Número 100 (junio de 2020)

Periodismo de proximidad en tiempo de crisis: importancia de los datos desagregados

Patricia Estévez Jiménez

Los gráficos del desarrollo de la pandemia han tomado una relevancia esencial. Desde el inicial “aplanemos la curva” hasta el momento actual de desescalamiento, rara vez la expresión visual de los datos se había convertido en lo más importante para entender cómo se supera una crisis. Sólo durante el mes de marzo, el acceso a la comunicación de proximidad se ha incrementado un 158% según Comscore, pero la información visual desagregada no está siendo uno de sus focos por falta de recursos. Los medios de proximidad son elementos clave para el sostenimiento de nuestra democracia y el derecho a la información. Ahora más que nunca, necesitarán el apoyo de la ciudadanía a la que sirven.

Si algo ha traído la pandemia de la COVID-19 a los medios de comunicación son visualizaciones de datos. Es conocido el cuadro de mandos mundial con actualización diaria de la pandemia de la Facultad de Medicina de la Johns Hopkins University. También han sido omnipresentes las piezas que nos explican el crecimiento exponencial de la enfermedad, como el gráfico del Washington Post o las curvas logarítmicas de casos acumulados de El País, y la curva con media suavizada a 7 días del Financial Times y el resto de su trabajo con datos, en abierto estos días.

 

Pero también se han realizado gráficos más en detalle. Los gráficos del colectivo Storydata en colaboración con Crític (por ejemplo, el que muestra la afectación de la enfermedad en municipios catalanes o “Ocho gráficos sobre la desigualdad”), en Valencia Plaza, muestran la información por provincia de la Comunidad Valenciana, y también lo han trabajado en EiTB para el País Vasco, por poner sólo algunos ejemplos.

 

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Según Comscore, el consumo de noticias locales en España ha crecido un 158%, frente a una subida del 87% en el consumo de medios generalistas y un 83% en noticias sobre salud. Y todo ello a pesar de que el estudio sobre desinformación en tiempos de coronavirus del Reuters Institute cifra en solo un 51% el nivel de confianza en los medios de comunicación del país (el más bajo de los seis países estudiados). Por mucho que nos interese la información sobre el desarrollo de la pandemia en otras partes del mundo, o incluso en cualquier comunidad autónoma, no podemos engañarnos: lo que más nos importa es lo que pasa a nuestro alrededor, sobre todo en este momento de desescalada en el que las estadísticas van a ser uno de los elementos clave para tomar decisiones. Y para informar, por encima de los demás, los medios de proximidad tienen una importancia esencial.

 

Esta importancia de los medios de proximidad se encuentra en la misma evolución del concepto, del cual Miquel de Moragas hace un repaso. Identifica el nacimiento del término televisión de proximidad en la Francia de finales de los 80, relacionado con una comunicación que no solo es local sino que va más allá: “proximidad significaba anclar la polisemia de lo local con las nociones de territorio, identidad, pero también de complicidad entre emisores y audiencias y, muy importante, como marco competencial del nuevo sistema audiovisual democrático”. O, como explicaba en el libro Televisión de proximidad en Europa. Experiencias de descentralización en la era digital, junto a Carmelo Garitaonandía y Bernat López, “tiene que ver con la idea de que entre la emisora y sus receptores existe un escenario de experiencias compartidas, cosa que, en definitiva, se verá reflejada en los contenidos de la programación.

 

En tiempos de crisis extremas como la que estamos viviendo, el periodismo de proximidad es el que mejor entiende la función social del periodismo: el bien social que supone llevar la información esencial, veraz y contrastada que la ciudadanía necesita para descodificar la realidad, para conocer el contexto, más allá de la gran cantidad de interacciones individuales que podemos establecer en nuestro día a día gracias a las facilidades de la comunicación electrónica. Para poder tener garantizado su derecho a la información, a fin de cuentas.

 

Y para entender la realidad de la pandemia en la zona en la que vivimos, necesitamos datos desagregados, algo que está comenzando a tomar relevancia esencial con la desescalada. La evolución de la enfermedad en las poblaciones ha sido muy desigual por muchas razones diferentes, y no solo la obvia de la mayor concentración poblacional. En Extremadura, por ejemplo, donde resido, la pandemia se ha cebado con la provincia de Cáceres especialmente, de menor población con respecto a la de Badajoz, pero con mayor contacto laboral y social con Madrid, entre otras posibles causas para su multiplicada incidencia. Aunque se ha ofrecido información de este hecho desde el principio, con datos diarios de la Junta de Extremadura por área sanitaria (Extremadura cuenta con ocho áreas diferenciadas), y los medios de comunicación han cubierto bien esa diferencia en textos y piezas en televisión y radio, lo cierto es que en lo gráfico la mayoría se han limitado a aportar análisis visuales de curvas y barras por comunidad autónoma, o algún mapa con cifras, sin ofrecer análisis por áreas sanitarias, ni tan siquiera provinciales. El dato que sí ha ofrecido cobertura desagregada provincialmente ha sido el de la tasa de letalidad, ya que Cáceres ostenta por ahora el triste titular de ser la provincia de España con la mayor tasa de todas ellas. En ese sentido, Canal Extremadura ha sido el único en ofrecer la tasa por área sanitaria gráficamente, y en general es el medio que más información visual está aportando durante la crisis.

 

No creo, de todas formas, que esta falta de cobertura haya sido fruto de un mal proceder periodístico, ni mucho menos: es la falta fundamental de manos, de personal. Por ello, a principios de abril decidía aportar mi granito de arena a la comunidad con un sencillo blog y un perfil de Twitter en los que, poco a poco, he ido aportando ese análisis desagregado, dentro del espíritu de complementar la información, de cubrir aquello que mis medios de proximidad en este caso no estaban cubriendo, y que yo entendía esencial para la población.

 

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Más allá de iniciativas personales, la clave es la importancia de la comunicación de proximidad para entender lo que nos rodea y participar en nuestras sociedades, y la situación que yo he podido experimentar en Extremadura no es muy diferente en la mayor parte de comunidades autónomas, no hay más que pasearse por internet para darse cuenta de ello. Todos los medios de comunicación están pasando por malos momentos en la actualidad por la caída en picado de la publicidad y, previsiblemente, lo pasarán peor en el futuro inmediato por la situación económica. Esta coyuntura es especialmente grave para los medios de proximidad, de lo que alertaba a finales de marzo la Associació de Mitjans d’Informació i Comunicació (AMIC), que integra 413 medios de comunicación cuya “riqueza está en la diversidad y la proximidad”. Como decía el comunicado, no podemos olvidarnos de que “el bienestar de una democracia de calidad se basa en la libertad de prensa y en el derecho a la información libre y plural. Los medios de proximidad así lo garantizan”. No debemos, pues, dejar de apoyar a estos medios, con los recursos a nuestro alcance, para que puedan seguir creciendo, y con ello, nuestros derechos y nuestra democracia.

 

Cita recomendada:

ESTÉVEZ JIMÉNEZ, Patricia. Periodismo de proximidad en tiempo de crisis: importancia de los datos desagregados. COMeIN [en línia], junio 2020, núm. 100. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n100.2043.

periodismo;  diseño;  gestión de la información;  medios sociales;  comunicación de crisis;  investigación; 
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