Número 96 (febrero de 2020)

Elecciones presidenciales EE.UU. 2020: 'Happy fake year!' (y II)

Alexandre López-Borrull

Dedicamos el artículo de la semana pasada a anunciar el terreno de juego donde podrían crecer y aflorar noticias falsas con relación a las elecciones presidenciales en EE.UU. A la vez que reclamábamos un análisis continuado de la realidad estadounidense para entender su complejidad, también valorábamos el marco donde Trump situó a los medios críticos con su ideología, primero, y su gestión, después. Ahora abordamos la relación con la verdad, la verificación y los efectos en las primarias demócratas. 

1. ¿Es la verdad secundaria en las primarias? Warren y Sanders, o cómo todo no puede verificarse fácilmente

 

A mediados de enero, y con relación a uno de los últimos debates que se están llevando a cabo entre la larga lista de precandidatos demócratas de cara a las primarias del partido, que empiezan por los caucus de Iowa –celebrados el 3 de febrero y, por tanto, antes de la publicación de este artículo–, vimos un episodio en que es muy complejo aplicar la clásica verificación. A medida que encuestas y primarias se acercan, la tensión también ha ido aumentando. Como dicen algunos expertos, si durante una legislatura se hace campaña permanente en diferenciación a los opuestos, en campaña electoral se acentúa la diferenciación con los próximos, porque se interacciona sobre todo con los indecisos entre opciones cercanas. Parte de esto explica el pequeño conflicto generado entre Elisabeth Warren y Bernie Sanders.

 

La polémica surge sobre una conversación privada referida a si una mujer tenía más o menos oportunidades de batir a Trump respecto de un hombre. Este ha sido un tema recurrente después de la derrota de Clinton, aunque evidentemente ni era la llave, ni Clinton era un referente en este sentido. Aquí viene la dificultad de verificar. ¿Cómo se comprueba una conversación privada entre dos personas o si una de ellas describe un contenido opuesto al otro? Solo personas cercanas pueden recordar si esto fue explicado, o bien se ha de tirar de la trayectoria pública y privada de las personas. La situación ha sido tan tensa que se puede observar cómo al final de un debate, cuando Warren se acerca a Sanders a hacerle un reproche, él opta por una salida diplomática. Donde nada es azar y todo está bien calculado, incluso la intuición, la escena ha originado conversaciones sobre si esto mostraría o no quién dice recordar mejor la conversación. Quizás Warren actúe a la desesperada, tal vez esto haga más difícil la posible candidatura electoral de ambos. Aún es pronto para saberlo. A ello se suman algunas diferencias entre sus activistas.

 

 

Posiblemente, los análisis entre la proximidad ideológica de los dos candidatos y las opciones que tengan uno de los dos como candidatos más a la izquierda para oponerse a un perfil más moderado como Joe Biden marcarán las primeras elecciones de las primarias. Por eso, los caucus de Iowa son tan relevantes, porque se genera la ola adonde quieren subir todos los candidatos. De hecho, como vasos comunicantes, Sanders parecería empezar a ganar apoyos frente a Biden en Iowa –lean el artículo con moderación si ya ha saben los resultados–.

 

2. Warren, sus raíces indias como muestra de que el contexto y la gestión de la noticia es a veces tan importante como la propia verdad

 

En relación con las fake news, el caso más relevante de momento ha sido algo alejado de la acción política de los precandidatos. Estamos hablando de las raíces indias que durante muchos años Warren dijo tener. Quizás desde una óptica europea se considere trivial, pero, más allá de que parezca algo anecdótico, en un país donde la pertenencia a una minoría puede favorecer en determinadas plazas o entornos, no lo es. De hecho, se ha realizado un seguimiento de su carrera académica de Texas a Harvard, considerando si hubiera tenido algún efecto.

 

Esto nos recuerda el conocido debate sobre si Obama era o no musulmán. En este caso, en la posible gestión de una noticia que hay que verificar, se debe tener en cuenta el contexto. Es tan importante tratar de verificar como no ofender a los colectivos implicados. Hay que dejar claro que tener o no raíces indias no debe influir en su valoración como candidato. Quizás tener raíces indias y decirlo pueda generar un efecto win-win, pero, en este caso nos hemos acercado a un lose-lose, dado que finalmente se ha podido comprobar –esta vez sí– que tendría una muy débil línea de ascendientes de raíces indias, pero significativamente poca como para considerarse parte de ella. Y ese es uno de los errores donde el contexto es relevante.

 

Comprensiblemente, los colectivos indios han denunciado que haya que hacerse un análisis, dado que quienes se reconocen como parte de la nación india tienen claros ascendentes en la línea genealógica. De nuevo, es tan importante la verdad como la forma en que esta es gestionada. Como resultado, Warren apareció en un foro de nativos americanos enunciando sus proyectos para los indios, pero sobre todo la frase «I Have Listened and I Have Learned», con la que quería cerrar la polémica. Si no termina siendo la candidata demócrata, Trump como veremos más adelante, no tendrá de nuevo piedad y la seguirá llamando Pocahontas.

