"El arte digital debe aspirar a crear un impacto social real, no solo a parecer visualmente impresionante"
Mark Farid, primer artista residente de la UOC, presentará su último proyecto en el campus del Poblenou en octubre
El profesor de Bellas Artes Mark Farid, primer artista residente en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), presentará su último proyecto, Invisible Voice, en el campus del Poblenou de la universidad a finales de octubre como parte del simposio Exploring the intersections of Arts, Science, Technology and Society as catalysts for change ('Explorando la intersección entre el arte, la ciencia, la tecnología y la sociedad como catalizadores del cambio') de S+T+ARTS. Esta exposición pone fin a la residencia del artista, que ha contado con el apoyo de Hac Te (Hub de Arte, Ciencia y Tecnología de Barcelona), centro regional que acoge el consorcio S+T+ARTS in the City en el que se enmarca el proyecto. Con el apoyo de la Comisión Europea, el programa invita a artistas a abordar retos regionales a través de la creatividad y la tecnología. Farid, artista digital británico y profesor de Bellas Artes en la Central Saint Martins, University of the Arts de Londres, es conocido por su trabajo innovador sobre la identidad digital, la democracia y la transparencia empresarial. Invisible Voice continúa la exploración del artista sobre estos temas a través de medios interactivos para repensar una democracia dirigida por la ciudadanía.
¿Cómo ha sido tu experiencia como primer artista residente en la UOC?
Ha sido maravillosa. Hac Te me ha apoyado muchísimo y me ha proporcionado todo lo que necesitaba. La UOC me ha brindado un espacio y el acceso a investigadores brillantes. Viajar a Barcelona una vez al mes me ha permitido conocer a gente diversa y adquirir nuevas perspectivas. Curiosamente, muchos investigadores de la UOC trabajan en temas relacionados entre ellos, como el aumento del nivel del mar y la deforestación, pero no parecen estar conectados. Llenar estos vacíos ha sido gratificante.
En cuanto a por qué acepté, sí, la financiación era buena, pero Invisible Voice encaja perfectamente con la historia sindical y activista de Barcelona, que es vital para mi investigación. Estoy explorando cómo podemos "sindicalizar" a las personas, no solo a los trabajadores, y Barcelona es un telón de fondo ideal.
¿Qué pueden esperar de la exposición en el campus del Poblenou las personas que la visiten?
La exposición mostrará el componente de arte interactivo de Invisible Voice, que se presentó en Ars Electronica y también estará en Portugal. Cuenta con un panel publicitario que escanea a las personas al pasar por delante y detecta las marcas o productos que llevan encima (por ejemplo, reconoce las dos lentes de un iPhone). Entonces saca temas relacionados con esa marca, como el cambio climático o los derechos laborales, y muestra titulares de noticias relacionadas.
También muestra un gráfico de red que vincula a la empresa en cuestión con personas y organizaciones clave, junto con puntuaciones de prácticas éticas. La aplicación móvil y la extensión del navegador ofrecen información similar sobre las empresas para fomentar la acción colectiva.
¿Cuáles son tus influencias?
Sobre todo los libros, las noticias y los medios de comunicación, más que el propio arte. De hecho, soy bastante crítico con el arte. Mi trabajo comienza con una pregunta, casi como una hipótesis. Para este proyecto, me pregunté: "¿cómo podemos reimaginar la democracia poniendo a la ciudadanía en el centro?". En proyectos anteriores, he explorado la identidad llevando un casco de realidad virtual durante una semana para experimentar la realidad de otra persona. Se trata de hacer la pregunta adecuada y dejar que se desarrolle el proceso.
¿Cuáles son para ti las tendencias más significativas en el arte digital actual?
