14/11/24 · Salud

"Ninguna persona debería sentir que está sola en su dolor"

Rebeca Carril, trabajadora social sanitaria en el centro de atención primaria de salud Consorci Sanitari del Maresme

Rebeca Carril
5 min.

Rebeca Carril es especialista en discapacidad, procesos de pérdida de salud y duelo

Posgraduada en Trabajo Social Sanitario de los Estudios de Ciencias de la Salud por la UOC y con un máster de Counselling, Rebeca Carril ha trabajado los últimos dieciséis años en el Consorci Sanitari del Maresme. Carril, especialista en discapacidad, procesos de pérdida de salud y duelo, fue una de las ponentes del XII Encuentro UOC de Trabajo Social Sanitario, III Jornada de Trabajo Social Sanitario del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y IX Jornada de la Sociedad Científica Española de Trabajo Social Sanitario, que se realizó el 3 de octubre en Barcelona.

Con su ponencia "La intervención desde el trabajo social sanitario ante el suicidio", Carril abordó uno de los problemas más urgentes de salud pública y destacó la importancia de una atención integral, humanizada y preventiva ante situaciones de suicidio. A través de su experiencia profesional, ofreció claves esenciales para el acompañamiento y apoyo a personas en riesgo, subrayando la necesidad de enfoques multidisciplinarios en el trabajo social sanitario.

¿Cómo se estructura la intervención desde el trabajo social sanitario (TSS) ante el suicidio?

La intervención desde el TSS, al igual que en cualquier otro método científico, se estructura en diferentes fases, con la particularidad del diagnóstico social sanitario. En la atención ante el suicidio, la intervención varía en función del momento en que se encuentre la persona: no es lo mismo si hablamos de crisis suicida que si hablamos de prevención. También puede variar según el territorio, ya que todavía no existe un plan nacional de intervención. Sí sabemos que la base en todos los casos pasará por la calidad de la relación profesional. Como dice Dolors Colom, la intervención en TSS irá en "la dirección que marca el diagnóstico social sanitario, teniendo en cuenta que desde el primer encuentro entre el paciente, su familia y el trabajador social sanitario debe resultar terapéutica".

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta un TSS en la prevención del suicidio?

Uno de los desafíos es crear conciencia sobre la conducta suicida, visibilizando esta realidad y combatiendo el estigma. Necesitamos formar e informar sobre ello, dando a conocer las señales de alarma, facilitando la atención a personas con ideación o conducta suicida y a su entorno mediante un acompañamiento terapéutico.

Prevenir el suicidio va más allá de la atención individual. Va a ser clave promover actuaciones que ayuden a movilizar todas las redes y recursos disponibles, desde lo individual/familiar a lo comunitario, para reducir el riesgo de la conducta suicida, promoviendo a su vez reformas sociales y políticas que contribuyan a mejorar la calidad de vida y disminuir el sufrimiento.

¿Qué particularidades enfrenta un TSS en la atención a pacientes con discapacidad?

Las personas con discapacidad pueden requerir mayor atención en el sistema sanitario a lo largo de su vida, dado que presentan una mayor prevalencia de determinadas patologías y un mayor riesgo de comorbilidad. La atención centrada en la persona es crucial en estos casos.

Es fundamental visibilizar este colectivo, normalizar su situación y generar nuevos recursos que se ajusten a sus necesidades reales, mejorando la accesibilidad y reduciendo la exclusión social. Para ello, una de nuestras funciones es exigir mejores políticas sociales y sanitarias que den respuestas efectivas a esas necesidades.

¿Cuáles son las herramientas clave para brindar un acompañamiento terapéutico eficaz a pacientes y familias en procesos de duelo y pérdida de salud?

Toda pérdida implica un duelo, y no es diferente cuando hablamos de pérdida de salud. Este tipo de pérdida, según mi experiencia, conlleva ciertas particularidades, como pueden ser la incertidumbre y la existencia de duelos concurrentes. Este proceso requiere escucha y acompañamiento terapéutico.

Ese acompañamiento se basa en establecer una relación terapéutica a través de la escucha empática, la autenticidad, la esperanza y el amor. Ese caminar al lado de la persona que sufre, teniendo en cuenta su dolor, respetando su propio ritmo, denota cercanía, acompañamiento sincero, respetuoso y compasivo.