 

3. La desinformación que quiere que no vayas a votar, un voto contrario menos vale como un voto a favor

 

Una de las conclusiones sobre desinformación que se sacó en las anteriores elecciones norteamericanas fue que se pusieron en práctica estrategias de desincentivación del voto del oponente. Esto se puede hacer por dos vías: o bien tratando de convencer al votante de tu contrincante de que no vaya a votar, por ejemplo: campañas pagadas por decir que votar a Clinton era votar por los de siempre, que todos son iguales (¿suenan estas coplas?). O bien dándole información errónea sobre qué debe hacer para votar –recordemos que en el sistema norteamericano hay normalmente un proceso burocrático previo proactivo por parte del ciudadano–; así, se puede decir que no hay que ir a votar porque tu precandidato ya no está. También es importante conocer que es un país donde la publicidad negativa es aceptable de forma legal y ética.

 

Pues bien, Facebook, dentro de su política respecto a las elecciones –que comentaremos más ampliamente en el próximo punto–, ha dejado claro que la desinformación y la desmotivación al voto será uno de los aspectos que combatirá. Evidentemente, todo ello va ligado a los anuncios en Facebook, que han sido uno de los centros de debate más importantes y cuyos efectos en los resultados hace cuatro años más se estudiaron.

 

Como todo lo que se exporta de las campañas electorales estadounidenses, en España también se pudo ver una campaña en negativo –el «No contéis conmigo»–, que si bien fue inocua, sí fue una cata para futuras acciones.

 

 

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4. Curiosamente, Zuckerberg tiene tanto que perder (y ganar) como los dos candidatos finales

 

En las próximas elecciones estadounidenses, Facebook hará mucho dinero. La dinámica habitual de múltiples anuncios comerciales –a diferencia de la dinámica habitual de servicio público insertos nos los medios públicos en Cataluña y España) hace que haya muchas entidades, muchos bandos y cuantos más candidatos, más dinero para las plataformas sociales de anuncios donde se alojan también perfiles personales.

 

Pero también Facebook enfrenta los comicios como un reto de credibilidad y confianza futura. La crisis sobre la segmentación, Cambridge Analytica y algunos sesgos respecto a la forma en la que se posiciona han llevado a Mark Zuckerberg y su empresa al centro del debate. Dada la posibilidad de entrar en los contenidos colgados directamente por un usuario, parte del blindaje pasa por colgar un vídeo, un anuncio, con lo cual se dificulta la verificación y se da cobertura y protección al propio perfil. Así, basta con que los voluntarios de Trump difundan y viralicen el vídeo que hizo Trump sobre Biden. Por cierto, fue respondido por Warren en un nuevo vídeo donde introducía dudas de imparcialidad sobre Facebook. Y la neutralidad (aparente) de la red es uno de los principales valores que se han de preservar. Para entendernos, Facebook quiere que gane Facebook.

 

Facebook, e Instagram –no lo olvidemos–, quiere encarar las elecciones tratando tres principales aspectos: detectar y eliminar las posibles injerencias externas y ataques a las páginas de los candidatos (el enemigo ruso, de nuevo en el imaginario colectivo norteamericano); aumentar la transparencia sobre quién es quién, quién paga qué; y finalmente –como ya hemos comentado–, actuar para combatir la desinformación viral y las campañas destinadas a desincentivar el voto.

 

5. El respeto a la verdad es tan importante como el respeto al otro

 

No queremos dejar de considerar, finalmente, que, desde nuestro punto de vista, el respeto a la verdad es tan importante como el respeto al otro. De nuevo, en este sentido, Trump ha sido pionero en cómo bajar el combate político a las alcantarillas formales. En la Wikipedia podemos encontrar el listado completo de descalificativos empleados por Trump, pero pongamos algunos ejemplos que se explican por sí solos:

 

– Warren como Pocahontas.

 

 

 

– Sobre Joe Biden.

 

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– Evidentemente, también sobre Bernie Sanders.

 

 

 

 

Como habrán podido comprobar, son muchas y diversas las aristas que tienen que ver entre la política, la verdad y la desinformación. De nuevo, un caldo complejo donde el poder como adicción y la censura como tentación configuran un sistema político muchas veces idealizado, siempre inspirador, donde los poderes económicos juegan su papel, pero donde también el compromiso por parte de la ciudadanía, ya sea vía donaciones o vía campaña voluntaria, se produce, pues se siente parte activa (y no pasiva como espectadora). No hemos hablado expresamente del impeachment, que es un proceso que tomará mucha más relevancia cuando los candidatos estén claros, sobre todo si gana Biden. Habrá que seguir buenos verificadores como Snopes, Politifacts, o bien cómo los propios medios tradicionales hacen seguimiento de los debates.

 

Lo veremos en las redes sociales, lo seguiremos en espera, como siempre, de Jed Bartlet.

 

Cita recomendada

LÓPEZ-BORRULL, Alexandre. Elecciones presidenciales EE.UU. 2020: ‘Happy fake year!’ (y II). COMeIN [en línea], febrero 2020, no. 96. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n96.2010

comunicación política;  medios sociales;  periodismo; 
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