Hay dos tendencias. Una se dedica a debatir grandes conceptos, como la IA, sin abordarlos realmente. Hay algunos proyectos divertidos, pero pasan por alto cuestiones más profundas, como los retos laborales que conlleva la IA. La segunda son las presentaciones brillantes e impresionantes que carecen de contenido. Muchos proyectos parecen impactantes solo cuando el artista los explica, pero a menudo no se implican de forma significativa con las cuestiones sociales o políticas que pretenden abordar. En mi trabajo, especialmente con Invisible Voice, busco un impacto real, cambiar el comportamiento colectivo, no solo llamar la atención. Si no veo un cambio medible, el proyecto es un fracaso.
¿Podrías compartir detalles sobre el proyecto que has desarrollado durante tu estancia en la UOC?
En la UOC me he centrado en desarrollar y ampliar Invisible Voice, con la creación del back-end, la aplicación móvil y recursos artísticos interactivos. Una parte muy importante ha consistido en reunirme con investigadores y ONG, que han aportado información sobre sus necesidades. Hemos creado una plataforma en la que personas de distintos campos (investigadores, activistas, organizadores) pueden conectar según su punto geográfico e intereses. La idea es que los grupos locales —por ejemplo, un movimiento pequeño en Barcelona— pueden tener más influencia que los esfuerzos globales dispersos. Ha sido una mezcla de trabajo técnico y conceptual para tratar de averiguar cómo juntar estas personas y herramientas para lograr un impacto.
¿Cuál es tu opinión sobre cómo la tecnología está cambiando la forma en la que el público interactúa con el arte?
Es una pregunta difícil. Es comparable a cómo la cámara cambió el arte. Ahora estamos sustituyendo la cámara por tecnologías digitales, lo que cambia fundamentalmente la forma en la que definimos el arte, la autoría y la interacción con el público. La tecnología altera las cosas, pero al final todo se centraliza, como internet, que se asienta con Facebook, Amazon y Google. El arte digital está ahora en esa fase, en la que es brillante y superficial. Para mí, el arte digital consiste en comprender sistemas más amplios y cómo encajan los individuos en ellos.
¿Has colaborado con otros investigadores o departamentos de la UOC?
Sí, he tenido experiencias enriquecedoras aquí. Hac Te ha sido maravilloso, y me he reunido con muchos investigadores, ONG y organizaciones benéficas, lo que ha contribuido a mejorar el proyecto. Sin embargo, aunque se presenta como una residencia de investigación, se trata más bien de una residencia de producción. Tuvimos que terminar la obra en seis meses, lo que supuso un reto técnico enorme. Este plazo tan corto dificultó hacer colaboraciones estrechas. No hubo tiempo suficiente para establecer relaciones y explorar conexiones de investigación.
¿Cómo se podría mejorar este proceso?
Se tiene que dejar clara una cosa: ¿queremos producir un resultado o nos centramos en la investigación? Si se trata de colaborar e investigar, tiene que haber más tiempo —al menos un año, idealmente dos— para equilibrar las reuniones, la búsqueda de objetivos compartidos, el tiempo, la colaboración, los fracasos de la investigación y también los éxitos. Si se trata de producción, debemos tener claro que nos centramos en los resultados para ponernos manos a la obra. Hacer ambas cosas en seis meses (¡en seis meses!), simplemente, no es posible. Cuando termine esta residencia, la idea es iniciar el año que viene unas colaboraciones que hemos identificado como puntos de contacto durante esta residencia, pero con seis meses no hay tiempo para ello.
¿Qué consejo darías a los artistas emergentes?
Debes conocer la financiación que recibes, cuál es la fuente de financiación y cómo se alinea tu proyecto con sus objetivos. Pero lo más importante es tener claro lo que quieres conseguir. ¿Estás creando algo porque queda bien o porque transmite un mensaje significativo? Pregúntate si tu trabajo aborda realmente las cuestiones sociales que te preocupan. A menudo, los artistas creen que están marcando la diferencia, pero su trabajo no tiene el impacto previsto. Sé sincero contigo mismo sobre tus objetivos y sobre si tu arte crea realmente un cambio social.
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