Entrevistas Alumni

Mercè Garcia Santos
Mercè Garcia Santos
25/03/2021
Marian Antón
Alumni
Humanidades





«Tengo la sensación de que llevo toda la vida en la UOC»

 

Ahora que celebramos el 25 aniversario de nuestra universidad nos queremos acercar a las experiencias de los primeros estudiantes que apostaron por la UOC. Este es el caso de Mercè Garcia Santos. Tras licenciarse en Filología Inglesa en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) (1996), comenzó el grado de Humanidades con nosotros. Era el año 1998 y, sin duda, todo ha cambiado muchísimo. Como además actualmente cursa el grado de Información y Documentación, hemos querido preguntarle cómo ha visto evolucionar la oferta formativa durante todos estos años.

«Mi primer correo electrónico fue el de la UOC, y se ha quedado como mi correo personal»

 

¿Cómo llegaste a la UOC?

Me matriculé en el grado de Humanidades en 1998. La verdad es que no recuerdo exactamente cómo supe que existía esta universidad. Probablemente vi alguna publicidad en el periódico. Hace ya tantos años, que tengo la sensación de que llevo toda la vida en la UOC. Conocía la existencia de universidades a distancia extranjeras y, por supuesto, la UNED. Pero la UNED me resultaba poco atractiva, muy anclada en el pasado, y no me acababa de gustar su organización.

¿Por qué elegiste el grado de Humanidades?

Hacía pocos años que había terminado Filología Inglesa en la UAB, y me había quedado con ganas de seguir estudiando. Pero tenía que ser algo que me gustara, que lo hiciera por gusto, sin ningún tipo de presión. Humanidades respondía a lo que pedía. Tocaba todos los ámbitos culturales: historia, arte, lengua, sociología...

Y optaste por ser una de las primeras estudiantes de la UOC...

Sí, la UNED no me acababa de gustar, y aparte de esta y de la UOC, no había ninguna otra que ofreciera enseñanza a distancia, algo que me permitía combinar el trabajo con el estudio. El hecho de ser una universidad catalana también fue un factor para que me decidiera, porque la sentía cercana, podría seguir la formación en una de mis lenguas, pero sobre todo porque me permitía mantener el contacto con el mundo universitario, que es donde se cuece el conocimiento y pueden surgirte oportunidades. También me gustó que el contacto con el profesor (a quien entonces se llamaba «consultor») de la asignatura era directo y que tenía un tutor.

¿Tenías alguna experiencia previa en formación no presencial?

No, ninguna. Era la primera vez. Soy de una generación totalmente analógica. En aquellos años, empezaba internet, el correo electrónico, etc. Toda mi formación anterior había sido presencial. Los trabajos los presentábamos a máquina ¡o a mano! De hecho, mi primer correo electrónico fue el de la UOC y se ha quedado como mi correo personal.

Entonces no tenías muchos conocimientos tecnológicos.

Entonces mis conocimientos tecnológicos eran escasos. Tenía que entender terminología que realmente no me sonaba de nada. Enviar los ejercicios, las PEC, utilizando una plataforma, en un archivo adjunto, ¡ya era todo un mundo! A duras penas dominaba el Word y poco más. Recuerdo el sufrimiento a la hora de subir las PEC, porque, como buena estudiante, apuraba hasta el último momento, y por supuesto, todo el mundo hacía lo mismo, apurar hasta el último momento. Entonces la red iba saturada, lenta, no se cargaban los documentos... También recuerdo el ruidito del rúter cuando se conectaba a internet. ¡Qué tiempos!

¿Qué te decían tus conocidos?

Me decían que era muy valiente de querer seguir estudiando y a la vez trabajar, que cómo iba a arreglármelas y a organizarme. Pero yo lo he hecho para mí, para no perder el contacto con el estudio, con la universidad, y por querer aprender más sobre temas que me interesan.

¿Cuáles eran tus temores?

Siempre me daba miedo no llegar a tiempo, no poder leer todo lo que me encargaban, hacer las consultas a los profesores... Y, sobre todo, no poder organizarme bien. Al principio me matriculaba de muchas asignaturas, pero luego entendí que eso me estresaba y que aquello no era lo que quería. Llegaba el fin de semana y me tenía que encerrar para estudiar. Recuerdo que mi hija, de pequeña, me decía: «Mamá, ¿este fin de semana tienes PEC?». Ella sabía que quería decir que tocaba estar delante del ordenador y que eso robaba tiempo de estar con ella. Por otra parte, pensaba que le estaba dando un buen ejemplo. Mi objetivo era aprender y disfrutar al mismo tiempo. Y entonces empecé a matricularme de dos o tres asignaturas como máximo cada semestre. Y así lo he mantenido. He conseguido encontrar el equilibrio entre el trabajo, la familia y la UOC.

