El culpable del fracaso escolar es el sistema, no el alumno
Profesores más preparados y cambiar los sistemas de trabajo son las claves para combatir el abandono en las aulasComienza el cole, y cada comunidad lo hace a su ritmo: el calendario escolar varía según la comunidad autónoma. La vuelta a las aulas más temprana se hace en La Rioja: el 6 de septiembre. Y las últimas comunidades en incorporarse serán Baleares, Cataluña, Extremadura y Galicia: el 12 de septiembre. Hay algunas regiones, como Madrid, en las que no existe una fecha de inicio del curso concreta, pero sí hay un periodo establecido: entre el 3 y 7 de septiembre. Y en Murcia, por ejemplo, la apertura de los centros educativos depende de cada localidad, pero los alumnos van incorporándose entre el 4 y el 11.
Uno de los objetivos de este curso es bajar el índice de abandono escolar. Ya lo avanzó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando declaró: “¿Cómo puede fracasar alguien que tiene 12 años?”. Según los datos facilitados por la oficina de estadística europea Eurostat correspondientes al 2017, la tasa de abandono escolar de jóvenes entre 18 y 24 años se sitúa en el 18,3%. Somos el segundo país con mayor fracaso escolar de toda la UE, sólo por detrás de Malta.
Así, el ejecutivo ya ha anunciado la intención de aumentar la inversión en educación y tramitará un anteproyecto de Ley para reducir las horas lectivas de los profesores y el número de alumnos por clase y acelerar las sustituciones por baja, entre otras medidas. Sin embargo, las causas del abandono escolar, según los expertos, van más allá del entorno del alumno y requieren de un cambio del sistema más que de una gran inversión.
“Nos basamos mucho en el modelo francés, pero quizá deberíamos mirar hacia países como Gran Bretaña, donde no se trata a todos los alumnos de forma idéntica. No es cuestión de segregar, sino de personalizar la educacióntodo lo que se pueda”, considera Héctor López, profesor colaborador del Grado de Economía de la UOC y subdirector de un colegio madrileño.
Porque “es el sistema el que expulsa al alumno”, aporta Rodrigo Martínez de Ubago, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. “El fracaso escolar no existe como tal”, incide, y explica que puede haber dos motivos por los que se abandonan las aulas. El primero, y el que habría que atajar, es que el sistema educativo no se ajusta a la manera de aprender y socializar de ciertos niños. Y el segundo, porque un sector de los alumnos ha elegido otras vías alternativas para acceder al mercado laboral que no son las regladas o comunmente aceptadas.
Una de las claves, la educación personalizada
Conocer el método por el que cada alumno adquiere los conocimientos es clave para el éxito del sistema. “Cada niño tiene su personalidad, que viene establecida por los genes y no se puede cambiar. Pero desde los colegios obligan a todos a aprender de la misma forma, cuando esto no es posible. Siempre habrá algunos alumnos que no puedan seguir un hábito de estudio regular y que necesitan adquirir la información a través de una mayor estimulación, en grupo, a golpe de presión (lo estudian todo el día antes del examen)...”, dice, “y ninguna forma es mejor que otra, sólo es diferente”.
Cambio de perfil de alumno: del introvertido al sociable
“En la época de nuestros padres triunfaba el niño introvertido, con unos hábitos de estudio bien asentados. En esta época triunfa el niño sociable, el que trabaja en grupo. En ambos sistemas, los niños que no se adaptan al estilo predominante no son considerados buenos estudiantes”, explica Martínez de Ubago y añade que en ambos casos “el sistema es perverso” y se etiqueta a los niños de vagos, cuando el único problema es que su personalidad no se adapta al método establecido. “Hay que adaptar el sistema al niño y no al revés”, apunta Héctor López
Los profesores, el motor del cambio
La formación del profesorado es fundamental a la hora de reducir la tasa de abandono escolar. No sólo es la ratio lo que incide en el fracaso escolar, no sólo es el entorno de los alumnos, ni siquiera son sólo las horas lectivas de los docentes. Héctor López cree que la clave está en los docentes: “Los profesores deberían ser los mejores. No sólo los que tienen más conocimientos, sino los que mejor saben trasmitirlo” -y añade- “la formación continua al profesorado es más importante que cualquier otra medida”. ¿El objetivo de unos profesores mejor preparados? Saber cómo trabajar de manera trasversal y dar a cada alumno las herramientas necesarias para desarrollar sus habilidades, cada uno las suyas.
En la misma línea argumental se posiciona Martínez de Ubago, que considera vital “invertir en la raíz del problema, que no es otro que tener buenos profesores que sepan enseñar a los alumnos de manera individualizada”. Y para ello, no sólo es necesario bajar las ratios de los colegios, disponer de más profesores de apoyo –que también- sino que sobre todo es importante que los docentes tengan la formación, las ganas, la vocación necesaria para entender a cada alumno y respetar y facilitar su particular acceso al conocimiento. ¿Es esto posible en aulas sobrecargadas y con pocos recursos? Para Martínez Ubago, sería mucho más fácil si el nivel de profesorado fuera “más alto”. “Actualmente existen muy buenos profesores, con mucha vocación e intuición para enseñar a los alumnos según su personalidad. Pero necesitamos más. Necesitamos que los profesores sean la élite de esta sociedad. Ellos son, más que las inversiones, el motor de cambio”.
Expertos UOC
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