22/12/21 · Salud

«En España no tenemos derecho a tener un menú vegano ni en las escuelas ni en los hospitales»

Marta Martínez, profesora colaboradora del máster universitario de Nutrición y Salud de la UOC e influenciadora en el ámbito del veganismo

«Muchas organizaciones trabajan en estos momentos para intentar incluir a la industria ganadera y agropecuaria en la reducción de emisiones de CO<sub>2</sub> y metano». (Foto: Carolina Álvares)

«Muchas organizaciones trabajan en estos momentos para intentar incluir a la industria ganadera y agropecuaria en la reducción de emisiones de CO2 y metano». (Foto: Carolina Álvares)

Marta Martínez, profesora colaboradora del máster universitario de Nutrición y Salud de la UOC e influenciadora en el ámbito del veganismo

 

Marta Martínez, profesora colaboradora del máster universitario de Nutrición y Salud de la UOC, es una conocida influenciadora en el ámbito del veganismo. En esta entrevista explica cuáles son las bases históricas, y también las políticas, del veganismo. Destaca que la lucha del veganismo no es la reducción del consumo de carne en el contexto de la batalla contra el cambio climático. El veganismo beneficia estos objetivos medioambientales, pero su lucha se centra en incluir a los animales en el sistema de valores. En esta conversación, Martínez admite que las fiestas navideñas pueden representar un problema para las personas veganas debido a la intransigencia de otras personas hacia sus hábitos alimentarios.

 

Marta Martínez, profesora colaboradora del máster universitario de Nutrición y Salud de la UOC, es una conocida influenciadora en el ámbito del veganismo. En esta entrevista explica cuáles son las bases históricas, y también las políticas, del veganismo. Destaca que la lucha del veganismo no es la reducción del consumo de carne en el contexto de la batalla contra el cambio climático. El veganismo beneficia estos objetivos medioambientales, pero su lucha se centra en incluir a los animales en el sistema de valores. En esta conversación, Martínez admite que las fiestas navideñas pueden representar un problema para las personas veganas debido a la intransigencia de otras personas hacia sus hábitos alimentarios.

El veganismo, a pesar de que actualmente ha cogido impulso, registra unos antecedentes históricos sólidos.

El veganismo, tal como lo entendemos hoy en día en Occidente, nace en los años cincuenta en el Reino Unido. Hay una parte de la Vegetarian Society que pasa a denominarse Vegan Society. Con este cambio de nombre se introduce la diferencia entre ser vegetariano y ser vegano. El vegetarianismo es muy antiguo y muchas culturas anteriores lo han seguido. En otras partes del mundo, como por ejemplo Asia, encontramos valores similares a los del veganismo actual. Aquí, en Europa, la idea de no explotar a otros animales, que no es solo cuestión de no comerlos, sino también de no explotarlos como hacen las industrias láctea, de los huevos o peletera, es un poco posterior. El motivo de acuñar vegan, que es como una especificación de vegetarianismo, es porque querían llevar el veganismo más allá de la alimentación e incluir en el término todos los ámbitos de la vida.

Una cosa es el veganismo desde la visión europea y otra son las culturas que ya lo integraban. En los años cincuenta, ¿se inicia como un tipo de activismo político?

A mí me gusta entenderlo como legalmente lo ven en el Reino Unido, porque es más efectivo. Se puede ver como un tipo de activismo político, pero el veganismo también puede ser una creencia filosófica, sin la connotación que la palabra tiene aquí. Los pitagóricos ya eran vegetarianos, otros grupos y movimientos de Europa anteriores también tenían a vegetarianos como miembros. No es una novedad o invento del Reino Unido, aunque ahí es donde ha cogido fuerza en nuestros días y donde hay un alto porcentaje de veganos, y también de marcas veganas.

Culturas antiguas en las cuales no se consumen animales ha habido, sobre todo si pensamos en el budismo o en el jainismo. Es un fenómeno que a lo largo de los años ha ido pasando por todo el planeta. Sí que es verdad que se han expandido con mucho más éxito las ideas de explotación de los animales vistos como un recurso gratuito, porque, por ejemplo, no pagamos a la vaca por el ternero o la leche porque el animal no tiene ningún derecho sobre su vida ni su producción.

En tu caso, ¿cómo llegaste a ser vegana?

A partir de los diecinueve fui vegetariana y hace unos diez años que soy vegana, y tengo cuarenta y dos. Como mucha otra gente vegetariana, llega un momento en que piensas que no necesitas consumir animales. Hace más de veinte años teníamos pocos referentes. Tuve la suerte de que un amigo de la universidad lo era. Si no tienes algún conocido que lo sea, se te hace más difícil empezar. Es más fácil si en tu ambiente hay gente vegetariana y vegana. Este era mi caso, porque en los ambientes de la subcultura del punk rock y el hardcore es bastante habitual. Son movimientos contraculturales en los que la gente se cuestiona muchos aspectos políticos y sociales, sin preocuparse por dar explicaciones. Esto también me facilitó tener una visión más amplia, puesto que estar dentro de la escena hardcore de Barcelona me permitió conocer a gente vegana de otros países. Gente que tenía acceso a libros, recetarios y con un discurso alrededor del antiespecismo muy elaborado. No es simplemente dejar de comer carne, es todo lo que comporta en el ámbito social, económico, familiar y laboral. Para mucha gente acaba siendo más problemático lo que comporta ser vegano que serlo.

