El sabio visionario que fundó la primera universidad en línea del mundo

Innovador, visionario, enérgico y afable. Así será recordado Gabriel Ferraté i Pascual (Reus, 1932), que ha muerto a los 91 años. Hombre educado, formato y viajado, su familia lo impulsó a conocer cosas nuevas y a formarse constantemente. Políglota —hablaba catalán, castellano, inglés, francés y alemán—, de pequeño fue a Francia y de adolescente estudió en Londres. Era un niño que constantemente montaba y desmontaba cosas. Prueba de esto es que de joven ya construyó una impresora y una fotocopiadora.

Aquel chico inquieto acabaría siendo ingeniero industrial y perito agrícola. Su padre, empresario vinícola, deseaba que continuara el negocio familiar, pero él prefirió centrar su actividad profesional, científica e investigadora en la informática, la automática y la robótica, aunque al final donde acabaría dejando una importante huella sería en la educación. "El mundo que me ha motivado más ha sido el mundo de la enseñanza, de la formación", admitía.

Catedrático de Automática de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona, que dirigió entre 1969 y 1972, en aquel periodo socialmente convulso del franquismo, Ferraté a menudo tenía que ir a sacar de la comisaría o de la prisión a los estudiantes que habían sido detenidos cuando se manifestaban.

En 1972 empezaría una dilatada etapa como rector de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) —de la cual él destacaba la creación del Campus Norte—, cargo que ocupó hasta 1994. Más de dos décadas como máxima autoridad académica de esta institución, con un paréntesis entre 1976 y 1978, cuando se fue a Madrid para ser director general de Universidades e Investigación y, posteriormente, director general de Política Científica del Ministerio de Educación. Ferraté explicaba que aquel trabajo, en un momento en que el país apenas salía de la dictadura, había sido el más difícil de su vida porque tenía que tratar tanto con el ministro como con la policía.

Un encargo especial

A pesar de esta destacable trayectoria, su principal hito fue fundar la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Cuando en 2011, a los 78 años, Ferraté fue entrevistado por Walk In —se presentó a la cita conduciendo una moto de gran cilindrada para después mostrar, orgulloso, su flamante iPad—, recordaba la histórica reunión del 13 de diciembre de 1993 con Josep Laporte, consejero de Enseñanza. "Me explicó que habían tenido unas conversaciones con la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) para que una parte de la enseñanza se hiciera en catalán, pero que finalmente el claustro general se opuso. El presidente Pujol decidió crear una universidad a distancia catalana propia y le pidió al consejero Laporte que me hablara de ella. En aquel momento, me faltaban unos meses para dejar de ser rector de la UPC. Le dije que me lo pensaría y al cabo de unos días acepté, pero con una pequeña condición: que me hicieran confianza y me dejaran hacer una universidad diferente de como siempre se habían hecho. Es un milagro que un político te deje hacer una cosa diferente, porque siempre les da miedo. Pero me dijeron que sí. Tenía que ser una universidad nueva, diferente a las demás", rememoraba.

Las primeras reuniones, a principios de 1994, eran secretas y tenían lugar, al atardecer y por la noche, en su despacho o en su casa. Allí reflexionaban sobre la nueva universidad, su modelo académico y de gestión. "Con una pandilla de iluminados pensamos en cómo tenía que ser", afirmaba. Hace unos años, con motivo del deceso de Josep Laporte, el que fue uno de aquellos "iluminados visionarios" y primer vicerrector académico y de profesorado de la UOC, Claudi Alsina, recordaba aquellos momentos de gestación con una entrada en su blog ("La UOC i tres tardes de primavera de 1994").

La etapa más creativa

Fue de este modo que nació la primera universidad en línea del mundo y que se inventó el concepto de campus virtual (inicialmente en blanco y negro). "Queríamos romper las barreras del espacio y del tiempo mediante las nuevas tecnologías", aseguraba. Pero no era fácil. No tenían referentes y la red de internet todavía era incipiente. "¡Hay que tener en cuenta que el internet público y popular todavía no existía! ¡El web no existía! A los ordenadores había que ponerles un programa especial para que pudieran conectarse entre ellos", explicaba.

Ferraté hizo un peregrinaje por las comarcas de Cataluña para explicar a alcaldes y a la sociedad civil en qué consistía la UOC, una actividad frenética que tuvo un buen recibimiento. Era una idea innovadora que tampoco encontró resistencias entre el resto de los rectores universitarios, puesto que no creían mucho en ella. "Que alguien dijera que crearía una universidad en la que todo el estudiantado debería tener un ordenador con el que se conectaría a una red virtual era, en aquel momento, un sueño. A mí me veían como un tocado de la cabeza", recordaba en Walk In.

Fue él, también, quien bautizó la nueva institución —Universitat Oberta de Catalunya— por influencia de la Open University, la prestigiosa universidad británica a distancia. "El término distancia tiene una connotación negativa. La distancia separa. Nunca se nos ocurrió que la llamaríamos universidad a distancia. La bautizamos como universidad abierta. Nuestro lema inicial era la universidad sin distancias", recordaba.

"Realmente, fue la etapa más creativa de mi vida", admitía. Este visionario no solo ideó la UOC, que empezó a andar en 1995, sino que también fue su primer rector. El curso piloto tuvo 200 personas matriculadas de las dos únicas titulaciones que se ofrecían (Ciencias Empresariales y el segundo ciclo de Psicopedagogía). Diez años más tarde, en 2005, al final de su mandato, ya había 38.300 estudiantes. Actualmente, la UOC cuenta con 87.500 estudiantes, que, entre otras cosas, pueden escoger entre 26 grados y 53 másteres universitarios. El web que se creó para celebrar la conmemoración del 25.º aniversario de la UOC repasa los principales hitos logrados durante este periodo.

Actividad multidisciplinaria

Trabajador metódico, buen comunicador y coleccionista de libros de poesía (tenía más de 6.000 ejemplares), de historia y de crónicas de Cataluña, la actividad profesional de Ferraté ha sido multidisciplinaria. Así, ha sido director del Instituto de Cibernética y vicepresidente del Consejo Interdepartamental de Investigación e Innovación Tecnológica (CIRIT), presidente de Caixa Tarragona, vicepresidente de Catalunya Caixa, presidente del Instituto Cerdà y del Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible de Cataluña e impulsor del Proyecto Sócrates Educa. También ha sido miembro del Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Control Automático (IFAC), del Instituto de Estudios Catalanes, del patronato de la Fundación Enciclopedia Catalana, de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña y Baleares, de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, y del Centro de Lectura de Reus.

Reconocimiento universitario

Su importante tarea en el ámbito de la educación comportó que, en 2010, la Universitat Politècnica de Catalunya y la UOC establecieran una alianza institucional para combatir los problemas sociales mediante la creación del Premio Rector Gabriel Ferraté. Además, era doctor honoris causa por la Universidad de Lleida y por la Universidad Politécnica de Madrid. En 1996 recibió la Cruz de Sant Jordi.

Finalmente, en 2017 se le concedió la Medalla de Honor de la UOC en un acto celebrado en el Palau de la Generalitat. Con motivo de esta distinción, Àngels Doñate, exjefa de prensa de la UOC, le hizo una entrevista, donde se definía como un optimista ("es un hecho científicamente demostrable que a la gente optimista las cosas le van mejor") que sabía escuchar ("es mejor saber escuchar y saber lo que opinan los demás que estar en posesión de la verdad y pontificar"). En cambio, muchos de los que conocieron la bondad de Ferraté van más allá de esta humilde definición y prefieren recordarlo como el sabio visionario que fundó la primera universidad en línea del mundo.