El
cinemagraph fascina tanto como perturba. El término fue acuñado por la fotógrafa
Jamie Beck y el artista gráfico
Kevin Burg quien comenzó a jugar con el GIF animado en 2009. Ambos, que son los considerados los padres del
cinemagraph, decidieron juntar sus respectivas disciplinas y vieron que el resultado funcionaba visualmente. Así, en la Semana de la Moda de Nueva York en 2011, crearon una serie de fotografías en movimiento que causaron furor.
Fuente: http://cinemagraphs.com/
Lo que para algunos autores como Caldwell (2012) era una nueva modalidad fotográfica, otros como Niewland (2012) decían que eran simples GIF debido a que el movimiento de la acción animada funciona en bucle. Miao Xiaoyu y Zhenhui Jiang (2018) por su parte, lo relacionaban con la animación a pesar de especificar su diferencia respecto a ésta. Y todos tienen su espacio de razón. El cinemagraph es a su vez, fotografía, vídeo, animación gif, siempre caracterizado por la dualidad que supone la coexistencia del movimiento y la quietud en una misma imagen que es posible a partir de un sistema de capas y una acción de enmascarado que permite conjugar el juego estático-dinámico y que influye en la atención visual y el interés por el producto o escena que se muestra en la imagen. Pero no por ello tenemos que trazar límites infranqueables, sino que bien permite un baile de disciplinas y mezcolanzas en las fronteras de lo que es y de lo que no es. Al final se trata de un recurso de identidad inter-mediada, como el resultado de la interacción de distintos medios y disciplinas que es.
En cuanto a los ámbitos de aplicación del
cinemagraph, la
publicidad ha visto en él un mundo por explorar; quizás porque como indica el propio Burg: “La gente no puede dejar de mirar las imágenes [...] y eso es exactamente lo que quiere la industria publicitaria" (en
Marketing Directo, 2015). Esto,
sumado a su consumo rápido y a su capacidad de destacar una región o un detalle de la imagen mediante movimiento, ha hecho que se convierta en un formato interesante para ser usado en redes sociales. Mismo consumo que un video o una foto, pero con mayor impacto. Así lo proponían autores como Toet
et al. (2017) o Park y Rhee (2014) según los cuales usar un
cinemagraph produce mayor intención de compra.
Es por ello por lo que ahora podemos ver en redes sociales como Twitter, Facebook o Instagram, cinemagraphs de bebidas (en los que se enfatiza la caída, el color o el burbujeo del líquido en sí, dejando el resto estático), otros de comida que despiertan nuestro apetito aplicando el movimiento a la región de humo o a determinados brillos (haciéndola más suculenta y apetecible), u otros que más que servir para mostrar cualidades pretenden conectar emocionalmente con nosotros evocándonos recuerdos, creando atmósferas o provocándonos determinadas sensaciones.
Y eso mismo que nos llega a través de la publicidad podemos hacerlo nosotros mismos a través de cada vez más apps que simplifican lo que un tiempo atrás era un trabajo que requería grandes conocimientos técnicos y un acurada dedicación y maestría. No en vano han proliferado los programas para crear cinemagraphs, tales como Clipets, Cinemagraph: Motion on Photo, MaskArt, Cinemagram o Motion on Picture-Cinemagraph Effect, de la mano de Microsoft, GreenEye Developers, Photo and Video Creative Labs Inc., Factyle Inc. o Step Soft LLC, respectivamente.
Para saber más:
Caldwell, D. 2012.
Cinemagraphs. [Consulta: 12 de diciembre de 2018]
[Consulta: 10 de enero de 2019]
[Consulta: 20 de diciembre de 2018]
Park, J; Rhee, C. 2014. “Cinemagraph Image Study for the Online Food Marketing”. Agribusiness and Information Management, 6, 1, pp. 12-19.
[Consulta: 15 de enero de 2019]
[Consulta: 5 de enero de 2019]
Cita recomendada: MARTORELL, Sandra. 'Cinemagraph': un recurso gráfico 'all in one'.
COMeIN [en línea], mayo 2019, no. 88. ISSN: 1696-3296. DOI:
https://doi.org/10.7238/c.n88.1934.