¿Es el veganismo una opción válida para todo el mundo?

Puede serlo, sí. Conozco a gente de todo tipo, desde personas con problemas económicos graves hasta personas con problemas de salud también muy graves para quienes esta condición no supone un obstáculo. Realmente, en lo relacionado con la salud es muy complicado que alguien no pueda ser vegano, pero sí que debemos tener en cuenta sus circunstancias económicas y personales. No es porque la cesta de la compra de una persona vegana sea cara.

En general, es un tema que tiene una parte cultural y otra económica: es más complicado cuando tienes pocos ingresos porque es más difícil tener tiempo, tanto para comprar como para reaprender a cocinar.

Hay una idea extendida que dice que, si optas por el veganismo, todo será más caro, aunque también puedes comer diariamente legumbres, que siempre serán una opción más económica que la carne roja, por ejemplo.

Claro, las legumbres son muy baratas. Pero hay dos cosas para tener en cuenta. Una es que realmente la cesta de la compra no es más cara si basamos las ingestas de una persona vegana en legumbres, cereales integrales, fruta y verdura. Esto no es más caro. El precio de la pasta y la harina es igual para todo el mundo. Si comparamos la carne animal de buena calidad con la carne vegetal de buena calidad, esta carne continúa siendo más barata. La segunda es que estamos inundados de opciones lácteas y cárnicas de muy baja calidad, que están muy subvencionadas. Hay productos animales que, si no fuera por las subvenciones, no existirían o serían mucho más caros. No hay subsidios para las carnes vegetales. Hasta hace poco todo ha sido iniciativa privada, si bien ahora empieza a haber iniciativa pública. Hay que pensar que las inversiones de la política agrícola común (PAC) de la Unión Europea (UE) son subvenciones pensadas para el sector cárnico y ganadero. No podemos comparar estos productos con los veganos, que no tienen este apoyo económico, legislativo e institucional.

La Comisión Europea prepara un conjunto de medidas para combatir el cambio climático y ser neutros en el 2050. ¿Crees que se introducirán medidas que beneficien los cambios en la dieta?

Muchas organizaciones trabajan en estos momentos para intentar incluir a la industria ganadera y agropecuaria en la reducción de emisiones de CO₂ y metano, y también de consumo de recursos. Es una industria muy poco eficiente. Por ejemplo, si no se incluye al metano dentro de las políticas de reducción, nos estaremos quedando muy cortos. Es posible que se legisle en este sentido, porque a escala científica hay estudios avalados por la Organización Mundial de la Salud, Naciones Unidas y otras organizaciones —y no de organizaciones veganas— que nos dicen que debe rebajarse el consumo de carne para llegar a los objetivos fijados. Si no se hace nada para reducir este consumo, no sé si el resto de políticas tendrán efecto. Tengo la sensación de que quieren decir que están haciendo algo sin tocar un sector muy provechoso. No sé si se hará algo que realmente sea efectivo, una reconversión de todo el sector, o simplemente acciones de green washing.

Parte del cambio depende de aspectos culturales. ¿Cómo se puede impulsar el cambio?

Ahora mismo estamos en mínimos. En España no tenemos derecho a tener un menú vegano ni en las escuelas, ni en los hospitales, ni tampoco en las residencias o los centros penitenciarios. Para empezar, habría que regular los mensajes que se transmiten a la ciudadanía y no permitir que los grupos de presión marquen lo que puede decir y hacer la industria de productos vegetales. Se ha querido legislar en contra de que las marcas de productos vegetales informen de los beneficios climáticos frente a los competidores y de la reducción de CO₂ o agua que se consigue con un producto vegetal. Ya no es solamente que el gobierno y la administración hagan campaña para rebajar el consumo de productos animales, es que las mismas marcas vegetales deben poder usarlo en su marketing. Este es en el nivel en el que estamos en Europa. Debería haber más transparencia y la información debería fluir y estar a disposición de toda la ciudadanía. En Cataluña, por ejemplo, en la cuestión de los cerdos y los purines, solo la gente que tiene el problema delante lo conoce, pero el resto del territorio no. De hecho, hace poco se ha publicado un artículo de investigación sobre cómo afecta a la ganadería porcina catalana la deforestación del Amazonas. Este artículo del Ara no ha abierto telediarios, cuando mucha gente cree que el Amazonas se deforesta por culpa del tofu de los veganos, cuando la soja que se cultiva, transgénica, se usa para engordar animales de consumo.

