El pensamiento relativo a los sistemas de información ha mezclado tradicionalmente datos, información y conocimiento. Los agentes inteligentes convierten los datos en información y, ésta, en conocimiento, y todo ello mediante un proceso de filtrado que consta de dos fases y que viene determinado por la posesión de un conocimiento previo. Sin embargo, el cerebro y la inteligencia de estos agentes tienen un carácter finito, y a menudo tropiezan con más datos e información de los que son capaces de procesar o almacenar. Así, para poder afrontar el problema de la sobrecarga, los agentes han recurrido a dispositivos externos de procesamiento y almacenaje –artefactos o "andamiajes externos" de varios tipos. De hecho, estos mismos artefactos dispuestos en red generan sistemas de información en estado embrionario que confieren al agente un papel central. Por otro lado, la creciente transformación técnica da lugar a un cambio constante en la división del trabajo, de una parte entre la plataforma externa y el agente que la usa, y de otra en el propio agente, entre formas de conocimiento incorporadas, narrativas y abstractas. ¿Qué provoca ese cambio?
En el artículo demostramos, por un lado, que la manera de estructurar la información tiene implicaciones en la forma en que ésta circula dentro de un grupo de agentes –una familia, una empresa o una sociedad más amplia–; por otro, determinamos si el contexto en el que ha arraigado dicha información está constituido por un andamiaje de tipo físico o institucional o, en caso contrario, por agentes. El objetivo de las tecnologías de la información y la comunicación es facilitar la estructuración de la información y, por lo tanto, su circulación. En consecuencia, estas tecnologías modifican materialmente el entorno de la información en el que un agente, o un grupo de agentes, actúan e interactúan. Pensamos que la planificación del desarrollo futuro de los sistemas de información debe agrandar sus miras con objeto de abarcar una noción más amplia de la misión que tienen encomendada; esta noción vincula las necesidades de aprendizaje de un agente o un grupo de agentes con la naturaleza del entorno de información al que se enfrentan respectivamente. Presentamos un marco conceptual, el Espacio de Información o Espacio-I, que nos ayudará a encarar la cuestión. Posteriormente aplicamos dicho marco a la pregunta que hemos planteado más arriba.
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