«La COVID-19 acelera la transición de la UOC hacia una organización digital»
Antoni Cahner, gerente y director general de la UOC
Antoni Cahner, gerente y director general de la UOC
Todo apunta a que los efectos económicos de la pandemia, más o menos rápidamente, incidirán negativamente en la actividad económica mundial, a pesar de que sus efectos sean diferentes por países y territorios, y por sectores y empresas. En un contexto como este, los expertos dicen que las organizaciones que estén mejor preparadas para conseguir nuevas e innovadoras formas de ventaja competitiva y las que se adapten continuamente al cambio son las que saldrán mejor posicionadas. ¿Es este el caso de la UOC? Nos lo cuenta el gerente y director general de la UOC, Antoni Cahner, en esta entrevista.
Todo apunta a que los efectos económicos de la pandemia, más o menos rápidamente, incidirán negativamente en la actividad económica mundial, a pesar de que sus efectos sean diferentes por países y territorios, y por sectores y empresas. En un contexto como este, los expertos dicen que las organizaciones que estén mejor preparadas para conseguir nuevas e innovadoras formas de ventaja competitiva y las que se adapten continuamente al cambio son las que saldrán mejor posicionadas. ¿Es este el caso de la UOC? Nos lo cuenta el gerente y director general de la UOC, Antoni Cahner, en esta entrevista.
¿Cuáles son los retos que tiene la UOC para ser una organización plenamente digital?
Trabajamos en escenarios de futuro que afectan a nuestra organización y hemos concretado cuatro ámbitos sobre los que hay que priorizar la estrategia. Uno de estos ámbitos es convertirse en una organización digital en una nueva era global. La UOC es digital desde el punto de vista de la actividad que hace de puertas afuera, pero de puertas adentro aún no lo somos del todo. Por lo tanto, ahora tenemos que empezar a pensar en la transición hacia una organización digital y en cómo abordamos esta transformación de forma integral.
¿Qué impacto puede tener la pandemia y sus consecuencias potenciales en clave de crisis económica?
Al empezar la pandemia, trabajamos en un worst case, o sea, en el escenario más desfavorable posible, e hicimos una hipótesis que básicamente decía que, en el peor de los casos, pensábamos que habría un descenso del 10 % en la primera matrícula de los grados y del 15 % en la matrícula de los másteres y las titulaciones propias, y que tendría un impacto del 5 % en las rematrículas. Económicamente, en números generales, esto podía significar una reducción de unos 6 millones de euros en el capítulo de los ingresos y un impacto de 4 millones en los recursos disponibles. Pero las cifras de las que disponemos nos dicen que este worst case no se producirá.
Parece que la campaña de matrícula va mejor que la del año pasado. Esto habrá que acabar de confirmarlo, pero todo parece indicar que vamos hacia un escenario en el que para este 2020 cumpliremos con las previsiones presupuestarias e, incluso, podemos tener un pequeño repunte positivo en el capítulo de ingresos. Tenemos que ver si este efecto se consolida, porque puede ser coyuntural.
Otra cosa es qué ocurrirá en los próximos años, porque claramente hay un doble efecto: por un lado, parece que se produce una decantación, no solo de los estudiantes habituales de la UOC, sino también del público joven, hacia la formación en línea, pero a la vez también tenemos un impacto muy negativo de la crisis económica. Todo apunta a que habrá más personas en el paro y, como consecuencia de ello, menos gente con capacidad de contratar formación. Por lo tanto, aunque ahora podamos tener un pico positivo, de cara a 2021 y los años posteriores, si la crisis económica y la bajada del PIB se confirman, también podemos tener un descenso de la demanda porque la gente habrá perdido el trabajo y no estará en disposición de seguir matriculándose en la universidad.
¿Cómo afectan a la UOC las novedades en relación con el decreto de precios públicos de la Generalitat para el curso 2020-2021?
El nuevo decreto de precios, que se publicó en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC) el 30 de junio, rebaja un 30 % el precio de las matrículas de las universidades públicas catalanas que lo habían subido un 66 % en el curso 2012-2013. En el caso de la UOC, no se aplica esta reducción porque el incremento fue mucho menor entonces (un 2,9 %) y también en total durante estos últimos años (un 8,8 %).
Por lo tanto, el nuevo decreto regulariza en parte esta situación y responde a la contención de precios que la UOC ejecuta desde los últimos siete cursos. Durante todos estos años, la UOC ha llevado a cabo una política de no incrementar el coste de la matrícula por encima de la inflación anual.
En cuanto a la cuestión de cuánto costará estudiar en la UOC en el próximo curso, se especifica que el precio del crédito de los grados y los másteres universitarios que habilitan para el ejercicio de una profesión regulada no se modifica. Específicamente para los másteres no habilitantes, se añade una nueva franja que iguala el precio del crédito para todas las universidades públicas catalanas y la UOC (46,11 euros). En la UOC, hasta ahora los másteres no se diferenciaban por tipología y se les aplicaba un precio de crédito homogéneo. Sin embargo, el decreto incorpora un artículo que permite al Patronato de la UOC aplicar bonificaciones hasta un máximo de un 30 %, de acuerdo con los criterios que establezca. Aplicaremos esta posibilidad para minimizar el impacto en el precio de los másteres no habilitantes y esperamos aprobarlo en la próxima reunión del Patronato de este mes de julio.
