y el análisis de grandes volúmenes de datos de salud permitirán una mejor investigación médica, mejores medidas de salud pública y una identificación más rápida de las tendencias de la enfermedad. Y en países como el nuestro, particularmente, con poblaciones que envejecen y una demanda inagotable de servicios de salud, las soluciones digitales pueden mejorar la sostenibilidad del sistema sanitario y reducir costes automatizando los procesos administrativos.

¿Cuáles son los principales retos a los que hay que hacer frente?

Yo veo tres que son particularmente importantes. El más obvio, que preocupa tanto a los ciudadanos como a los legisladores –con razón–, es la privacidad y la seguridad de los datos: la otra cara de la personalización. El manejo de información sensible y la garantía de privacidad, sobre todo cuando se comparten datos entre sistemas, son un riesgo real y deben ser una prioridad tanto para el regulador como para la industria.

La integración y la interoperabilidad también son retos importantes: la mayoría de los sistemas y las tecnologías de salud no están diseñados para ser compatibles. Al mismo tiempo, los reguladores nacionales tampoco están integrados ni coordinados entre ellos; esto es una limitación para las empresas del sector y puede provocar ineficiencias y errores en la atención al paciente.

Y, finalmente, la brecha digital: las disparidades en el acceso en la tecnología en función de la geografía, el estatus socioeconómico y la edad pueden agravar dramáticamente las desigualdades en salud. Esto representa un riesgo no solo para el sistema sanitario, sino también para la inclusión social y la legitimidad democrática.

¿Cree que la ciudadanía está preparada para un mundo sanitario y asistencial más digital?

En las sociedades europeas, las personas suelen tener interés por las herramientas de salud digital, como por ejemplo los dispositivos portátiles y las aplicaciones de salud, impulsado por una concienciación creciente sobre la gestión de la salud personal. Una parte sustancial de los europeos está abierta a utilizar los servicios de telemedicina, lo cual refleja una aceptación creciente. También creo que la conciencia de las implicaciones y los riesgos inherentes al uso de los datos personales es menor, y en algunos países como el nuestro está menos presente en el debate público que en otros, como por ejemplo Alemania.

Pero, a mi parecer, el hecho más relevante para las políticas públicas es la brecha digital: la preparación de la ciudadanía para un sistema de salud más digital varía dramáticamente, porque no todos los individuos tienen el mismo acceso a la tecnología necesaria, a causa de las diferencias de estatus socioeconómico, de condiciones de vida rurales y urbanas, y, naturalmente, de edad. Paradójicamente, las personas mayores son las que se pueden beneficiar más de la digitalización de la salud y del progreso de la medicina, y son las que tienen más riesgo de ser excluidas de ella. La preparación ciudadana para la salud digital debe ser una prioridad, no solo en el ámbito sanitario, sino también en las políticas educativas.

¿Y los gobiernos y los legisladores están abiertos a ello? Una de las principales quejas de las personas emprendedoras es que es difícil que los sistemas sanitarios adopten sus innovaciones.

 

Sí, la tecnología evoluciona más fácilmente que las administraciones, y la innovación crece más rápidamente que la regulación. A menudo hay lentitudes burocráticas injustificadas y, sobre todo, falta de coordinación entre administraciones y reguladores. Pero no olvidemos que la función principal del legislador es la seguridad, que es todavía más importante que la innovación, sobre todo en el sector de la salud. 

Los emprendedores se quejan de la adopción lenta de las innovaciones y de la poca interoperabilidad de los sistemas. Pero al mismo tiempo insisten en la exclusividad de sus productos y servicios, y raramente hacen un esfuerzo para desarrollar tecnologías compatibles. Promover la salud digital de manera rápida y segura es una responsabilidad compartida; por lo tanto, las soluciones deben venir de una alianza estratégica entre sistema sanitario, productores y sociedad civil.

Introducir en el mercado un nuevo implante cardíaco es más urgente que un nuevo producto de decoración, pero también es más peligroso si no se respetan las normas de calidad: necesitamos procedimientos diferenciados para la salud: más rápidos y a la vez más seguros.

¿Cuál cree que tiene que ser el rol del eHealth Center de la UOC en el mundo de las soluciones digitales de salud?

La digitalización afecta a todos los ámbitos de la salud; en consecuencia, el potencial y la misión del eHealth Center son también muy amplios: generar conocimiento para el desarrollo, la implementación y la evaluación de soluciones digitales para la promoción y la mejora de la salud. 

Pero creo que el eHealth Center puede hacer una aportación especialmente en el empoderamiento de la ciudadanía. Las soluciones digitales son un instrumento para aumentar la salud, el bienestar y la calidad de vida de la gente. El eHealth Center, de naturaleza digital y pluridisciplinar, unido a la experiencia de la UOC en la investigación del impacto de la tecnología en la sociedad, puede hacer que la digitalización de la salud sea un factor de inclusión y no una fuente de desigualdades sanitarias y sociales.

Es presidente del Patronato de la Fundación de Gestión Sanitaria del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. ¿Qué iniciativas digitales se están implementando en el hospital y qué impacto están teniendo?