El dar la mano con afecto, la mirada o el abrazo terapéutico adquieren un gran significado que ayuda en el proceso de duelo, algo vital cuando hablamos de pérdida de salud, especialmente en casos de pronóstico limitado o de final de vida. Como profesionales de la salud, es vital aprender a acompañar en el dolor, a aceptar el dolor del otro, a validar sus sentimientos, humanizando así la experiencia de la pérdida.

¿Cuál es la importancia de una formación específica en TSS?

La formación específica en trabajo social sanitario es clave como especialización de la profesión. En sanidad trabajamos con aspectos psicosociales relacionados con los procesos de salud-enfermedad, los cuales influyen en la evolución de una determinada patología, algo que no se aprende en los estudios de grado.

La formación específica en TSS no solo mejora la calidad de la atención mediante conocimientos especializados, sino que también contribuye a la especialización y al reconocimiento profesional. Y es que, aunque todavía no está reconocida oficialmente como profesión sanitaria, seguiremos trabajando en ello.

¿Cómo valoras el trabajo en equipo en el ámbito sanitario y qué aspectos son esenciales para una coordinación eficaz?

La atención integral es esencial en los procesos de salud-enfermedad. El trabajo multidisciplinario permite atender las distintas necesidades del paciente, sabiendo que no podemos entender al paciente fuera del medio en el que habita. Esto requiere una atención holística que aborde tanto aspectos biológicos como psicosociales.

Para mí, el trabajo en equipo es fundamental, aunque, según mi experiencia, la falta de tiempo, la demanda de inmediatez y la organización de los servicios a menudo impiden una coordinación eficaz entre los miembros del equipo, lo que puede ir en detrimento del paciente.

¿En qué medida crees que deberían priorizarse en el sistema de salud para atender mejor las crecientes demandas de la salud mental?

A pesar de que ha habido mejoras en el tratamiento de la salud mental, aún queda mucho por hacer. Este campo requiere atención integral, acompañamiento y tiempo. La accesibilidad sigue siendo una dificultad hoy en día. Queda pendiente ampliar la red de salud mental para poder atender más allá del trastorno mental severo, mejorando a su vez las listas de espera, la frecuencia y la continuidad asistencial. La atención de personas con estrés, ansiedad o depresión leve necesita también el apoyo de equipos multidisciplinarios que faciliten la escucha y reduzcan la medicalización.

Por un lado, precisamos de un sistema sanitario capaz de minimizar el riesgo de cronicidad y empeoramiento; por el otro, va a ser difícil lograr una mejora significativa en la prevención y atención tanto de la salud mental como de la conducta suicida sin una transformación social.

¿Qué retos o mejoras identificas en el trabajo social sanitario, especialmente en el abordaje del suicidio?

Necesitamos investigar más, evaluar y escribir más. El campo del suicidio requiere de una atención específica, y para ello es importante incrementar el conocimiento científico sobre este. Sabemos que la atención al sufrimiento será la base, aunque quizás nos queda elaborar planes específicos, protocolos que contribuyan a la mejora de nuestra calidad asistencial, así como estudios sobre nuestra labor profesional que nos permitan generar evidencia científica.

¿Cómo ha afectado la pandemia de COVID-19 a la intervención del trabajo social sanitario?

La pandemia fue un gran reto para los trabajadores sociales sanitarios; dejó patente la importancia de abordar lo social para mejorar la atención sanitaria. Creo que toda situación de crisis supone una oportunidad de aprendizaje. Pudimos hacernos conscientes de la necesidad de atender no solo la falta de recursos, sino de acompañar a los pacientes y sus familias a encontrar un nuevo equilibrio que ayudase a aligerar su sufrimiento. El acompañamiento en el duelo también fue un gran reto.

En cuanto a la salud mental, los estudios sugieren un aumento significativo de casos desde la pandemia. Aunque no tengo datos concretos sobre suicidio, sabemos que el sufrimiento es un factor de riesgo para la ideación o conducta suicida, y la pandemia supuso un gran sufrimiento para muchos. Y ahí es donde debemos actuar: ninguna persona debería sentir que está sola en su dolor.

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