7/10/21 · Estudios de Artes y Humanidades

«Las personas racistas no pueden ser feministas»

Stefanie Mayer, investigadora sobre feminismos y movimientos políticos extremistas de derecha

Stefanie Mayer: «El antifeminismo se ha convertido en un punto de acuerdo de la derecha y la ultraderecha para construir coaliciones»

Stefanie Mayer: «El antifeminismo se ha convertido en un punto de acuerdo de la derecha y la ultraderecha para construir coaliciones»

Stefanie Mayer, investigadora sobre feminismos y movimientos políticos extremistas de derecha

 

Stefanie Mayer, investigadora sobre feminismos y movimientos políticos extremistas de derecha de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Viena, ha participado en el Congreso Men in Movement, organizado por la UOC, en el que se ha reflexionado sobre nuevos modelos de masculinidad. Mayer nos explica en esta entrevista el porqué del auge de los movimientos antifeministas de ultraderecha y los conflictos internos que vive el feminismo.

 

Stefanie Mayer, investigadora sobre feminismos y movimientos políticos extremistas de derecha de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Viena, ha participado en el Congreso Men in Movement, organizado por la UOC, en el que se ha reflexionado sobre nuevos modelos de masculinidad. Mayer nos explica en esta entrevista el porqué del auge de los movimientos antifeministas de ultraderecha y los conflictos internos que vive el feminismo.

Los partidos de ultraderecha de Europa y de todo el mundo intentan eliminar los derechos de las mujeres y la comunidad LGTB conquistados en las últimas décadas. ¿Cómo puede explicarse este fenómeno?

Hay una serie de factores que han convergido y que pueden responder en parte esta pregunta. Uno es la idea de que en Europa (o en Occidente), la igualdad de género ya se ha logrado y, por lo tanto, lo que piden las feministas o activistas queer es "ir demasiado lejos". Obviamente sabemos que esto no es verdad, pero es un pensamiento muy influyente. Un segundo elemento es que el antifeminismo se convirtió en un punto de acuerdo entre actores de la derecha y la ultraderecha para construir coaliciones. Y en tercer lugar, la precarización de todos los aspectos de la vida en las últimas décadas y las múltiples crisis a las que hacemos frente, combinadas con un profundo sentido de pérdida de la participación en las esferas política y económica, pueden llevar a las personas a querer desempeñar un fuerte papel en una parte de sus vidas sobre la cual todavía sienten que tienen control: la esfera privada, incluyendo las relaciones de género.

En este contexto, vemos la fusión de diferentes discursos antifeministas, desde el desarrollo de la manosphere hasta extremistas de derecha que utilizan el antifeminismo para sus políticas, y conservadores que intentan "salvar" la familia tradicional para que no sea cuestionada. Así pues, es una situación compleja que se manifiesta de forma distinta según el contexto. 

¿Una feminista de verdad puede ser racista? ¿No es una contradicción? Tenemos algunos ejemplos, como la política Marie Le Pen, que aboga por un feminismo blanco que excluye la igualdad para las mujeres migrantes.

La respuesta corta es no: las personas racistas no pueden ser feministas porque un feminismo que excluye a la mayoría de mujeres del planeta no se merece este nombre. Y cuando vemos a los extremistas y los populistas de derecha con su llamado "feminismo", a menudo se trata de una excusa para su agenda racista, que incluye una noción muy limitada de los derechos de la mujer blanca y tiene muy poco que ver con un proyecto feminista de cambio social. Yo misma, como feminista blanca, tengo la responsabilidad de comprometerme con la lucha contra el racismo de género que discrimina al hombre extranjero y que encontramos también dentro del feminismo blanco (white feminism), no solamente en la extrema derecha.

Como usted ha dicho, los partidos de ultraderecha apelan a un supuesto feminismo para atacar hombres migrantes, en un discurso claramente racista. ¿Es nuevo este tipo de "feminismo"?

No creo que sea nuevo. Si miramos atrás en la historia, vemos patrones similares, por ejemplo, los discursos antisemitas a comienzos del siglo xx. Soy muy reticente a denominar feministas estos discursos que se enfocan a "proteger a nuestras mujeres". Puede parecer que hablan de la seguridad y los derechos de la mujer, pero el precio que las mujeres tienen que pagar por eso es aceptar la jerarquía tradicional de género. Así, sirven para consolidar un tipo de masculinidad agresiva que es opuesta a la igualdad de género.

