El amor romántico hace a las mujeres vulnerables y dependientes
La mitad de los adolescentes vinculan los celos al amorNi debe doler, ni es ciego, ni todo lo puede. Según los expertos, alrededor del amor romántico se han establecido unos mitos que no se corresponden con la realidad, que perjudican las relaciones sentimentales y que afectan, en peor medida, a las mujeres. El amor siempre ha existido y el matrimonio también, «pero el amor romántico, como condición para unirte en una relación estable, existe solo desde hace unos 150 años», explica Francesc Núñez, sociólogo y profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Y este amor ha traído consigo «una libertad, una autonomía y una capacidad de elección que mercantilizan el sentimiento: se cambia de pareja si se encuentra algo mejor», dice el sociólogo.
Núñez, que participa mañana 12 de febrero en la mesa redonda «Por qué el amor nos duele tanto» en la sede de la UOC en Madrid, explica que en esta falta de compromiso «las mujeres salen perdiendo». La libertad de la que ahora disponen puede conducir a una situación de «dominación y dependencia emocional», que el sociólogo achaca a una «falta de ética y de reglas morales en las relaciones». Si en las parejas no se establecen unas normas justas, en muchas ocasiones el amor, que debería ser motivo de felicidad, termina por ser una fuente de dolor. Además del condicionamiento biológico que apremia a las mujeres que quieren ser madres, «y no tanto a los hombres», existen otros componentes que permiten que, por regla general, los varones estén menos dispuestos a establecer compromisos. «El amor es uno más de los elementos que conforman su vida. Y en la misma línea de importancia pueden estar los amigos, el trabajo, etc.», explica el sociólogo.
Siempre hablando de forma generalizada, Núñez explica que en muchas ocasiones las mujeres sitúan el amor en el centro de su vida y esto les puede llevar a ser más dependientes y vulnerables. Y en las relaciones amorosas, aparte de saber mantener la libertad propia y la del otro, «es importante poner unos límites para construir relaciones felices. Mientras no lo hagamos, la relación será perjudicial para uno de los dos y se regirá por la dominación, en muchos de los casos, del hombre hacia la mujer», indica.
Los mitos del amor, aún vigentes
La dominación en el ámbito amoroso ha sido históricamente atribuida al hombre, y con la llegada de la independencia y la autonomía en las relaciones, por lo menos en términos estadísticos, esto no ha cambiado. Diferentes estudios realizados en España demuestran que el control masculino está presente hasta en las parejas más jóvenes. Según datos de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, un órgano de gestión de la Secretaría de Estado de Igualdad del Ministerio de la Presidencia, más del 28 % de las chicas ha sufrido un control abusivo por parte de sus parejas por medio del móvil y hasta el 5 % ha sido objeto de las llamadas «pruebas de amor», por ejemplo, intercambiar fotos de carácter sexual.
Por otro lado, en el informe ¿Fuerte como papá? ¿Sensible como mamá? Identidades de género en la adolescencia, realizado en 2015 por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, se destaca que son los chicos quienes suelen decir a sus novias con más frecuencia con quién pueden hablar. «En ellos son más habituales la intimidación, el control personal y emocional, la violencia física y verbal o la violación de la intimidad», concluye el estudio.
La literatura, las películas, etc., no ayudan a desterrar estos mitos atribuidos al amor. La popular serie de Netflix You, de la que ya se ha anunciado una segunda temporada, relata la obsesión de un hombre «enamorado» de una joven a la que acosa. Muchas voces se han alzado, la primera la del propio protagonista, Penn Badgley, advirtiendo del peligro de justificar el acoso por amor o incluso vincular una cosa con la otra. Y no es un peligro infundado: en 2016 se realizó en la Universidad de Michigan el estudio I did it because I never stopped loving you (‘Lo hice porque nunca dejé de quererte’). En él se mostraron películas de tres tipos a diferentes mujeres: comedias románticas en las que el hombre perseguía a una mujer pero narrado de forma positiva (Algo pasa con Mary), películas en las que un hombre acosa a una mujer pero desde un punto de vista terrorífico (Durmiendo con su enemigo) y documentales de naturaleza. Las participantes que visionaron películas románticas donde la obsesión se presentaba como algo simpático consideraron más normal comportamientos de acoso que las demás.
En este sentido, Coral Herrera, autora de libros como Mujeres que ya no sufren por amor o La construcción sociocultural del amor romántico, advierte del peligro de estos mensajes y cree que hoy en día aún siguen en vigor los principales cinco mitos que rodean a este sentimiento. Uno de ellos es «el amor todo lo puede». La escritora lo compara a la historia de la Bella y la Bestia: «Puedes estar con un maltratador, pero en el fondo es un niño asustado que se redime gracias al amor». Otros dos mitos asociados al amor «verdadero» son, según la escritora, el de la eternidad y la exclusividad. Por último, encontramos la creencia de que en el sentimiento amoroso «ellas son princesas: mujeres que esperan y viven en función del amor; y ellos son príncipes: guapos, cariñosos, cultos, divertidos, amables…».
Los celos, un mecanismo de dominación aprendido
Casi la mitad de los chicos adolescentes cree que los celos están relacionados con el enamoramiento, frente al 25 % de las chicas que lo considera así, según el estudio de las violencias machistas en la adolescencia temprana, elaborado por el Observatorio de Igualdad y de Género, de la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Santiago de Compostela, que fue presentado a finales de 2018. La consulta, en la que participaron estudiantes de tercer curso de ESO (de trece y catorce años), también desveló que entre los chicos se mantiene en mayor medida la creencia de que las mujeres tienen mayor capacidad para perdonar o soportar situaciones adversas en el marco de una relación.
Los celos, junto con la ira, explica Francesc Núñez, son una estrategia de dominación aprendida, «a veces ensayada durante años». Aunque los celos se encuadran dentro del grupo de sentimientos dolorosos, Núñez considera que en ocasiones «se entrenan» y terminan rentabilizándose, «ya que es una forma de imponerse y sirven para esa estrategia de dominación». En muchas relaciones no se hace nada para evitarlos, por esa creencia de que son inherentes al amor, e incluso se justifican. Pero el sociólogo advierte de la necesidad de «una educación moral y de control de emociones» para que no se utilicen como «chantaje emocional».
Además, las personas continuamos «enganchadas» en una relación aunque esté dominada por los celos, «por esa idea romántica de que el amor todo lo puede», añade Coral Herrera. «Crees que tu paciencia, tu amor, tu cariño, le cambiarán», dice. Y en este sentido, «para las mujeres es una trampa mayor, porque nos aferramos más a esa idea de que el sapo se convertirá en príncipe y no tomamos conciencia de que nadie cambia si no trabaja en ello». Y es que, concluye, «el amor no salva a nadie».
Expertos UOC
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