«La calidad educativa cada vez será más importante y compleja»
Nati Cabrera es doctora en Pedagogía y directora del máster universitario de Evaluación y Gestión de la Calidad en la Educación Superior.
Nati Cabrera es doctora en Pedagogía y directora del máster universitario de Evaluación y Gestión de la Calidad en la Educación Superior.
Nati Cabrera es doctora en Pedagogía y directora del máster universitario de Evaluación y Gestión de la Calidad en la Educación Superior, programa creado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario (AQU) con el objetivo de formar a profesionales expertos en la calidad de los sistemas de educación superior. Este máster, que empezará a impartirse el próximo octubre, es el primer programa oficial en español del mundo sobre esta temática. «Queremos que tanto las universidades como las empresas de formación, las agencias de acreditación y las administraciones puedan tener profesionales debidamente formados», explica la profesora e investigadora del grupo EDUL@b.
Nati Cabrera es doctora en Pedagogía y directora del máster universitario de Evaluación y Gestión de la Calidad en la Educación Superior, programa creado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario (AQU) con el objetivo de formar a profesionales expertos en la calidad de los sistemas de educación superior. Este máster, que empezará a impartirse el próximo octubre, es el primer programa oficial en español del mundo sobre esta temática. «Queremos que tanto las universidades como las empresas de formación, las agencias de acreditación y las administraciones puedan tener profesionales debidamente formados», explica la profesora e investigadora del grupo EDUL@b.
Actualmente, la calidad y todo lo que la rodea es una nueva función que tienen las universidades y los sistemas educativos en general. Se han ido creando redes y agencias de calidad en muchos sitios, las universidades tienen unidades e incluso vicerrectorados que se ocupan de esta cuestión, los departamentos de los gobiernos disponen de personal especializado en evaluación y calidad educativa. Cada vez la cultura de la calidad educativa se extiende más y hacen falta personas que sean capaces de gestionarla adecuadamente y de ayudar a todas las instancias y personas que forman parte de las instituciones educativas a integrar los procesos de evaluación y mejora constante en su día a día. Todo esto, entendiendo que el nivel de desarrollo de estos sistemas de aseguramiento y mejora de la calidad no es el mismo en los diferentes espacios de educación superior (Europa, Estados Unidos, Latinoamérica, Asia, etc.).
Pongamos un ejemplo. Una de las concepciones más extendidas de la calidad educativa es la de la calidad como prestigio. Lo que es de calidad es lo exclusivo. Y en términos educativos nos estaríamos situando en instituciones como Harvard, el MIT... ¿Y por qué son de calidad? ¿Porque tienen este prestigio? Porque hay una percepción social de este prestigio. Estaríamos en una concepción de la calidad donde lo que importa es la opinión, la percepción de las personas, de la sociedad, los poderes económicos, etc. Y aquí los sistemas de evaluación tienen mucho que ver con las jerarquías, con los rankings, con los procesos selectivos... Por lo tanto, cuando vamos al detalle, que sean instituciones muy selectivas desde un punto de vista académico o económico es importante y se valora positivamente.
En cambio, si vamos a otra concepción de la calidad que entiende que una institución educativa de calidad es aquella que es capaz de transformar a las personas y sacar lo mejor de ellas, el criterio de la selección ya no sería un criterio de calidad. Al contrario. La cuestión sería esta: cuantas más personas seas capaz de educar y puedan sacar el mejor provecho de ellas mismas, más calidad estás demostrando con tus procesos de enseñanza y aprendizaje y más impacto eres capaz de producir en la sociedad. En definitiva, bajo esta concepción, cuando el proceso educativo que ofrece una institución es capaz de sacar lo mejor de cada persona es cuando de verdad se demuestra su calidad. Fíjate como todo tiene que ver con la ideología que hay detrás.
En estos momentos, socialmente estamos muy inmersos en la calidad como prestigio porque los rankings universitarios salen cada dos por tres en los periódicos y vamos detrás de unos rankings que, si alguien analiza los elementos que evalúan, son elementos que están muy lejos de las personas.
Cada uno, en su día a día, debería plantearse siempre lo que hace, por qué y para qué lo hace, y el sentido global al que contribuye, y analizar cómo puede mejorar cada una de las cosas que hace y cómo las hace. Todo contribuye al todo, y al final, desde la cosa más pequeña, como el servicio en la ventanilla, ese pequeño trámite por más insignificante que sea, hasta el proceso de evaluación del aprendizaje más complejo que se pueda diseñar, todo contribuye a que esta transformación que queremos provocar en las personas y en la sociedad, sea real y... ¡de calidad!
Cada vez será más importante y cada vez será más compleja. Este es el gran reto. Ahora conocemos sistemas de calidad que están muy anclados a cosas más estáticas (instituciones, programas...), pero esto se está rompiendo porque cada vez los currículos son más abiertos, hay más flexibilidad en la concepción de la educación, en su impartición, en la necesidad de actualización constante... Ya se habla, cada vez más, de ecologías de aprendizaje, de espacios personalizados que combinan la presencialidad y la virtualidad, una multitud de recursos, interacciones o la posibilidad de construcción colaborativa del conocimiento, más que de sitios estáticos para aprender un programa concreto. La educación debe responder a esta complejidad, y los procesos que evalúen su calidad, también.
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Redacción