Historia: ¿una disciplina solo reservada a las élites?
Países como Estados Unidos y el Reino Unido ofrecen los conocimientos de historia en las universidades más privilegiadasUn nuevo máster de la UOC acerca las claves para entender la complejidad de las sociedades actuales
El debate sobre el valor de los estudios de historia se mantiene vigente justo cuando algunas universidades, como es ahora el caso en el Reino Unido, reducen la oferta en humanidades alegando razones economicistas. El recorte, sin embargo, coincide con una situación paradójica: el mantenimiento de estos estudios en centros elitistas. El hecho ya ha puesto en alerta a los especialistas, que han advertido que el conocimiento histórico no tiene que quedar reservado para las futuras clases dirigentes o élites. Otros ejemplos demuestran cómo, para determinados círculos, la reflexión continúa siendo considerada de utilidad: sin ir más lejos, el presidente de la nueva CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, confesaba en una entrevista que reserva dos horas semanales para estudiar filosofía, y lo justifica por los beneficios que esta disciplina da a la hora de estructurar los problemas. En campos como el de las nuevas tecnologías también se producen paradojas. Así, en las escuelas donde van los hijos de los gurús de Silicon Valley, las tabletas no están permitidas o son de acceso limitado.
En este contexto de retirada en falso de los estudios de humanidades en las universidades, la UOC arrancará el próximo curso el nuevo máster universitario de Historia del Mundo Contemporáneo, que pone en valor la historia como herramienta de análisis de los retos del presente y el futuro. Su director, Jaume Claret, opina que "el hecho de que centros de élite y clases dirigentes mantengan e, incluso, incrementen la presencia de las humanidades y las ciencias sociales durante su etapa formativa es una paradoja muy reveladora respecto de la falsedad de su supuesta inutilidad". En el caso de la historia, comenta, "además de los conocimientos básicos para entender los orígenes del mundo actual, la disciplina nos facilita herramientas metodológicas y, sobre todo, un método para pensar históricamente y entender los procesos que caracterizan la experiencia humana".
El nuevo máster parte de una perspectiva mundial y contemporánea. La cronología se inicia con el surgimiento de la modernidad y comprende hasta la actualidad. "Nos centramos en procesos históricos pertinentes y vivos, con cortes que no responden a criterios geográficos, sino temáticos", explica el director. Esta visión hace que en el curso se hable, por ejemplo, de las revoluciones productivas y de la más reciente globalización y uberización, y que se analice cómo su impacto, la profundidad y el calendario varían según la región. "Hablamos de Occidente, pero también de Asia o de otras zonas del mundo, pero de una forma integrada y razonada, porque, sin una perspectiva global, nuestra comprensión siempre será limitada", añade Claret.
Cuestiones que están en boga se incluyen en el abanico de asignaturas del máster, como son la emergencia climática, el género, las nuevas narrativas o las desigualdades, y el profesorado puede ofrecer una perspectiva plenamente actual en cada una de las materias. El doctor en Historia y experto en economía china Carles Brasó acerca las claves sobre las guerras comerciales o la disputa por ciertos recursos escasos y estratégicos. Sobre el nuevo máster, Brasó opina que "el estudio de la historia contemporánea tiene que ser útil al estudiante, y a la sociedad en general, para mejorar la comprensión de los fenómenos contemporáneos" con el objetivo de "detectar los discursos demagógicos o que no están fundamentados en hechos observables y poder construir discursos (y emprender investigaciones) que se fundamenten en bases conceptuales sólidas".
La doctora Joana Maria Pujadas, por su parte, como experta en población, aporta su investigación sobre los efectos de las epidemias, las migraciones o la esperanza de vida. La misma historiadora comenta que abordará "los retos de las sociedades actuales explicados desde una perspectiva histórica y de género" para tratar de responder a preguntas como "¿por qué no tenemos hijos?, o ¿por qué las sociedades democráticas son cada vez más desiguales?, retos que son parte de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas".
La perspectiva de género cambia las conclusiones
En una asignatura sobre revoluciones económicas se incorporarán materiales docentes en los cuales colabora la profesora de la Universidad de Cambridge Natàlia Mora, quien defiende la perspectiva de género como un enriquecimiento en nuestra comprensión de la complejidad. "Incorporar la perspectiva de género cambia las conclusiones a las que habíamos llegado cuando ignorábamos a las mujeres en los procesos de industrialización", asegura. "No se trata tanto de incorporar la cuestión de género en los procesos de industrialización como de ver que no se pueden entender estas transformaciones sin ella", añade.
La transversalidad del máster se pone de manifiesto en asignaturas como Escribir los pasados. La profesora Neus Rotger explica que la asignatura es innovadora porque "tiene en cuenta la escritura del pasado en el cruce de las disciplinas de la historia, la filosofía de la historia y la literatura, y lo hace a partir de un corpus de obras contemporáneas que incluye el ensayo histórico, la narrativa de ficción y de no-ficción, el teatro, el cine, el cómic y la animación". Marta Puxan, profesora de la misma asignatura, encuentra pertinente el nuevo máster y el estudio del discurso porque "estamos asistiendo a una elaboración de discursos diversos sobre los hechos recientes que se ven modificados tanto por los intereses políticos como por los nuevos conocimientos, de forma que es muy interesante para pensar cómo se construye el relato de la historia y de qué manera esta se negocia".
La voluntad del máster no es "dar recetas" a partir de la historia, advierte Claret, pero sí recordar que "sin las coordenadas adecuadas y sin conocer los procesos previos es evidente que partimos en desventaja a la hora de entender el presente y de imaginar posibles escenarios de futuro inmediato". El director cree que hay dinámicas que transcienden el momento concreto y piden ser entendidas y analizadas desde una mirada diacrónica. En este sentido, añade que "la metodología histórica nos permite acceder a un tipo de pensamiento en que la analogía, la crítica y las competencias movilizadas nos otorgan una ventaja tanto a la hora de entender y explicar el pasado como de facilitar la prospectiva respecto al día siguiente".
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