Apreciadas y apreciados:
La emergencia global generada por la COVID-19 nos hace recordar con añoranza la sabiduría de nuestros mayores cuando nos decían que la salud es lo primero, y que si hay salud saldremos adelante en todo. La actual pandemia está tensando el sistema sanitario, la economía y, sobre todo, la cotidianidad. Regresamos a la primera de nuestras prioridades, el bienestar y la salud del entorno más cercano, en un mundo que se nos ha trastocado. Ante estos momentos, que nos retrotraen a tiempos pasados y a presentes que nunca hubiéramos imaginado, como máximo representante de la UOC querría haceros llegar la solidaridad y el calor personal e institucional, especialmente a las personas que hoy pasáis un duelo porque habéis perdido algún familiar o ser querido.
Conscientes de la gravedad de la situación, desde la UOC actuamos desde el primer momento para dar cumplimiento a las recomendaciones de las autoridades competentes. Como ya os avancé en un mensaje anterior, adoptamos una serie de medidas sintetizables en un doble objetivo: garantizar la salud de todo nuestro personal, y facilitar la continuidad del aprendizaje. Ser una universidad sin distancias nos facilitó la adaptación a esta situación excepcional y mantener activo nuestro campus, la docencia y la investigación. Con todo, no han sido las ventajas tecnológicas lo que ha marcado la diferencia, sino el compromiso profesional de los equipos de docencia, investigación y gestión. A todos estos equipos, profesorado, personal docente e investigador, personal de gestión y el conjunto de colaboradores, mi más sincero reconocimiento. Mención extensible al colectivo de estudiantes, que con su esfuerzo, compromiso y capacidad de adaptación ha sabido combinar el calendario académico con situaciones personales y laborales especialmente complejas. Y a nuestra comunidad de graduadas y graduados, que nos ha hecho llegar su apoyo con iniciativas individuales y colectivas.
Ante la prolongación del confinamiento y la incertidumbre sobre el calendario, la semana pasada el Consejo de Dirección aprobó una serie de nuevas acciones. Respecto de la normativa académica, acordó la virtualización completa de las pruebas de evaluación continua y finales, la suspensión temporal de las prácticas presenciales o, en todos los programas en los que sea posible, su sustitución por otras prácticas virtuales o mediante teletrabajo; además, se acordaron medidas extraordinarias de flexibilización de pagos y modificación de matrícula.
Al mismo tiempo, hemos querido poner nuestro conocimiento y experiencia al servicio de la comunidad. Por un lado, hemos puesto en marcha, junto con la UNED y en colaboración con el Ministerio de Universidades y la CRUE, una plataforma de recursos para docentes, estudiantes y sociedad en general. Por otro, y con la implicación de toda la UOC, hoy abrimos al mundo educativo un espacio dinámico y en crecimiento, Docencia no presencial de emergencia, en el que se reúne el conocimiento de nuestro profesorado para resolver problemas concretos y urgentes. Desde este espacio ofreceremos webinars gratuitos de los diferentes estudios, cursos MOOC y píldoras de formación de corta duración, entre otras actividades y recursos. Finalmente, desde UOC Corporate hemos diseñado un programa sobre cómo liderar equipos dispersos que teletrabajen, dirigido gratuitamente a las empresas colaboradoras.
Son actuaciones singulares para tiempos excepcionales, pero coherentes con una trayectoria comprometida con la transformación de la sociedad a través del conocimiento.
A las puertas de nuestro vigesimoquinto aniversario, la UOC quiere seguir siendo vector de cambio y progreso, y seguir participando en la transformación y la interconexión de personas, de sociedades y de ideas. Al nacer, en plena recesión a principios de los años noventa, supimos construir nuestra singularidad: ser la primera universidad en línea del mundo. Un cuarto de siglo después queremos resignificar aquel «primera» no como sinónimo de pionera, sino de liderazgo.
No es momento para celebraciones, pero la dureza de los momentos actuales tampoco nos tiene que impedir mirar más allá. El 6 de abril de 1995, el Parlamento de Cataluña aprobaba, con la unanimidad de todos los grupos políticos, la creación de la UOC. Y, desde el primer momento, nuestra universidad ha ejercido un papel protagonista en los cambios profundos que han modificado la educación y la formación, el trabajo y la investigación, el conocimiento y la vida. Ser fieles al espíritu fundacional y a la voluntad de servicio público y de impacto social originales nos exige seguir siendo referentes en el impulso de la transformación digital de nuestra sociedad, en la evolución de nuestro modelo de aprendizaje, en el cultivo de nuevo talento y de nuevos talentos y, sobre todo, en el fortalecimiento del espíritu de una ciudadanía crítica y responsable. En Cataluña, en España y en el mundo.
Como dejó escrito el historiador estadounidense Howard Zinn, ser positivo en momentos complicados como el actual tiene poco que ver con la ingenuidad y más con la esencia de nuestra humanidad. Nuestra historia incluye fracaso y violencia, pero también compasión, sacrificio, coraje y bondad y, puestos a elegir, sin duda mejor vincularnos a esta última genealogía. «Y si actuamos, por muy pequeño que sea ese acto, no tendremos que esperar a un gran futuro utópico. El futuro es una sucesión infinita de presentes, y vivir ahora como pensamos que los seres humanos deberían vivir, desafiando a todo lo que es nocivo a nuestro alrededor, es en sí mismo una maravillosa victoria». En este sentido, me gustaría aprovechar para agradecer el esfuerzo personal y el compromiso profesional protagonizado desde el mundo sanitario, asistencial, de emergencias y seguridad, así como el esfuerzo de los que diariamente –desde la producción, pasando por la logística hasta el pequeño comercio y todas las actividades del cuidado de personas– se ocupan y se preocupan de nuestra alimentación y salud y facilitan el confinamiento de los demás.
Hoy nos corresponde centrarnos en lo urgente, representado por los esfuerzos para vencer la pandemia y para aligerar sus efectos. Pero, por muy difícil que nos lo parezca ahora –y será difícil–, y parafraseando a la escritora Milena Busquets, «también esto pasará», y entonces necesitaremos instituciones fuertes, proyectos renovados y horizontes de futuro capaces de integrar nuevos retos sociales (económicos, de sostenibilidad, laborales, de valores...). Será el momento de recordar lo vivido, de conmemorar este primer cuarto de siglo de la UOC y, sobre todo, de pensar juntos en los próximos veinticinco años con unas nuevas coordenadas.
Mientras tanto, ¡cuidaos mucho y cuidémonos entre todos!
Un abrazo muy fuerte,
Josep A. Planell
Rector de la UOC
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