La inteligencia artificial discrimina a la gente mayor
Investigadoras de la UOC estudian cómo los algoritmos reproducen estereotipos y prejuicios sobre las personas mayoresLos algoritmos afectan a la vida cotidiana de muchas personas. Estas instrucciones que incorporan técnicas de inteligencia artificial (IA) para optimizar procesos de decisión pueden salvar vidas, facilitar el día a día de las personas y combatir el caos, pero también pueden perpetuar sesgos y prejuicios. «Los algoritmos suelen caer en decisiones discriminatorias y en invisibilizar colectivos», alertan las investigadoras de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Andrea Rosales y Mireia Fernández Ardèvol, expertas en personas mayores y TIC.
Mientras que la discriminación por sexo, raza u orientación sexual está ampliamente documentada, la discriminación por edad (edadismo) no recibe la misma atención. «En varios estudios no existe suficiente control de la demografía de la muestra, se aplican ideas estereotipadas sobre el uso de las TIC en algunos colectivos, como en el caso de la gente mayor, o hay limitaciones técnicas en los sistemas de medida que analizan variables», explica Fernández-Ardèvol.
En la sociedad red actual, como indica el Eurostat (2018), hay un porcentaje creciente de personas mayores que adopta y utiliza las tecnologías digitales. “En el grupo de población europea de 65 a 74 años el crecimiento ha sido del 53% en los últimos 5 años”, apunta la experta. Pero los sistemas inteligentes siguen proyectando tendencias basadas en criterios de uso de las personas más jóvenes. Rosales y Fernández-Ardèvol presentarán en el XXXVI Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, este viernes, 25 de mayo, en Barcelona, los resultados de un estudio que evidencia este tipo de estereotipos y prejuicios presentes en el análisis y explotación de los macrodatos o big data.
Entre los ejemplos de discriminación están las plataformas digitales. En el caso de Facebook, aunque ahora ya se ha corregido, al principio los usuarios no podían declarar una edad superior a los 80 años. «Los diseñadores pensaron simplemente que una persona tan mayor jamás estaría interesada en usarla», apunta Fernández Ardèvol, también codirectora del grupo de investigación Communication Networks & Social Change (CNSC) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC.
La publicidad en línea tampoco suele ajustarse a las necesidades de un usuario mayor. «Cuando una persona se registra en una plataforma digital y no ha declarado previamente su sexo o su edad, los algoritmos acaban eligiendo y mostrando un tipo de anuncios desacertado», apuntan las investigadoras. «En muchas ocasiones las predicciones de edad que realizan los sistemas inteligentes para adaptar los anuncios al usuario son erróneas, y puede ocurrir, por ejemplo, que a una persona de 50 años le aparezca publicidad sobre pruebas de embarazo dirigida a personas de 30 años. Probablemente, esta publicidad no es relevante para esta persona e, incluso, puede ser molesta», advierte Rosales.
La invisibilización de este colectivo también se produce en las ‘startups’ y empresas de innovación digital, que basan sus servicios en la IA. «Los sistemas de inteligencia artificial utilizados para recoger datos y analizarlos muchas veces obvian a las personas mayores», remarcan las investigadoras. «Por ejemplo, cuando se investigan los usos de los espacios públicos de una ciudad, se analizan los datos de los móviles que tienen el wifi encendido: desde el tiempo que las personas emplean en cruzar una calle por un semáforo hasta el tiempo que necesitan para subir las escaleras del metro. Pero en el análisis de estos estudios no se tienen en cuenta minorías que o bien no tienen wifi en el móvil o bien, si lo tienen, lo llevan siempre apagado».
«Hay que recordar que las personas mayores que se introducen en el mundo digital pueden ser usuarios activos de las TIC. Aunque pueden ser menos activos que otros grupos, el uso que hacen de las TIC es relevante y significativo», concluyen las investigadoras.
Expertos UOC
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