«Existe un problema con las revistas científicas a las que se paga dos veces: por leerlas y por publicar en ellas en acceso abierto»
Alexandre López Borrull, profesor agregado de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación y experto en acceso abierto al conocimiento
Alexandre López Borrull, profesor agregado de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación y experto en acceso abierto al conocimiento
A menudo se cree que ya podemos encontrar cualquier información de forma gratuita en internet, pero la investigación sigue siendo una gran excepción. Para consultar la mayoría de investigaciones todavía es necesario pagar el peaje de las publicaciones de pago. Cada año, estas revistas ingresan 10.000 millones de dólares en todo el mundo, mientras que instituciones como la UOC intentan abrir camino para conseguir un acceso abierto a la investigación. A las puertas de la Semana del Acceso Abierto 2019, hablamos con Alexandre López Borrull, un licenciado en Química que también lo es en Documentación. Además de ser profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, es miembro del grupo de investigación Knowledge and Information Management in Organizations (KIMO) y formó parte del grupo de trabajo que elaboró el Plan de acción Conocimiento Abierto de la UOC.
A menudo se cree que ya podemos encontrar cualquier información de forma gratuita en internet, pero la investigación sigue siendo una gran excepción. Para consultar la mayoría de investigaciones todavía es necesario pagar el peaje de las publicaciones de pago. Cada año, estas revistas ingresan 10.000 millones de dólares en todo el mundo, mientras que instituciones como la UOC intentan abrir camino para conseguir un acceso abierto a la investigación. A las puertas de la Semana del Acceso Abierto 2019, hablamos con Alexandre López Borrull, un licenciado en Química que también lo es en Documentación. Además de ser profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, es miembro del grupo de investigación Knowledge and Information Management in Organizations (KIMO) y formó parte del grupo de trabajo que elaboró el Plan de acción Conocimiento Abierto de la UOC.
¿Acceso abierto al conocimiento es sinónimo de acceso gratuito por internet o existen otros requisitos?
Es sinónimo de esto, pero también implica que puedan reutilizarse los contenidos, siempre y cuando se mantenga el derecho de autoría y se cite. Es decir, que cuando se reutilice quede claro quién es el autor o autora y la fuente original de la información. Los objetivos del movimiento internacional a favor del acceso abierto han ido evolucionando. Inicialmente se buscaba que los contenidos fueran en abierto, y en una segunda etapa se preocupa de qué permisos se tienen sobre estos contenidos.
¿A quién quiere abrirse este conocimiento?
Esto también ha cambiado, porque antes solo implicaba al mundo académico. Con la nueva visión de la ciencia abierta se entiende que debe estar accesible a todo el mundo. La función del investigador ya no es solo generar nuevo conocimiento, sino que el conjunto de la sociedad pueda hacer uso de él.
¿Qué tipo de contenidos se busca que estén en acceso abierto?
En las primeras declaraciones institucionales, como la que se hizo en Budapest en 2002 y en Berlín en 2003, se hablaba de los artículos científicos, que incluyen un resumen con las conclusiones. Pero ahora ya hablamos de conjuntos de datos, es decir, que se compartan los datos de investigación en bruto a partir de los que se ha elaborado el artículo.
De hecho, cada vez más, ya no solo hablamos de investigación. La transparencia ha llevado los datos abiertos también a las administraciones, ya sea en portales de transparencia o en portales de datos abiertos.
¿Qué beneficios tiene el acceso abierto para los científicos?
En el modelo clásico de difusión de la investigación, las investigadoras y los investigadores escriben artículos científicos que publican en revistas de referencia que son mayoritariamente de pago. Por lo tanto, para poder conocer la investigación de otras personas, les es imprescindible que su universidad o centro de investigación estén suscritos a estas revistas. En cambio, si el conocimiento está publicado en abierto, pueden acceder más rápidamente, y también de una forma más universal. Así, ahorran tiempo e incluso se evita hacer investigación sobre temas que ya se conocen; por lo tanto, se evitan duplicados. Esto les permite plantearse preguntas más ambiciosas. También hay un ahorro económico y el investigador gana en visibilidad, puesto que el impacto de su investigación es más amplio.
¿Y para la ciudadanía?
Se busca un cambio de modelo sobre todo porque es más justo, pensando en los recursos públicos invertidos. La ciudadanía paga unos impuestos mediante los que se financia la investigación, y es necesario que la comunidad científica haga un retorno a la sociedad compartiendo los conocimientos. Así, la ciudadanía puede acceder a conocimiento de calidad.
Aun así, solo el 15 % de las revistas científicas publican el contenido en abierto, según un informe de la Comisión Europea. ¿Qué incentivos pueden tener las empresas que están detrás para cambiar a un modelo de negocio en abierto?
Económico, ninguno. El único incentivo que tienen es cumplir con las políticas que marcan los financiadores públicos de la investigación. Últimamente, los grandes proyectos europeos ya exigen a los investigadores e investigadoras que los resultados se publiquen en acceso abierto. Por lo tanto, si el marco legal y de financiación de la investigación establece que debe ser en abierto, tendrán que cumplirlo.