Si se observa la letra pequeña, las diferencias son muy pocas. En el caso de una persona que desee matricularse en la UOC, aunque el precio siempre es importante, realizaremos los ajustes que podamos para que la diferencia de precio con el resto de universidades públicas sea suficientemente pequeña como para que no se convierta en una barrera insalvable para poder estudiar de forma flexible y no presencial.
Todo esto contrasta con el hecho de que parece que algo se mueve en la educación superior privada. En el último año y medio, dos fondos de inversión con sede en Londres han comprado sendas universidades en Madrid. Además, recientemente, también hemos sabido que Alicia Koplowitz ha invertido 7,8 millones de euros en la empresa Proeduca Altus, propietaria, entre otros, de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). ¿El futuro de la UOC pasa por ahí?
Desde el punto de vista del entorno macroeconómico, la formación es un sector en crecimiento y atractivo para los fondos de inversión, porque hay pocos sectores que tengan crecimientos anuales por encima de dos dígitos porcentuales. Esto llama a los inversores y, por lo tanto, atrae capital, lo que provocará que cada vez tengamos una competencia más agresiva y con actores que tendrán una importante capacidad de inversión y que serán auténticos competidores que en ningún caso no podemos despreciar.
En el caso de la UOC, debemos seguir con nuestra estrategia de mantener la competitividad mediante la consecución de recursos propios para competir en el sector, que cada vez es más agresivo. La estrategia de crecimiento sostenible compatible con altos niveles de calidad sigue siendo clave. En ningún caso nos planteamos ir a buscar recursos mediante fondos de inversión, porque lo que hace diferente a la UOC del resto de universidades privadas en línea que salen en el mapa actual es que somos una universidad non-profit. Es decir, somos una fundación sin ánimo de lucro, con un mandato público y con vocación de servicio público que queremos conservar, y eso pasa por estar sometidos al Decreto de precios públicos y que la Generalitat subvencione una parte de nuestro presupuesto mediante un contrato programa vinculado a objetivos.
La Generalitat subvenciona una parte del presupuesto de la UOC y lo hace mediante un convenio programa vinculado a objetivos. ¿Cabe la posibilidad de que haya un recorte de la subvención pública?
A corto plazo no hay que sufrir, porque ya estamos negociando el convenio programa para los próximos cuatro años. Todo hace indicar que seguirá el mismo nivel de financiación que hemos tenido hasta ahora. Sin embargo, si se consolida el descenso de la matrícula en las universidades presenciales, entonces los números no cuadrarán. Las universidades presenciales tendrán menos ingresos y eso el Gobierno deberá compensarlo de algún modo.
Habrá que ver, pues, cómo el Gobierno lo hace cuadrar y si apuesta por potenciar la UOC y ponerla en el lugar que le corresponde, complementando el sistema y como una respuesta necesaria y de calidad para la formación a lo largo de la vida de la sociedad catalana y del mundo.
¿Qué papel puede tener la filantropía como nueva fuente de financiación?
Es uno de los temas que estamos trabajando desde el Consejo de Dirección. Pronto habrá novedades organizativas para tratar de reforzar este ámbito y para facilitar que pueda abordarse de forma más transversal a la organización, incorporando el punto de vista de las relaciones institucionales y también la red de alumni. El objetivo es trabajarlo de forma más profesionalizada tomando como referencia el modelo anglosajón, pero, eso sí, teniendo en cuenta hasta qué punto este modelo puede funcionar aquí. En el caso de Estados Unidos y del Reino Unido, este sistema está muy establecido y es una fuente de financiación normal. Ahora bien, en el caso español y europeo, en general, este tema cuesta más. Por lo tanto, tendremos que trabajar y ver qué resultado da, pero la idea es reforzar este ámbito.
Ahora, más que nunca, con un entorno tan volátil, incierto, complejo y ambiguo, se hace difícil poder prever los cambios y anticiparse a ellos, ¿no? ¿Cómo se puede gestionar una organización en este contexto?
Lo primero que hay que hacer es tener muy claro cuál es nuestra razón de ser y actualizar la misión y la visión de la UOC. Al final habrá cosas que seguirán siendo válidas, tales como dar respuesta a una necesidad de formación a lo largo de la vida y realizar investigación en la frontera de las ciencias sociales y humanas y las TIC. Pero al mismo tiempo necesitamos redefinir e identificar claramente lo que nos hace diferentes del resto de universidades.
En la estrategia a medio y largo plazo, deberemos pensar a qué queremos dedicar los recursos disponibles para consolidar esta diferencia. Esta será la clave para seguir siendo competitivos y asegurar que nuestra parte más importante de la financiación, que son las matrículas, sigue en los niveles que hemos tenido hasta ahora. Para ser viables, necesitamos mantener un nivel de crecimiento sostenible que genere recursos para asegurar altos niveles de calidad, un escenario en el que la UOC sea una universidad de unos 100.000 estudiantes, con una diversificación en cuanto a mercado que nos permita no depender tanto de los estudiantes residentes en Cataluña, y diversificar el producto.
Contacto de prensa
-
Redacción