«Una persona con una discapacidad visual puede hacer de todo, siempre que la sociedad genere las condiciones»
Maria Petit, sensibilizadora sobre la discapacidad visual y estudiante del grado de Comunicación de la UOC
Maria Petit, sensibilizadora sobre la discapacidad visual y estudiante del grado de Comunicación de la UOC
El 13 de julio de 2010 cambió la vida de Maria Petit. Volvía a casa en moto con una amiga y sufrieron un accidente. Salvó la vida, pero se quedó ciega con diecisiete años. Nueve años después, Maria ha rehecho su vida, ha aprendido a hacer muchas de las cosas que nosotros consideramos cotidianas y ha puesto en marcha el proyecto Ulleres de Sol (Gafas de Sol), unas charlas en escuelas e institutos en las que los asistentes aprenden, gracias a su experiencia vital, cómo es el día a día de una persona con discapacidad visual. Maria también es embajadora de la Fundación Adecco, una plataforma para hacer llegar a las empresas el mensaje de que deben contratar a más personas con discapacidades. Actualmente cursa el grado de Comunicación de la UOC y es cofundadora de Punt de Vista, una entidad sin ánimo de lucro formada por personas afectadas por las lesiones de la visión y sensibilizadas sobre esta discapacidad.
El 13 de julio de 2010 cambió la vida de Maria Petit. Volvía a casa en moto con una amiga y sufrieron un accidente. Salvó la vida, pero se quedó ciega con diecisiete años. Nueve años después, Maria ha rehecho su vida, ha aprendido a hacer muchas de las cosas que nosotros consideramos cotidianas y ha puesto en marcha el proyecto Ulleres de Sol (Gafas de Sol), unas charlas en escuelas e institutos en las que los asistentes aprenden, gracias a su experiencia vital, cómo es el día a día de una persona con discapacidad visual. Maria también es embajadora de la Fundación Adecco, una plataforma para hacer llegar a las empresas el mensaje de que deben contratar a más personas con discapacidades. Actualmente cursa el grado de Comunicación de la UOC y es cofundadora de Punt de Vista, una entidad sin ánimo de lucro formada por personas afectadas por las lesiones de la visión y sensibilizadas sobre esta discapacidad.
¿Quién es Maria Petit?
Es una pregunta recurrente y me parece que complicada de responder, pero lo intentaré. Soy una chica de 26 años, apasionada de la comunicación, trabajo en este ámbito en una empresa de diseño de moda, y también hago conferencias tanto con la Fundación Adecco, como embajadora, como para un proyecto propio, Ulleres de Sol, visitando escuelas e institutos. En estas conferencias intento sensibilizar sobre qué es la discapacidad visual.
Tu vida cambia hace nueve años en un accidente de moto.
Sí, aquel accidente, en julio de 2010, cambió todos mis planes. Tenía que hacer la selectividad en septiembre y salí del hospital pensando que no solo no haría la selectividad, sino que nunca más podría salir de fiesta con mis amigas, que nunca más tendría pareja, en resumen, las preocupaciones de cualquier adolescente. Entraba en territorio desconocido, no conocía a ninguna persona ciega ni sabía en qué se traduciría todo aquello. Y ese desconocimiento es lo que me encuentro ahora cuando hablo con la gente. La sociedad, en general, no es consciente de esta diversidad funcional.
¿Qué ha sido lo más duro de todos estos años?
Ver que vives en una sociedad que no está hecha para que tú vivas en ella. La mayoría de cosas, y exceptuaría por ejemplo la UOC, no están creadas para que las personas que no ven las puedan utilizar. Empezando por salir a la calle, siguiendo por la megafonía de los trenes, a menudo estropeada, y la falta de semáforos sonoros. Es triste que las cosas no estén concebidas desde cero pensando en la diversidad social. No hablo de un hecho concreto sino de la falta de facilidades en nuestro día a día.
¿Crees que sois demasiado pocos con esta discapacidad para que las cosas cambien?
Yo pienso que no interesa. Cada vez somos más individualistas, nos miramos mucho el ombligo. Yo aprovecharía este individualismo para mirar hacia el futuro. Yo diría a las personas que reflexionaran para que dentro de 50 años tal vez no verán bien o tendrán movilidad reducida y necesitarán que todo esté adaptado. Si ahora no lo quieren hacer porque son jóvenes y no los afecta, que, como mínimo, piensen en su futuro. Otro problema con el que me encuentro a menudo es la poca conciencia que hay de que el perro guía puede entrar en todas partes. Me encuentro con muchos taxistas que no me dejan entrar con el perro porque me dicen que los clientes que subirán luego se quejarán o muchos restaurantes que tampoco le permiten el acceso, a pesar de que el perro para mí es como una silla de ruedas para alguien que no puede caminar. Eso cuando no le hacen caricias como si fuera una mascota sin entender que en realidad está trabajando.
¿Has superado aquella etapa en la que considerabas que no volverías a hacer vida normal?
Sí, en junio de 2011 hice la selectividad gracias a que aprendí a usar un ordenador con lector de pantalla y sintetizador de voz, y empezaron a cambiar muchas cosas.