El Hospital Sant Pau está modernizando los sistemas de información y la infraestructura técnica para la calificación y la reutilización de los datos clínicos. Esta tarea facilitará aplicar algoritmos de inteligencia artificial y apoyar las decisiones clínicas. Hemos creado un centro de validación clínica de soluciones digitales para generar evidencia que avale la incorporación de soluciones digitales en la práctica clínica. 

Paralelamente, estamos acompañando unos cincuenta proyectos de salud digital destinados a incorporar programas de telemedicina para el control de patologías, la mejora de la coordinación interterritorial y la reducción de las urgencias, las hospitalizaciones y los efectos negativos de la medicación. Estamos trabajando en la telemonitorización e incorporando la mirada del paciente en ámbitos tan amplios como el trasplante cardíaco y de médula, la salud de la mujer, las enfermedades neurológicas, los procesos oncológicos y las enfermedades reumáticas.

¿Estamos avanzados en salud digital en nuestro país?

El Índice de Economía y Sociedad Digitales (DESI) de la Unión Europea muestra que los países están adoptando tecnologías digitales a diferentes ritmos y que los países nórdicos suelen liderar los esfuerzos de digitalización, incluidos los del ámbito sanitario. 

En este contexto, España y Cataluña tienen unos resultados en salud significativamente superiores a la media europea y han logrado en los últimos años una mejora considerable en los servicios públicos digitales, incluida la sanidad. Ocupamos una buena posición en el contexto europeo, especialmente en cuanto a la conectividad y los servicios públicos digitales, que son cruciales para la digitalización de los hospitales. Esto se refleja en el fuerte rendimiento de nuestro país en el despliegue de redes de alta capacidad, que son esenciales para apoyar los hospitales digitales modernos. La UE aspira a una digitalización integral de todos los sectores públicos para el 2030, incluidos los hospitales, y esto será también un incentivo para la interoperabilidad.

¿Qué aprendizajes se llevó de su cargo de director general de Salud y Seguridad Alimentaria de la UE del 2015 al 2018? ¿Hubo decepciones?

La lista de lo que aprendí sería demasiado larga para cualquier lector, pero destacaría una paradoja. Por un lado, fui testigo del progreso vertiginoso de la ciencia y de la medicina: en los últimos veinte años, por ejemplo, hemos transformado prácticamente todos los cánceres en enfermedades crónicas en lugar de mortales. Por el otro, vi el aumento del escepticismo sobre este mismo progreso tan evidente: todavía hoy, después de la pandemia, muchísimos ciudadanos dudan de la eficacia de las vacunas o creen en las propiedades terapéuticas de la homeopatía, que sería en la medicina lo que la astrología es respecto a la astronomía. Si tantas personas confían más en un vídeo de YouTube que en las instituciones sanitarias, quiere decir que el mundo científico y los poderes públicos deben hacer un mayor esfuerzo para acercarse a la ciudadanía. 

También aprendí una lección que la COVID-19 ha confirmado brutalmente: la zoonosis es una realidad que nos debe llevar a reducir las fronteras entre salud humana, bienestar animal y sostenibilidad planetaria. La resistencia a los antibióticos es el ejemplo perfecto de un reto grave y urgente que solo podremos afrontar con una estrategia conjunta que ignore las fronteras entre sectores y disciplinas.

Mis decepciones eran las de cualquier persona que crea en la salud pública y en el proyecto europeo: siempre piensas que la cooperación entre países y las políticas comunes tendrían que avanzar más deprisa, porque las economías de escala y el valor añadido a largo plazo de la cooperación son evidentes.

¿Qué innovaciones cree que veremos a corto o mediano plazo en el ámbito de la salud y el mundo sanitario?

No tengo suficientes conocimientos médicos para dar una buena respuesta, pero ya estamos viendo las innovaciones, principalmente digitales, que transformarán el ámbito de la salud. Acabo de mencionar la inteligencia artificial y el aprendizaje automático y la telemedicina; la realidad aumentada y virtual transformará la formación de los profesionales sanitarios a través de simulaciones de alta fidelidad. 

Junto con la digitalización, a medio plazo veremos el impacto de los avances en la terapia génica: por ejemplo, para ofrecer curaciones para condiciones que ahora no se tratan y mejorar la eficacia y la seguridad de los fármacos, previendo cómo responderán diferentes personas a los medicamentos en función de su composición genética.

La inmunoterapia será un enfoque transformador en la asistencia sanitaria. Ya se ha demostrado eficaz en el tratamiento de varios cánceres difíciles de combatir de otro modo, y pronto tratará enfermedades autoinmunes, alergias e incluso enfermedades infecciosas como el VIH, lo cual indica un gran impacto potencial en el mundo sanitario. Es muy probable que la inmunoterapia se convierta en una piedra angular de la práctica médica y cambie la manera como se tratan muchas enfermedades. 

Es interesante que el elemento común de todos estos cambios es la interdisciplinariedad, que en mi opinión es el motor y el origen de la mayor parte de las innovaciones científicas que nos esperan.