Cómo puede entrenarse el espíritu crítico de los nativos digitales
Los jóvenes no saben distinguir en internet una noticia falsa de una real. Es la conclusión a la que ha llegado un estudio de la Universidad de Stanford realizado a 7.804 estudiantes de institutos y universitarios de Estados Unidos. Las conclusiones son preocupantes: un 82 % de los adolescentes no sabe diferenciar una noticia de un artículo patrocinado. «La capacidad de razonamiento de los jóvenes sobre la información que se publica en línea puede resumirse en una palabra: deprimente», alerta el mismo estudio.¿Qué está fallando para que estos nativos digitales sean capaces de publicar un comentario en Facebook, una foto en Instagram o un vídeo en Snapchat y, en cambio, no se cuestionen la veracidad de las informaciones de las redes? El profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Guillermo Bautista, y el de los Estudios de Artes y Humanidades, Miquel Seguró, lo analizan.
En uno de los ejercicios del estudio se veía una fotografía distorsionada de unas margaritas, que llevaba por título «Flores nucleares de Fukushima». Un 40 % de los jóvenes se creyó la información sin preguntarse por la fuente ni la localización de la imagen, y solo un 20 % la puso en duda. «Para que esto no ocurra hay que trabajar la competencia que ayude a los jóvenes a diferenciar qué noticias son fiables y cuáles no lo son», apunta Bautista.
El pedagogo admite que es imposible comprobar la veracidad de toda la información que llega por las redes o los medios de comunicación. «Lo que hace falta es acostumbrarnos a relativizarla y, si queremos hacer uso de ella, acudir a la fuente original, mirar cuándo se ha publicado, averiguar el contexto, saber si se citan fuentes bibliográficas ...», detalla. Una opinión que comparte Seguró, que añade que ante la avalancha de noticias, debe haber un «escepticismo constante».
«Tenemos mucha necesidad de simplificar»
Pero los jóvenes, y también los adultos, ¿están preparados para activar este espíritu crítico? «Ser conscientes de que estamos en la era de la posverdad es ya una oportunidad para decir abiertamente que hay cosas en las redes sociales o en los medios de comunicación que no son verdad», comenta Seguró. En este sentido, el experto recuerda que hace 25 años nadie cuestionaba la veracidad de los medios de comunicación. «Sea como fuere hay que enseñar a los estudiantes a ser críticos y autónomos en la búsqueda. Nos estamos acostumbrando a que en 140 caracteres han de decirse cosas, que Facebook es nuestra manera de relacionarnos con el mundo y que con los emoticonos podemos expresar emociones... tenemos demasiada prisa y demasiada necesidad de simplificar» , critica.
La manera de conseguirlo, según Bautista, es potenciar, además de la competencia de la veracidad de las fuentes, la competencia digital durante la etapa educativa. «A menudo en clase se pide a los niños que lleven una noticia para trabajarla, pero no se les enseña cómo detectar si es fiable o no.» Según el pedagogo, este trabajo debe hacerse sobre todo en secundaria, que es la etapa en la que los jóvenes ya pueden participar legalmente en las redes sociales. Pero, ¿los profesores, están preparados para trabajarlo? «Hay una parte del profesorado que no sabe participar en la red ni gestionar su información, por lo tanto es difícil que enseñe cómo hacerlo a los estudiantes», puntualiza Bautista.
Facebook y Twitter ya han anunciado que iniciarán su particular batalla para combatir las noticias falsas, que han tenido un papel clave en las campañas del Brexit o las elecciones norteamericanas. De hecho, Facebook fue acusado de haber ayudado a Trump a ganar las elecciones por las falsedades publicadas en su red. Según BuzzFeed, el 38 % del total de mensajes de la campaña que el candidato publicó en esta red eran mentiras; asimismo, las informaciones falsas de la candidata Hillary Clinton representaban el 20 %. Un estudio de la Universidad del Sureste de California alerta de que el contenido negativo viaja con mayor rapidez por las redes sociales que el positivo. Los tuits negativos se retuitean a un ritmo 2,5 veces superior que los positivos.
«El gran error es pensar que el hecho de que una información esté en internet ya es sinónimo de calidad y que, por lo tanto, tiene cierta validez y puede hacerse circular como si fuera fiable», puntualiza Seguró. El filósofo se muestra crítico con el significado de posverdad, que ha sido elegida palabra del año por el diccionario de Oxford: «No entiendo por qué en vez de usar este término no se utiliza directamente falsedad, porque las cosas o son verdad o no lo son», concluye.
Expertos UOC
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