¿Pueden ser transversales, los conceptos de competitividad, sostenibilidad y creatividad?,
Francesc Muñoz (moderador)

  Hacia una perspectiva integral del territorio, Miquel Pybus (geógrafo)

Resulta complicado intentar redefinir términos como competitividad, sostenibilidad o creatividad cuando su significado aplicado a la realidad urbana es relativamente reciente. Personalmente, pienso –siguiendo la línea que he expuesto en la respuesta de la primera pregunta– que estos tres elementos han de ser considerados elementos estratégicos, intrínsecos de algún modo, en la planificación y el urbanismo de hoy en día siempre que mantengan un equilibrio entre sí. Quizás echaría de menos otro elemento esencial que también debería figurar dentro de esta lista de objetivos: la igualdad. Igualdad entendida tanto desde la perspectiva social, como espacial y económica de la planificación; es decir, igualdad de oportunidades y de utilización del espacio urbano.

Pero si realmente queremos apostar por una nueva forma de pensar o de construir ciudad, más que hablar de objetivos, que debe formar parte del discurso que desarrollemos, deberíamos hablar, en primer lugar, de una nueva mirada de la realidad urbana y, en segundo lugar, de nuevos mecanismos de gestión adaptados a esta mirada. En otras palabras, deberíamos abrazar la realidad urbana tal como es, enfrentándonos a sus problemáticas y necesidades y aceptando el grado de complejidad y el nivel de esfuerzo que ello comportaría y olvidándonos definitivamente de la perspectiva que nos da una visión sectorial del territorio. Al inicio del debate se enumeran algunas de las cuestiones que definen los retos de futuro de la planificación. Una serie de paradojas y necesidades de carácter complejo que necesitan ser resueltas desde una perspectiva integral con políticas y actuaciones de carácter transversal y con una mayor participación de todos los actores que forman parte de la realidad urbana. Desde finales del año 2004, algunos de los barrios con más necesidades y problemáticas de Cataluña se han beneficiado de las ayudas de la Ley de Barrios. Evidentemente, éste no es el espacio para valorar el proceso de implementación de los programas que la ley despliega ni para evaluar los impactos que ésta ha tenido sobre los barrios, pero la filosofía con que nace la ley sí que puede ser utilizada para ejemplificar estas nuevas políticas transversales de las que anteriormente hablaba. Así, por una parte, la ley propone actuar sobre una multiplicidad de temáticas de la realidad urbana, desde la cohesión social a la renovación física del espacio, lo que implica desde el principio una visión de la ciudad desde una perspectiva compleja y multisectorial. Evidentemente, esta visión se contrapone a los mecanismos de funcionamiento tradicionales de las administraciones públicas, demasiado sectoriales y estáticos. Por otra parte, los mecanismos de funcionamiento que propone la ley obligan, de algún modo, a desarrollar una nueva estructura en la gestión de las actuaciones mucho más coordinada a nivel interno entre las diferentes áreas del ayuntamiento y flexible al adoptar acciones conjuntas con otras administraciones del territorio. Por lo tanto, la ley introduce conceptos como la integralidad o la transversalidad en la gestión. Uno de los aspectos más interesantes de los impactos que tendrá la Ley de Barrios sobre el territorio, desde mi punto de vista, es determinar cuál ha sido el grado de comprensión de todas estas nuevas ópticas de hacer política por parte de los diferentes municipios beneficiados y, sobre todo, si esta comprensión se ha transformado en voluntad cuando se trata de pensar futuras políticas del municipio.