De hecho, las publicaciones científicas de referencia ya están recibiendo ingresos de los investigadores que quieren ―o a quienes se exige― que su investigación esté publicada en acceso abierto, puesto que cobran por publicarla de este modo.
Así, ¿las instituciones públicas promueven que la investigación se publique en acceso abierto aunque se deba pagar por ello?
Sí. Puesto que en muchos casos se está pagando dos veces a las revistas (por leerlas y por publicar en acceso abierto), los financiadores están prefiriendo tender a un modelo en que solo se paga una vez si es necesario, preferiblemente en la publicación.
En esto se basa el nuevo Plan S, promovido por muchas agencias de financiación europeas. Se entiende que la edición que hacen las revistas científicas tiene un coste, pero que debe dimensionarse para que no acabe destinándose a ellas un exceso de recursos públicos.
¿Cuáles son las principales reticencias de los investigadores a la hora de elegir publicar siempre en revistas de acceso abierto?
A parte de una inercia, los investigadores a menudo se ven obligados a intentar publicar artículos en las revistas medidas según el factor de impacto, puesto que este es el criterio que utilizan las instituciones científicas para evaluar su trabajo. En muchas disciplinas, las principales publicaciones según el factor de impacto no son de acceso abierto.
Aun así, como cada vez más la financiación de los proyectos pide que los resultados se publiquen en acceso abierto, se produce una creciente contradicción para el colectivo investigador.
Mientras cambia el modelo, ¿existen grandes revistas científicas que están cobrando tanto por dar acceso al contenido de pago como por publicar en acceso abierto?
Sí. El problema son las revistas que tienen un modelo híbrido, a las que ahora se acaba pagando dos veces: por un lado, la biblioteca para que los investigadores puedan leerla, y por el otro, los autores para publicar en acceso abierto. Los recursos deben estar en un lugar o en el otro. El problema es que en ambos modelos, el Sur Global ―es decir, las personas de países en desarrollo― queda excluido: porque o bien no puede leerlas o no puede publicar en ellas.
Ya existen iniciativas, como la Declaración Dora, que ha suscrito la UOC, que piden modificar los métodos de evaluación de la investigación. ¿Cuáles son las principales dificultades para que se produzca un cambio en este sentido?
Por un lado, las inercias, y por el otro, la transición de un modelo al otro. A menudo no es suficiente con una buena diagnosis. Como dice aquel proverbio africano, «si vamos juntos, iremos más lejos», pero también hay uno árabe que dice que «quien no quiere una cosa siempre encontrará una excusa». Nos encontramos en medio; aun así, ¡eppur si muove!
Los nuevos modelos de evaluación quieren sustituir el factor de impacto de las publicaciones por la evaluación del impacto de sus artículos, o un análisis cualitativo de los avances o resultados de cada persona que hace investigación. En esta transición, una de las dificultades es decidir en qué momento de la trayectoria de un investigador o investigadora actual se cambia el modelo, puesto que hay personas a quienes se ha evaluado mucho tiempo con el modelo antiguo, basado en el factor de impacto de las publicaciones.
Además de la ciencia abierta, el acceso abierto al conocimiento también hace referencia a los recursos educativos. La UOC ya comparte en abierto el temario de más de 1.600 asignaturas. ¿Qué se busca con esta iniciativa?
En las universidades generamos mucho conocimiento que puede ayudar a mucha gente. Nos quejamos a menudo de que en internet no hay información de calidad, que encontramos demasiadas noticias falsas e infoxicación. Ofrecer conocimiento en abierto de calidad de las universidades se convierte casi más en un deber que en una posibilidad.
Un paso más allá en la docencia en abierto son los massive online open courses (MOOC), que se imparten de forma gratuita. A menudo son cursos de calidad, pero con elevados porcentajes de abandono. ¿El conocimiento que no se paga no se valora?
Posiblemente, este abandono es más bien consecuencia de nuestros tiempos. La voluntad gratuita a la hora de rellenar un formulario de inscripción puede desvanecerse en un instante. Vamos saltando de redes en redes, de eventos a experiencias. El compromiso en estos casos es difícil. A menudo puede pensarse que aquel tren siempre volverá a estar, pero, como decía Heráclito, «no es posible bañarse dos veces en el mismo río» y, a menudo, antes de volver a ello se encuentran otros incentivos. De los inscritos en un MOOC llegará al final solo una parte, así hay que entenderlo.
Precisamente sobre ciencia abierta, la UOC imparte un micro-MOOC por Twitter. ¿La docencia abierta está convirtiéndose en una vía de innovación educativa?
La innovación docente no se limita a los contenidos en abierto. Esto sería necesario, pero no suficiente, desde mi punto de vista. La innovación consiste en difundir conocimiento allí donde está la gente, en los medios sociales, y también que lo hagamos en píldoras digeribles para que se hagan virales, independientemente del MOOC en cuestión.
El MOOC de Ciencia Abierta llega a la 3.ª edición, y una de las innovaciones que incorpora es que cada vez colaboran más universidades y se hace en más idiomas.
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Redacción