¿Cómo recuerdas aquella primera experiencia en general?

Aquella primera experiencia fue muy gratificante, aprendí mucho y disfruté mucho las asignaturas. Me encontré con muchos buenos profesores y muy destacables en su campo. Recuerdo a Josep Cervelló, que impartía Prehistoria e Historia antigua. Me marcó mucho y descubrí la pasión por lo que te gusta, por el conocimiento. Y a muchos otros, como Mònica Miró de Latín, Carles Santacana de Historia contemporánea, Miguel Grajales de Mundo islámico, Ander Permanyer de Mundo oriental, Joan Campàs y Josep Bracons de Historia del arte, Josep Martí de Antropología social, Jordi Lladó de Representación teatral o Ana Cazurra de Historia de la música. Una anécdota: con mi hija, que estudia segundo curso de Arqueología, ¡hemos compartido profesor! ¡Y ya han pasado casi veinte años!

¿Qué es lo que más destacarías?

Destacaría la calidad de los profesores, de los contenidos y de la plataforma (el Campus Virtual). La Biblioteca también es muy potente y ofrece los mismos servicios que cualquier otra universidad. La UOC ha mejorado muchísimo en los últimos años, tecnológicamente hablando. Además, ofrece muchas facilidades para el pago de la matrícula. Realmente, me gusta formar parte de una entidad que funciona tan bien.

¿Algo que cambiarías?

Ahora lo único que echo de menos es algún tipo de actividad presencial desde las asignaturas. Cuando estudié Humanidades, se hacían dos encuentros presenciales al año, uno de presentación y otro de despedida o clausura. En estos encuentros conocías al profesor y a los compañeros de todas las asignaturas. Entonces sí que se establecía un vínculo alumno-profesor-compañeros. Además, se hacían salidas programadas (visitas a museos, excursiones, etc.), que complementaban las asignaturas y su contenido. Esto se ha perdido. Ahora que estudio el grado de Información y Documentación, no se da este contacto, este punto de encuentro más humano.

¿Cuánto tiempo seguiste aquellos estudios?

Acabé el grado de Humanidades en 2013. Quince años para hacer una carrera, con una parada de un par de años en medio. Este ritmo fue voluntario. Tampoco podría haber sido de otra manera. Y eso me gusta de la UOC, que voy a mi ritmo (siempre que no me presione un cambio de plan de estudios, un tipo de presión que también sentí).

¿Y después?

Una vez terminé, esperé un año y volví a empezar. Esta vez el grado de Información y Documentación, en el que ahora estoy embarcada. Estudio este grado por motivos laborales. No es lo que me esperaba al principio, porque está más enfocado a la tecnología de la información, los webs, los gestores de comunidades, la gestión de bases de datos, etc., y yo trabajo en el ámbito de las bibliotecas públicas, pero me será muy útil igualmente y algo he podido poner en práctica en el trabajo.

¿Cómo te ha ayudado tu formación en tu trayectoria profesional?

El conocimiento adquirido en el grado de Humanidades ha revertido claramente en mi ámbito de trabajo. Podría decir que toco muchas teclas de la cultura ¡y que sé de todo y de nada! Me resulta muy útil para trabajar en una biblioteca. Y en cuanto al grado de Información y Documentación, pues una vez lo termine, me puede servir para ascender en la escala laboral, por ejemplo. Obviamente, me enriquece en muchos aspectos del conocimiento.

¿Cómo ha cambiado la UOC durante todos estos años?

Se ha desarrollado mucho, ha ampliado estudios, ha mejorado la plataforma y el Campus Virtual... Ha crecido, ha llegado a la mayoría de edad. Y no tiene nada que envidiar a otras universidades, virtuales o no. Está al lado de las necesidades de la ciudadanía, de los estudiantes, y sabe muy bien lo que puede ofrecer. Yo solo echo de menos el contacto presencial de vez en cuando. ¡Pero adelante!

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