¿En qué consiste el feminismo blanco y cómo choca con otros tipos de feminismo?

Debido a mi trabajo Politics of differences estudié como las feministas blancas de Viena abordaron desde los años ochenta cuestiones como la inmigración y el racismo, y como fracasaron en el intento de incluir prácticas antirracistas. Trabajé con el término feminismo blanco para denominar a la mayoría de activistas feministas de la sociedad austríaca, pero no lo utilicé como un tipo de feminismo específicamente racista, que es lo que este término ha terminado significando actualmente. 

Lo que me llamó más la atención del trabajo de las feministas negras y de color fue que sus críticas tocaban de pleno las bases del pensamiento y el activismo feministas. El movimiento feminista clásico ha fundamentado sus análisis en las experiencias vividas por las activistas (blancas), pero ha pasado por encima las experiencias de mujeres marginadas, de etnias diferentes y racializadas. Así pues, la experiencia blanca ha sido la base fundacional del pensamiento feminista. Esto no puede corregirse solo con la introducción de algunos cambios superficiales, sino que es necesaria una nueva reflexión y reconstruir las bases del feminismo para incluir la experiencia de las mujeres negras. 

¿Cuáles son las principales críticas al feminismo blanco? ¿Considera que las luchas internas dentro del movimiento son saludables o solo lo debilitan?

Creo que el principal punto es el hecho de que las feministas blancas a menudo no entienden el significado del racismo y del antisemitismo. Tenemos que reconocer que hay una corriente abiertamente racista dentro del feminismo blanco y que afirma que el hombre migrante o musulmán es el principal culpable del sexismo y la violencia contra las mujeres. Esto solo sirve para legitimar el racismo, y también niega el racismo de género que sufren las mujeres migrantes y de color. Este criticismo es absolutamente necesario, porque este feminismo racista solo debilita el movimiento feminista en conjunto.

En los últimos tiempos ha habido algunos enfrentamientos entre grupos protransgénero y feministas clásicas. ¿Cómo encaja el activismo feminista queer dentro de la cultura feminista tradicional?

Un aspecto que ha resultado evidente durante mi investigación sobre el feminismo es que el movimiento feminista nunca ha estado unido. Los enfrentamientos en torno a todo tipo de cuestiones —sexualidad, lesbianismo, maternidad...— siempre han sido presentes. Por lo tanto, no es fácil entender qué significa actualmente feminismo "clásico". A mi parecer, hay una continuidad importante: las feministas de la vieja escuela afirmaban que las limitaciones tradicionales sobre qué significa ser mujer no les tenían que impedir definir, expresar y vivir esta identidad de la manera que desearan. Del mismo modo, las activistas queer de hoy reclaman poder definir, expresar y vivir las diferentes identidades de género. Esto no quiere decir que sea fácil que los análisis feministas y los queer puedan conciliarse. Y, por otro lado, es obvio que la transfobia es una cuestión importante, también dentro del feminismo.

¿Cómo puede la sociedad y nosotros luchar contra la agenda antigénero de la extrema derecha?

No podemos desistir de nuestros esfuerzos de desconstruir un sistema de relaciones tóxicas de género que afectan personas de todos los géneros y que limitan la capacidad de todo el mundo de ser humano. Otra cosa que necesitamos es estrechar alianzas intersectoriales, por ejemplo entre la comunidad LGTBIQ+, grupos antirracistas, antifascistas y feministas. Sé que esto es más fácil de decir que de hacer, pero las movilizaciones antigénero son un ataque a todos nosotros y necesitamos dar una respuesta unitaria.

Por último... ¿Algún mensaje positivo?

Cuando miramos la historia de los movimientos feministas, vemos que estas activistas siempre se han encontrado con una fuerte resistencia, una situación no tan diferente de los ataques que vemos actualmente. Y a pesar de los retrocesos —como por ejemplo el fascismo y el nacionalsocialismo—, hemos llegado bastante lejos. La historia muestra que los progresos positivos nunca son regalados, y que los movimientos sociales consiguen cambios.

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