Antes de hacer el listado de libros que no tendré tiempo de leer durante las vacaciones, tenía pendiente echar un buen vistazo a Infocracia: la digitalización y la crisis de la democracia, el reciente libro de Byung-Chul Han. Ciertamente, estos libros que son una compilación de breves artículos/capítulos a veces tratan los temas con poca profundidad, pero en cambio permiten transmitir una idea destacada en cada una de las piezas. El filósofo coreano describe y se muestra crítico con algunos aspectos de la sociedad, a los que llama infocracia.
Como profesional de la información, nada más ver el título ya percibí que debía leerlo, que debía enfrentarme a la idea crítica que presentaba el autor. No hay que hacer demasiados spoilers para ver que el autor critica la relación (o hiperrelación) que tenemos con la información, y cómo esta nos está conduciendo a unas conductas y unas prácticas que Han censura.
Así, interpreta que la democracia está convirtiéndose en una infocracia, en contraposición o como deriva de lo que existía anteriormente, primero como mediocracia, entendida como el contexto en el que los medios de comunicación electrónicos destruían el discurso racional que provenía de la cultura del libro, y, más allá, la telecracia, donde, según el autor, el infoentretenimiento conduce al declive del juicio humano y hace entrar en crisis la democracia. Y en esta crisis se cuecen la infodemia, las fake news y la utilización del concepto que ya había descrito anteriormente Han, la psicopolítica, un sistema de dominación que, en lugar de emplear el poder opresor, utiliza un poder seductor que consigue que los hombres se sometan por sí mismos a la dominación.
Reflexiones sobre la infocracia
A raíz de esta lectura, ¿por qué me siento interpelado y a un tiempo ciertamente sacudido?
- En primer lugar, generacionalmente formo parte del mundo académico que empezó a describir y también a promover la sociedad de la información, así como sus ventajas, en la que la información constituía el vehículo de bienestar y cuyo logro puede vislumbrarse ahora como un problema. Cuando se producen momentos críticos, a veces puedes sentirte como si formaras parte de cierta estafa piramidal a la que hemos conducido a la sociedad, al prometer que la evolución sería solo positiva. Evidentemente, los beneficios parecen ser todavía superiores a las pérdidas, pero te das cuenta de que el optimismo y el entusiasmo no son los mismos. Tal y como sucede con las redes sociales, el péndulo de la información no se sitúa solo en la parte positiva, sino que el lado oscuro pesa, y mucho. Los docentes de mi generación hemos formado a estudiantes hablando de Google y de sus ventajas (sobre todo frente a AltaVista), de una sociedad mejor en la que el intercambio de información sería el núcleo económico y de servicios, de las redes sociales y sus ventajas para comunicarnos. Y todo es cierto, pero al mismo tiempo se debe hacer hincapié en sus riesgos y sus posibles consecuencias.
- De la idea democratizadora de internet y la información hemos pasado también a estadios críticos en relación con la desinformación. Si bien anteriormente solo los Estados y los grandes grupos de poder podían permitirse la propaganda y la manipulación del gran público, hemos visto que lo que hemos democratizado es el acceso a la desinformación y a la mentira, donde múltiples pequeños actores y grupos de interés son capaces de generar ingentes mentiras y teorías de la conspiración que pueden resultar globales y generar perjuicios (ya sea en cuanto a vacunación, confianza en las instituciones...), o bien actuar como esclusa de la ultraderecha. Es en este contexto en el que la infocracia expresada por Han también adquiere un cariz negativo, en el que Trump y su acceso al poder dan sentido a lo que agentes como Alex Jones definen como guerras de la información, y que para Han ejemplifica perfectamente la infocracia, al volverse un infoguerrero luchando contra el establishment. El autor tiene una gran capacidad para construir frases que funcionan como losas y que no te dejan indiferente, por ejemplo: «La democracia se hunde en una jungla impenetrable de información», o «la información corre más que la verdad, y no puede ser alcanzada por esta».
- Me interpela también porque estamos reduciendo la visión de lo que es crítico. Un fenómeno que se inició con las tecnologías de la información y la comunicación (de la que también fuimos grandes abanderados), en las que se empezó a ver la dualidad de su potencial, la capacidad para moldear la sociedad también en un sentido negativo. Posteriormente, le ha tocado el turno a las redes sociales y plataformas, se ha pasado de la visión casi apologética a la crítica como lugar común. Finalmente, ahora llegamos a la unidad mínima que intercambiamos y a la que damos valor: la información. Y esta me llama la atención porque llevamos años asumiendo la visión de los profesionales de la información que, por lo tanto, sería nuestra materia prima. Intuyo que la sensación es parecida a la de los físicos nucleares, que ven cómo su estudio, lo que les apasiona, es capaz de lo mejor y de lo peor, según el uso que el hombre haga de este conocimiento.
- Y, finalmente, me interpela porque no puedo ser neutro. Llevo ya algunos años estudiando los efectos perversos de la información y el lado oscuro de la desinformación, así como sus efectos en la visión secundaria que se tiene de la verdad (que no es solo posverdad), de manera que acabo también el curso pensando y con la voluntad de reflexionar sobre si somos parte del problema y, en especial, sobre cómo podemos ser parte de la solución. Me sucede lo mismo con el concepto, en parte similar y en parte también crítico, que Daniel Inneranity expone cuando habla de la sociedad del desconocimiento. Pienso que también se lo debemos a todas esas generaciones que hemos formado en un positivismo informacional, cuando este ahora ya no parece existir.
En cualquier caso, aprovecho para desear a todo el mundo unas buenas vacaciones y pensamientos positivos para el próximo curso. Sí, siendo profesionales de la información, no solo debemos ser los mejores gestores, etiquetadores y curadores, sino que también debemos ser capaces de ser pensadores, y reflexionar de manera colectiva e interdisciplinaria sobre cómo vemos todo esto. Por lo tanto, manos a la obra.
Para saber más:
HAN, Byung-Chul (2022). Infocracia: la digitalización y la crisis de la democracia. Barcelona: Taurus.
Citación recomendada
LÓPEZ BORRULL, Alexandre. ¿Por qué me interpela la idea de infocracia de Byung-Chul Han? COMeIN [en línea], julio 2022, no. 123. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n123.2251