¿Qué preguntas debe hacerse alguien que quiera iniciarse como persona vegana?

Las preguntas más o menos ya se las hace todo el mundo muy correctamente: de dónde saco la proteína, el calcio y el hierro. Estas son las tres preocupaciones básicas, además de la vitamina B12. Las preguntas se plantean enseguida, tan pronto como empieza la transición. Hay mucha información en internet, pero el problema es que también hay mucha desinformación. Lo ideal, si no tenemos una buena formación alimentaria, es consultar con nutricionistas actualizados. El problema, en una población trabajadora con la renta per cápita tan baja, es que no tenemos nutricionistas en la atención primaria. Se puede hacer una primera consulta privada con un nutricionista actualizado para que te dé ideas y simplemente te explique cómo hacerlo bien, según tu estilo de vida y necesidades. Recomiendo, antes de ir a internet, leer libros de nutricionistas que se basen en evidencias científicas, divulgativos y enfocados al público en general. Si tienes la información nutricional suficiente, puedes hacer el cambio tú mismo, como lo hemos hecho la mayoría, y estar bien de salud.

Para alguien a quien no le guste cocinar, ¿puede ser muy aburrido el veganismo? ¿Cómo puede hacer variaciones de menú?

Es lo mismo que si come carne y pescado. Se trata de pasar de un hábito a otro. En casa es mucho más fácil de lo que parece, porque tenemos el control de lo que compramos. Acabas teniendo tus marcas favoritas, haciendo la compra en el mismo tiempo, yendo al mismo lugar y cogiendo lo mismo. Eso sí, hay una transición de tiempo en el que puedes estar perdido. Entonces, van bien los grupos de Facebook o las redes sociales, que al final es donde la gente encuentra ayuda. En España no tenemos a nuestra disposición muchas indicaciones por parte de la administración pública; necesitamos más guías al respecto. También es una buena opción apuntarse a cursos de cocina. Aunque no te guste cocinar, hay opciones rápidas, como el batchcooking, donde en una tarde cocinas para toda la semana. Se puede ser vegano, estar bien de salud y comer prácticamente solo abriendo botes, ¡las legumbres se venden en botes! Es cierto que hay mucha gente a quien no le gusta la verdura, pero también hay quien la redescubre consumiéndola de otro modo.

¿Un vegano no puede caer nunca en el pecado de comer carne?

Una persona vegana no come carne voluntariamente, en circunstancias normales. Si tú no ves los animales como comida, ya no te los comes. Sin embargo, de nada nos sirven cinco personas veganas perfectas. Lo que queremos es que todo el mundo sea vegano, lo más vegano posible. Es mucho más útil. También hay que decir que en el ámbito climático y ambiental se valora la reducción, pero el veganismo y el antiespecismo son otra cosa. Las personas veganas no defendemos solamente la reducción del consumo de carne, sino también la inclusión de los animales en el sistema de valores y de derechos. El veganismo es una lucha que va más allá de la crisis climática, nosotros ponemos a los animales en el centro.

¿Cómo se integra una persona vegana en las fiestas navideñas? ¿Le resulta una festividad conflictiva?

La Navidad es una época conflictiva. Hay gente que pasa la Navidad sola por este tema. No porque quiera, sino porque se encuentra con un nivel de intransigencia bastante alto por parte de algunas personas. Si te toca en tu familia, lo tienes más difícil; nadie quiere pasar una cena festiva escuchando comentarios desagradables. Normalmente, los problemas van desde que deciden comer cochinillo el día que vas tú, y tú no lo quieres ver, hasta que no preparan nunca comida para ti, ni te dejan llevar la tuya. O que te dicen que te preparan comida y luego no lo hacen y no puedes comer. Cualquier historia que te puedas imaginar ocurre y, por desgracia, muy habitualmente. De hecho, hay casos de personas a quienes les han dicho que su plato no llevaba carne o lácteos y sí llevaba, con el peligro que esto puede comportar.

¿Qué puede pasar?

Si la persona hace tiempo que no come carne y lácteos es muy probable que sea intolerante a la lactosa o tenga problemas de digestión. O que se entere en ese momento y pase tres días mal, por la indigestión y la situación vivida, que puede ser muy traumática. También hay el peligro de que te encuentres con que cuestionan tu sistema de valores y creencias, lo que comes o tu salud. Hay quien pregunta por curiosidad, otros lo hacen con malas intenciones. Estas actitudes, lamentablemente, continúan pasando en la mesa, tanto en cenas de empresa como en comidas familiares.

Por supuesto, muchas familias y amigos sí que respetan nuestros valores, y podemos pasarlo bien en las fiestas. Con todas las opciones que tenemos ahora, podemos disfrutar de una comida festiva y 100 % vegetal.

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