¿Cómo crees que el accidente cambió tu itinerario vital y laboral?
Nunca se sabe, pero sí que puedo confirmar que desde muy pequeña todo lo relacionado con la comunicación, leer, escribir, hablar... me encantaba. Tengo la teoría de que cada cual tiene su talento y desde muy pequeña el mío era la comunicación. No sé a qué me habría dedicado porque yo era una persona muy visual, con mucha memoria visual, pero seguro que habría sido a una rama de la comunicación. Probablemente no haría conferencias como ahora (se ríe).
¿Sientes la responsabilidad de ser la portavoz de un colectivo?
Quiero remarcar que mi mensaje es que una persona con una discapacidad visual puede hacer de todo siempre que se den las condiciones. Yo puedo estudiar en la UOC porque la universidad ha tenido en cuenta mi discapacidad. Puedo hacer de todo siempre que se hayan creado previamente las condiciones. Por ejemplo, no puedo comprar billetes de tren, difícilmente puedo sacar dinero de un cajero porque solo una entidad me lo permite y no siempre funciona. En las conferencias que doy a las empresas sí que hago hincapié en que deben contratar a personas con discapacidad funcional porque cada cual tiene su talento independientemente de su discapacidad.
La Administración pública prevé un porcentaje de contratación de personas con discapacidad, pero ¿crees que la empresa privada aún tiene que avanzar mucho en este sentido?
Totalmente. Hay una ley, la Ley general de discapacidad (LGD), la antigua LISMI, que establece que cuando las empresas tienen más de 50 trabajadores deberían fomentar contrataciones de personas con discapacidad. Pero hay mucho trabajo por hacer.
¿Cómo ha sido la experiencia de estudiar en la UOC?
Siempre he tenido muchísimas facilidades, la mayoría de materiales los he encontrado accesibles. Cuando ha surgido algún problema con alguna PEC porque era muy visual o debía analizarse algún vídeo, debo decir que nunca me he encontrado con ningún problema, porque la atención tan personalizada ha hecho que cualquier obstáculo se resolviera enseguida. Yo comunicaba al profesor de cada asignatura que utilizaba lector de pantalla y siempre lo han tenido presente. Todas estas facilidades me han permitido ir estudiando poco a poco lo que yo quiero.
Volviendo a las conferencias, ¿cuál es el mensaje que crees que más impresiona a la audiencia?
El mensaje más importante que les hago llegar es que la sociedad está formada por muchos tipos de personas y que todas al final, independientemente del modo de funcionar, tenemos objetivos similares. El gran desconocimiento sobre la discapacidad genera miedo, y yo les hago ver que soy como ellos. Poco a poco el público se abre y entiende que yo llego a los mismos objetivos vitales que ellos se proponen, pero quizás no lo hago en línea recta, sino en zigzag. También intento hacerles entender que no todos los estímulos deben ser visuales.
En una entrevista hablabas de tu descubrimiento de diferentes estímulos, de lo importante que era para ti sentir, por ejemplo, el sol sobre tu piel. ¿Qué otros estímulos te gustan o has descubierto?
El tacto es espectacular. Yo compro la ropa por el tacto. Ir a la playa y hundirte en el agua... es una sensación de renovación. También valoro mucho los sabores y los deportes. El movimiento me hace sentir viva. Me gusta mucho moverme, caminar, correr, hacer yoga. Hago mucho deporte.
Hace muchos años que tienes en marcha el proyecto Ulleres de Sol. ¿Me puedes contar en qué consiste?
Es un proyecto que se puso en marcha en cuanto empecé a moverme con autonomía, cuando comencé a salir a la calle con mi perro guía. Tomé conciencia de que faltaba mucha información sobre lo que era la vida sin ver. Me daba cuenta de que la gente estaba muy desinformada y también de que querían ayudar sin saber cómo. Llegué a la conclusión de que el trabajo empieza en casa y que mi manera de intervenir era yendo a las escuelas, y así empezó el proyecto, yendo a escuelas e institutos a concienciar sobre la diversidad funcional visual.
¿Hasta qué punto te ayuda la tecnología en tu día a día?
La tecnología es esencial. Cuando me despierto, mi iPhone ya me está comunicando mucha información gracias al VoiceOver: oigo la alarma, escucho podcasts, escucho el estado del tiempo, consulto el correo electrónico... Ahora mismo antes de la entrevista estaba mirando La casa de papel porque Netflix es una aplicación totalmente accesible y con audiodescripción. Esta parte de entretenimiento también es necesaria, es mi manera de desconectar y de que descanse la cabeza. La tecnología me ha permitido mucha autonomía, aunque no siempre ha sido así, hace pocos años era mucho más dependiente. Esto no quiere decir que no vea el lado negativo de la tecnología.
¿Médicamente hay alguna posibilidad de que puedas recuperar parte de la visión?
No lo preveo ni me quiero hacer ilusiones. En la entidad Punt de Vista hay una parte de investigación que impulsa proyectos y premios para el estudio de los trasplantes oculares. Pero es una intervención que va para muy largo. No vivo pendiente de eso, pero si dentro de unos años se avanza mucho, bienvenido sea.
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Redacción