¿Se orienta bien, la política urbana actual?,
Francesc Muñoz (moderador)
Estoy de acuerdo con la afirmación que realiza Francesc Muñoz en su texto sobre la importancia de la gestión de las pequeñas diferencias a la hora de integrar o encajar un elemento global en un entorno local. Hoy en día sufrimos lo que algunos autores nombran complejidad glocal, que tendríamos que entender como la constante tensión entre los intereses locales y los intereses globales dirigidos en gran medida por la economía de mercado. Muchos gobiernos reconocen que en una sociedad en red como en la que vivimos se necesitan nuevas políticas y conceptos administrativos. Pero en el intento de afrontar la complejidad glocal, muchos gobiernos acaban produciendo un excesivo número de proyectos, políticas y niveles administrativos. Esto lleva a mayores niveles de complejidad en forma de mosaicos ingobernables de políticas que pecan de una excesiva gobernanza. Así pues, se tienen que buscar modelos de gestión que puedan afrontar el creciente nivel de complejidad. Modelos que seguramente tienen que ser más transversales y menos verticales. En todo caso y en referencia a la primera pregunta planteada, lo que está claro es que la complejidad dificulta conseguir mayores niveles de competitividad, sostenibilidad y creatividad, ya que pasan de ser elementos controlados a ser elementos completamente volátiles que se disuelven dentro del mar de la complejidad.
Un ejemplo claro de los problemas que genera la complejidad en la consecución de umbrales más lejanos de competitividad, sostenibilidad y creatividad es el transporte aéreo. El transporte aéreo es el único modo de transporte que permite el movimiento de personas y mercancías a escala global. Así pues, el transporte aéreo es básico para una sociedad que se basa cada vez más en la innovación (creatividad), ya que es el único modo que permite el intercambio de conocimiento tácito (el realmente valioso) a escala global. De forma similar, el buen aprovechamiento de la infraestructura aeroportuaria, en otras palabras la maximización de la infraestructura para que proporcione la mayor conectividad posible, tiene impactos muy importantes en la competitividad de una región, ya que facilita los intercambios de conocimiento tácito, la creación de puestos de trabajo, así como también aporta divisas a través de otras actividades como el turismo. Con respecto a la sostenibilidad, el esfuerzo a escala global en innovación ha tenido importantes efectos en la eficiencia de las aeronaves. Las aeronaves que salen hoy de las fábricas de Airbus y Boeing son hasta un 30% más eficientes que las aeronaves que están sustituyendo, y las próximas generaciones de aeronaves serán incluso más eficientes que los coches actuales, más respetuosos con el medio ambiente. Para poner un ejemplo, mientras el Toyota Prius híbrido produce 104 g de CO2 por kilómetro, las futuras aeronaves producirán entorno a 50 g de CO2 por kilómetro y pasajero.
Pero lo que parece tan fantástico a escala global se complica en la escala local. El efecto más terrible relacionado con la sostenibilidad ambiental del transporte aéreo es el impacto del ruido generado por las operaciones aeronáuticas. En los últimos 40 años se han realizado importantes mejoras de diseño en las aeronaves y sus motores que han permitido reducir el número de personas afectadas por el ruido. La Organización para la Aviación Civil Internacional (OACI), que pertenece a las Naciones Unidas, ha establecido varios programas para la retirada de aviones ruidosos. Sin embargo, el imparable crecimiento del tráfico aéreo y los cambios en el nivel de tolerancia del ruido hacen que hoy en día el ruido generado por los aviones sea un problema para conseguir los niveles deseados de competitividad, sostenibilidad y cohesión social. La resolución de los problemas relacionados con el ruido es compleja y se ha