Verdades y mentiras de los trastornos alimentarios
Un 5 % de la población femenina adolescente sufre alguno y un 11 % está en riesgo
La incidencia y la prevalencia de la anorexia nerviosa y la bulimia en los países desarrollados han aumentado en los últimos cincuenta años debido, sobre todo, a factores socioculturales. Según la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), alrededor de un 5 % de la población adolescente femenina española padece un trastorno de conducta alimentaria (TCA) y un 11 % más está en riesgo de padecer uno. A pesar de la prevalencia de los TCA, todavía existen muchos tópicos y mitos en torno a unos trastornos que no hacen distinciones entre clases sociales, edad o sexo y que cada vez se presentan en edades más tempranas. Las profesoras de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC Andrea Arroyo y Marga Serra nos ayudan a desmitificar falsas creencias sobre estas patologías, que si no se tratan pueden llegar a provocar la muerte.
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La anorexia es un trastorno que afecta solo al sexo femenino.
Falso: si bien afecta mayoritariamente a mujeres, la profesora Andrea Arroyo explica que el número de hombres afectados va en aumento. Lo atribuye a que las exigencias sociales con el físico, es decir, tener un cuerpo atlético, musculoso y con poca grasa, también existen en el sexo masculino. La prevalencia en hombres es diez veces menor que en las mujeres, según revela un artículo reciente de dos investigadores polacos publicado en el año 2017. De cada diez pacientes afectados, nueve son mujeres y solo uno es un hombre. Según un estudio de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Glasgow, la percepción generalizada que existe sobre el que solo las mujeres sufren trastornos relacionados con la alimentación hace retrasar el momento en el que a los hombres les son diagnosticados estos problemas y reciben ayuda.
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La anorexia y la bulimia son trastornos que se dan en la adolescencia o en la primera juventud.
Falso: la edad más frecuente de aparición de la anorexia es la pubertad y la de la bulimia, la juventud, pero en realidad los trastornos pueden ocurrir tanto en la infancia como en la edad adulta. En el 85 % de los casos aparecen entre los 14 y los 18 años; por lo tanto, el 15 % restante puede aparecer en cualquier otra edad, según datos que recoge una publicación de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria.
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La anorexia se detecta también en niñas.
Cierto: Arroyo explica que se han detectado casos en niñas de solo nueve años, un fenómeno que atribuye a que algunas de estas niñas «no pueden asumir los cambios corporales de la pubertad» cuando esta se presenta prematuramente, con la aparición de la menarquia (primera regla) por ejemplo a esta edad. A estos cambios físicos se suma el hecho de que durante la adolescencia no poseen una identidad lo suficientemente definida y son «muy vulnerables» a presiones sociales, los mensajes publicitarios, y tienden a comparar más su cuerpo con el de su grupo de iguales. Un estudio de 2009 ya observaba como la edad de inicio de los trastornos alimentarios disminuía progresivamente.
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Existe más de un factor que desencadena los trastornos del comportamiento alimentario.
Cierto: las expertas hablan de un conjunto de factores muy diversos que predisponen a tener esta patología, entre los cuales los hay biológicos, socioculturales, psicológicos o interpersonales. La profesora Marga Serra establece una serie de factores que llama predisponentes, entre los que estarían la edad (la población de riesgo sería la que tiene entre trece y veinte años), ser mujer, sufrir un trastorno afectivo, vivir en un ambiente familiar con personas afectadas por un trastorno de comportamiento alimentario o en el seno de una familia con adiciones, ser muy perfeccionista o introvertida o haber sufrido malos tratos durante la infancia... Otro grupo de factores, llamados precipitantes, incluiría la poca aceptación de los cambios del cuerpo durante la adolescencia o emociones cambiantes que pueden provocar falta de autoestima. También sitúa un tercer nivel de factores, que llama estresantes, como puede ser la muerte de un miembro de la familia o la separación de los padres.
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Las redes sociales pueden empujar a sufrir un trastorno alimentario.
