Empatía, un valor en alza en plena pandemia
Se ha convertido en una de las cualidades más valoradas según una encuesta realizada entre más de 1.700 directivos, aunque también tiene sus riesgosConfinamiento, hidrogel, mascarilla, PCR… Estas son algunas de las palabras que nos ha traído la pandemia. Pero el coronavirus también ha servido para popularizar un término mucho más positivo, la empatía y, sobre todo, para concienciarnos del valor que tiene en nuestras vidas esta cualidad que, en una primera aproximación, podríamos definir como 'la capacidad para ponernos en la piel del otro'.
Así lo demuestra un estudio realizado por el CEMS, Alianza Global de Escuelas de Negocios, entre más de 1.700 exalumnos y asociados procedentes de 71 países. Al preguntarles cuáles son las cualidades que más valoran en el ejercicio del liderazgo, la empatía sube cinco puntos —del 38 % al 43 %— respecto a las encuestas previas a la pandemia. Tan solo la resiliencia logra superar este aumento y pasa de ser mencionada solo por el 13 % de los preguntados al 34 %. Entre las cualidades que ya no son tan valoradas tras la crisis de la COVID-19 encontramos la visión estratégica, las habilidades técnicas o la autoridad.
La importancia de tender puentes
Clara Selva Olid, investigadora y profesora responsable del prácticum de Psicología de la UOC, explica por qué la empatía se ha convertido en una cualidad tan importante en plena pandemia: «En momentos complicados, como los actuales, la empatía permite crear puentes entre las personas y hacer fluir el interés mutuo, capaz de generar cambios para el bien común».
Aunque no es lo mismo captar o darnos cuenta de las emociones ajenas que comprenderlas de verdad y actuar de acuerdo con ellas. En este sentido, según la experta, la empatía debe actuar como catalizador y permitirnos identificar las necesidades de los demás, potenciar conductas de bienestar y armonía común, y estimular la colaboración activa con otras personas de nuestro entorno.
Siempre se puede desarrollar la empatía
La empatía tiene una base genética y empezamos a desarrollarla desde el momento mismo de nuestro nacimiento gracias a las relaciones tempranas con padres, madres, cuidadores, etc. Pero resulta evidente que no todas las personas contamos con las mismas habilidades al llegar a la edad adulta. La buena noticia es que siempre podemos seguir trabajando en ellas e incorporar nuevos hábitos.
Los primeros pasos que aconseja dar la doctora Selva para desarrollar la empatía son «la escucha activa, la comprensión respetuosa —alejada de prejuicios y de ideas preconcebidas— y la atención a la comunicación no verbal de los demás, porque ese tipo de expresión encierra siempre un gran contenido emocional».
Empatía en el entorno laboral
La importancia de la empatía dentro del entorno laboral va mucho más allá de crear un ambiente agradable o de la posibilidad de entablar unas buenas relaciones con las personas que tenemos cerca. Diversos estudios demuestran que la instauración de un clima empático influye de manera decisiva en la motivación de los trabajadores y la productividad.
«El reto pasa por propiciar espacios y contextos que, dentro de la vorágine laboral, permitan estimular la empatía. Se puede hacer, por ejemplo, mediante el trabajo en equipo o colaborativo. También mediante la identificación de metas y fines comunes. En ambos casos, resulta fundamental la observación, escucha y conocimiento de las demás personas», asegura Clara Selva.
La dificultad añadida del teletrabajo
Si compaginar empatía y trabajo no siempre resulta sencillo por factores como las prisas o el estrés, en tiempos de pandemia las dificultades se incrementan al entrar en juego la incertidumbre, el teletrabajo, la necesidad de compaginar el espacio personal con el laboral y las nuevas formas de organización que se imponen de la noche a la mañana sin tiempo casi para adaptarse a ellas.
Aunque todos estos cambios, según Selva, no tienen que ser necesariamente negativos: «También han conllevado el paso hacia enfoques organizativos más abiertos, y una mayor inclusión y apertura del talento organizativo.»
En ese sentido, algunos de los factores a tener en cuenta son:
- - La gestión del tiempo que ahorramos en los desplazamientos, pero también el necesario para descansar en mitad de la jornada o al concluirla, para no estar siempre disponibles.
- - La distancia física respecto al centro de trabajo y a las personas con las que solíamos coincidir, para que no se convierta en una sucesión de ausencias.
- - La creación de (tele)espacios informales que nos permitan acercarnos, sentirnos parte y compartir nuestro día a día.
- - El manejo emocional por parte de la organización y los responsables para poder identificar factores de riesgo.
Claves para un liderazgo más empático
¿Y cómo sería ese nuevo modelo de liderazgo que parece estar imponiéndose y del que habla el estudio del CEMS? Clara Selva lo ve claro: «Debe contar con una comprensión profunda de las personas que integran la organización —de sus habilidades, virtudes, puntos débiles y capacidades de comunicación y cooperación— a fin de potenciar el rendimiento, la participación y motivación de todas ellas. La persona líder debe ser también capaz de movilizar a las demás personas dentro y fuera de sus áreas de responsabilidad, creando condiciones para que los equipos actúen en red y se adapten a los desafíos.»
El lado oscuro de la empatía
Un exceso de empatía en el entorno laboral también puede entrañar algunos peligros, como ponen de manifiesto los estudios que relacionan esta cualidad con el fenómeno conocido como burnout o síndrome del trabajador quemado.
Tal y como señala Selva, una empatía mal entendida puede traducirse en «dificultad para poner límites respecto al trabajo, una excesiva implicación en los problemas de los demás o la anteposición de las necesidades ajenas a las propias. El exceso de empatía se relaciona también con la ansiedad, dejar de lado el juicio más crítico o reflexivo y ser más fácilmente manipulable».
Esto puede ocurrir de forma especial entre los profesionales de la salud o los dedicados a los cuidados cuando se implican demasiado en las dificultades de las personas con las que trabajan. Frente a ello, la experta recomienda aprender a compaginar la empatía con la distancia necesaria que debemos mantener frente a los demás.
Cinco consejos para ser más empáticos:
- Escuchar activamente.
- Interesarnos por los demás.
- Observar e interpretar la comunicación no verbal.
- Comunicarnos respetuosamente.
- No juzgar.
Expertos UOC
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Redacción