3/1/23 · Salud

El 6,5 % de la población ha mostrado su rechazo a vacunarse contra la COVID-19

Investigadores de la UOC han evaluado las reticencias a la vacunación de la COVID-19 durante la primavera de 2021 en la población general y en profesionales sanitarios a través de más de 4.300 encuestas
El rechazo a las vacunas es considerado una de las principales amenazas de la salud mundial, según la OMS
Las campañas de información y concienciación son determinantes para lograr la comprensión social e incrementar la confianza en este tipo de terapias
Las campañas de información y concienciación son clave para conseguir la comprensión social y para incrementar la confianza en las vacunas (Foto: Mohammad Shahhosseini, Unsplash)

Las campañas de información y concienciación son clave para conseguir la comprensión social y para incrementar la confianza en las vacunas (Foto: Mohammad Shahhosseini, Unsplash)

Europa está experimentando una circulación cada vez mayor de influenza y del virus respiratorio sincitial (VRS). Junto con la COVID-19, estos virus están teniendo un alto impacto en nuestros servicios de salud y poblaciones este invierno. En este contexto, destaca lo importante que es que los grupos vulnerables se vacunen contra la gripe y la COVID-19, así como que todos se protejan a sí mismos y a los demás de las infecciones.

Una de las dificultades es, precisamente, el rechazo a la vacunación. Un estudio realizado por investigadores de la UOC, publicado en abierto en la revista científica PLOS ONE, ha evaluado la reticencia a la vacuna contra la COVID-19 en España durante la campaña de primavera-otoño de 2021, tanto en la población general como en los profesionales sanitarios, y aporta información sobre cómo rebajarla.

"El objetivo de este trabajo ha sido hacer un retrato fiel de un momento concreto —la primera campaña de vacunación contra la COVID-19— para analizar qué se podría mejorar en el futuro", detalla Salvador Macip i Maresma, médico y profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, y director e investigador del Laboratorio de Mecanismos del Cáncer y el Envejecimiento de la Universidad de Leicester. Macip ha participado en este trabajo, liderado por Francesc Saigí Rubió, investigador del eHealth Center de la UOC y director del centro colaborador en salud digital de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hans Eguia, doctorando de los Estudios de Ciencias de la Salud y profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y Marina Bosque, investigadora del eHealth Center y profesora de los Estudios de Salud de la UOC.

Contexto de dudas y suspicacias

Durante la primavera de 2021, se inició en Europa una campaña masiva de vacunación a la población general para combatir la pandemia provocada por la COVID-19. La gravedad de la enfermedad, la velocidad con la que se pusieron a disposición de la sociedad las distintas vacunas y la desconfianza en los laboratorios farmacéuticos crearon un contexto de dudas y suspicacias sobre estos nuevos medicamentos y su aplicación de forma generalizada, lo que llegó a provocar el rechazo a estas terapias por parte de miles de personas.

Las redes sociales se llenaron de bulos e informaciones falsas (fake news) con el objetivo de generar un ambiente de desconfianza sobre las vacunas y los nuevos métodos que se habían empleado en su fabricación, como la tecnología ARN mensajero. Incluso se llegaron a elevar a norma general casos puntuales como los trombos, supuestamente causados por la inoculación de este innovador tratamiento. 

Reticencias a la vacunación 

Para hacer el estudio, durante la primavera de 2021, los expertos encuestaron a más de 4.300 personas a través de las redes sociales, 500 de las cuales eran profesionales sanitarios de distintas ramas. En aquel momento, el 48,6 % de los participantes de la población general estaban vacunados contra la COVID-19, y el 6,5 % de la población general se mostró reticente a vacunarse. Sin embargo, a medida que las personas tenían más edad, el porcentaje de vacunados se incrementaba. 

"Los más jóvenes o con menor formación eran los más reacios a vacunarse, probablemente porque eran el colectivo social que percibía menos riesgo a tener problemas derivados de la COVID-19, con lo cual veían menos beneficios a la vacuna", apunta el experto. Asimismo, Macip afirma que el nivel educativo y el hecho de tener conocimientos médicos "reducen las reticencias" ante estos tratamientos innovadores.

Por su parte, en el caso de los profesionales sanitarios, el porcentaje de vacunados contra la COVID-19 se elevaba al 95 %. "Los profesionales de la salud tenían más dudas sobre la eficacia y la seguridad de la vacuna. Sin embargo, eran los menos reticentes a vacunarse, posiblemente porque entendían mejor las consecuencias de no vacunarse y estaban más familiarizados con el concepto general de vacuna", destaca Macip. 

Otro de los aspectos que se evaluaron durante este trabajo fue la aceptación o el rechazo a la vacuna en función del laboratorio que la había fabricado. En este aspecto, la mayoría de los participantes no mostró preferencia por una vacuna determinada. Sin embargo, las personas que se vacunaron con la terapia de Pfizer manifestaron haberlo hecho con su "vacuna preferida".

En el caso de Europa, debido a las campañas que se realizaron, hubo una preferencia por las vacunas basadas en el ARN mensajero, o mRNA, por encima de los otros tipos de terapias que se ofrecieron a la población en aquel momento. Sobre el contexto que se percibió en aquellos momentos de la pandemia, los expertos destacan que "la aceptación de la vacunación contra el coronavirus no se vio afectada por los movimientos antivacunas ni por la desinformación de algunos medios"

Información para mejorar la confianza en los tratamientos

A pesar de que estos datos no son especialmente negativos, todavía hay un importante porcentaje de la población que muestra su rechazo a este tipo de vacunas. Este colectivo puede llegar a poner en riesgo su propio bienestar e incluso generar un problema de salud pública. "El desconocimiento es lo que genera más reticencias. Pero una buena información puede superar incluso la atracción que generan en las redes los antivacunas", afirma el investigador. 

De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, el rechazo a las vacunas era un problema "frecuente", antes incluso de la pandemia, y es considerado una de las diez principales amenazas para la salud mundial.

Para evitarlo, los expertos recalcan que la información veraz, contrastada, transparente y ágil es el método más efectivo para concienciar a la población y minimizar el rechazo y las reticencias a este tipo de terapias. De hecho, se ha demostrado que el rechazo y las reticencias disminuyen durante las campañas de vacunación, al comprender la funcionalidad y la eficacia de esta medida. "Las campañas informativas son esenciales. Cuanto más se sabe sobre un fármaco nuevo, menos miedo se le tiene", concluye Macip.

Esta investigación de la UOC favorece los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 3, salud y bienestar, y 10, reducción de las desigualdades.

 

Artículo de referencia:

Saigí Rubió, F., Eguia, H., Espelt, A., Macip, S., Bosque-Prous, M. (2022) Hesitation about coronavirus vaccines in healthcare professionals and general population in Spain. PLOS ONE, 17(12): e0277899. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0277899.

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La universidad impulsa, también, la innovación en el aprendizaje digital a través del eLearning Innovation Center (eLinC), y la transferencia de conocimiento y el emprendimiento de la comunidad UOC con la plataforma Hubbik.

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