Cierto: Serra explica que los grupos de mensajería móvil, Instagram o Facebook pueden convertirse en herramientas perjudiciales para las personas que tengan una cierta predisposición a sufrir algún trastorno y pueden hacerlas aislar y provocar que empiecen a hacer tonterías con la comida. Serra recuerda que estas herramientas a veces se utilizan para burlarse del aspecto físico sin dar la cara. Por ello, la experta recomienda educar bien en el uso de las redes sociales, en la escuela y en la familia. Una encuesta hecha a comienzos de 2017 por la Royal Society of Public Health británica reveló que Instagram es especialmente una red muy perjudicial en este sentido, ya que fomenta las comparaciones. Serra explica que se cuelgan diez millones de fotos nuevas en Facebook cada hora, lo que aumenta el deseo de compararse con otras imágenes. La experta añade que tanto en Instagram como en Facebook aparecen imágenes de cuerpos poco reales, y ello puede provocar una búsqueda de perfeccionismo que puede desembocar en trastornos de autoestima y trastornos de ansiedad.
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La anorexia y la bulimia son trastornos con una predisposición genética.
Cierto: la profesora Arroyo explica que existen estudios familiares y de gemelos que concluyen que hay un riesgo incrementado de padecer anorexia o bulimia si se tienen familiares que padecen estas enfermedades. Una investigación con 31.406 gemelos suecos nacidos entre los años 1935 y 1958 mostraba una heredabilidad del trastorno del 56 %. Sin embargo, la experta dice que no existe un único gen que sea el responsable del surgimiento de una anorexia o bulimia, sino que más bien son un conjunto de genes los que contribuyen a la transmisión genética de determinadas características que hacen que tengamos más o menos vulnerabilidad en sufrir un TCA. Las expertas quieren dejar claro que tiene que existir una predisposición de genes implicados que interaccionen con un entorno que desencadene el trastorno. Por ejemplo, una persona puede tener una genética predispuesta para padecer un TCA, pero la enfermedad puede no aparecer si no se poseen otros factores añadidos.
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La anorexia y la bulimia son los dos únicos trastornos de comportamiento alimentario que existen.
Falso: aparte de la anorexia (que se caracteriza por seguir una dieta restrictiva con el deseo de llegar a un peso por debajo del normal y mantenerlo) y de la bulimia nerviosa (que a diferencia de la anorexia se distingue por la adopción de conductas de purga después de los atracones para no aumentar peso o disminuirlo), existen otros TCA. Uno de ellos es el trastorno por atracón, en el que se ingieren grandes cantidades de comida, lo que tiene como consecuencia inmediata el sobrepeso o la obesidad. La profesora Arroyo habla también del trastorno alimentario no especificado, que englobaría trastornos menos conocidos, como por ejemplo la ortorexia, que es la obsesión por la comida sana.
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Todas las personas que sufren un trastorno alimentario están delgadas.
Falso: Arroyo afirma que las personas que sufren anorexia sí se caracterizan mayoritariamente por tener un peso bajo y por rechazar que tienen un peso adecuado y saludable y no tener conciencia de la delgadez excesiva debido a la distorsión de su imagen corporal. En cambio, en otros trastornos como la bulimia y el trastorno por atracón, aunque también hay una gran preocupación por el cuerpo, quienes los padecen no se caracterizan por una delgadez extrema, sino que hay casos con un peso normal o un sobrepeso.
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La persona que ha sufrido anorexia siempre la sufrirá, aunque gane peso. No tiene cura.
Falso: la profesora Arroyo explica que hay un porcentaje de casos que normalizan el peso, pero no curan aspectos de su mundo interno, lo que hace que el trastorno no termine de desaparecer y que por lo tanto la recuperación sea parcial. Pero si la persona afectada se somete a un tratamiento completo y especializado que profundice en factores intrapsíquicos, las posibilidades de alta terapéutica y de curarse son muy elevadas. Se estima que más del 70 % de las personas afectadas por anorexia se recupera.
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Un adelgazamiento repentino y rápido solo se explica por una anorexia.
Falso: existen alteraciones psicológicas que pueden ir acompañadas de fluctuaciones en el peso. Por ejemplo, un periodo de depresión mayor, un cuadro de ansiedad o determinados tipos de cáncer pueden estar detrás de una bajada de peso significativa.
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Redacción