Las redes sociales fomentan en la sombra la anorexia y la bulimia
Hacer apología de trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia a través de internet no es delito. Hay miles de webs que los promueven no como enfermedades mentales, sino como un estilo de vida que hay que seguir. Y no son ilegales. De hecho, no hay ninguna ley que regule este tipo de contenidos, que ya no se limitan a las webs, que son más fáciles de monotorizar, sino que han llegado a otras redes más volátiles e incontrolables como Snapchat, Twitter, Facebook, Pinterest e Instagram, la red de moda entre los que promueven los desórdenes alimentarios. Más de 4,5 millones de fotos colgadas en esta red llevan la etiqueta #anorexia.Etiquetas como #A4Paperchalleger, #iphone6challenge o #collarbonechallenge son el último grito en la red y proponen retos que fomentan la delgadez extrema como estereotipo para seguir. Se trata de conseguir, por ejemplo, que la cintura sea más estrecha que una hoja DIN A4 o que las dos rodillas juntas sean más estrechas que un iPhone 6, y para demostrarlo, hay que colgar las fotos.
Marga Serra es especialista en trastornos del comportamiento alimentario (TCA) y alerta de que las redes sociales todavía son un peligro mayor que las páginas web, porque hacen más invisibles este tipo de mensajes que corren, por ejemplo, a través de grupos de Whatsapp privados, en los que se intercambian lo que se llaman tips o trucos para adelgazar, vomitar o esconder el trastorno a los padres. De hecho, un estudio de la Universidad de Haifa (Israel) revela que hay una relación directa entre el riesgo de sufrir estos trastornos alimentarios y el tiempo que los adolescentes (de 9 a 12 años) destinan a las redes sociales.
«En internet no hay filtros, cualquier persona puede poner en ella el contenido que desee», añade la profesora de la UOC, que reclama una legislación para controlar este tipo de contenidos como la que tienen otros países como Francia e Italia. De momento, aquí el Colegio de Abogados de Barcelona está elaborando una propuesta para que se pueda legislar la prohibición de los webs que promueven la bulimia y la anorexia en España.
«Actualmente los jóvenes, con el móvil, tienen acceso a cualquier información que sea nociva para él o ella», alerta Serra. Es por eso también que «la prevención es esencial» y hay que trabajar la imagen corporal positiva, los estilos de vida saludables, la autoestima... La experta en educación nutricional recomienda que los padres hagan por lo menos una comida al día con sus hijos.
El número de webs no para de crecer
Si se busca en Google «cómo no comer», en menos de un segundo aparecen más de 84 millones de resultados. Solo hace dos años, según un estudio que realizó el nutricionista Javier Cuerda en la Universidad de Alicante, en 2014 aparecían 23 millones de resultados y en 2010 eran 9 millones, lo que significa que en seis años se ha multiplicado por nueve el número de este tipo de páginas.
Si se realiza la búsqueda «cómo vomitar», en los primeros cinco resultados están las siguientes páginas: 6 pasos para vomitar, Cómo vomitar más cómodamente, 5 formas de inducir el vómito, Ser MIA (bulímica) es ser perfecta: cómo vomitar y Lo que me alimenta me destruye:cómo vomitar. Precisamente este lema como estilo de vida lo promueven muchas páginas pro-Mia (probulimia) y pro-Ana (proanorexia). Incluso alguien como Angelina Jolie, que despierta tanta admiración entre los jóvenes, lo lleva tatuado en el vientre en latín: Quod me nutrit, me destruit.
La mayoría de páginas pro-Ana y pro-Mia, que defienden estas enfermedades como un estilo de vida, son hechas por mujeres que sufren algún tipo de trastorno de conducta alimentaria. Y el perfil de usuario mayoritariamente también son mujeres de entre catorce y veintiún años. Según algunos estudios realizados por la Agencia de Calidad de Internet (IQUA) y la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), entre 2006 y 2011 estos webs aumentaron su presencia un 470% y el 75% de los usuarios son menores de edad.
Riesgo en la adolescencia
La chica de dieciséis años que desapareció hace unos días en Barcelona y que luego encontraron en San Sebastián, Martina Alemany, padece un trastorno alimentario por el que debía ingresar unos días en el hospital. A pesar de que la enfermedad está bajo control, había perdido algo de peso, por lo que era necesario intensificar el tratamiento médico que está siguiendo.
Los trastornos de conducta alimentaria aparecen generalmente en la adolescencia y afectan a alrededor del 5% de la población joven. Se considera que son la tercera enfermedad crónica entre adolescentes. Nueve de cada diez personas afectadas por trastornos de conducta alimentaria son mujeres de entre doce y veintiún años. Cada vez se detectan casos de niñas más jóvenes que sufren un desorden alimentario y cada vez también se dan más casos de adultos. La bulimia es el trastorno que afecta a más gente, tanto mujeres como hombres, más que la anorexia nerviosa y la ingesta compulsiva.
La adolescencia es una etapa en la que el cuerpo cambia tan rápidamente que hace complicada la adaptación al «nuevo cuerpo», lo que genera mucha inseguridad, explica la profesora de la UOC. Es por ello que el 65% de las niñas adolescentes no se encuentra a gusto con su físico.
Además, añade Marga Serra, nos miramos en los cánones de belleza actuales, que establece el mundo de la moda: «En el mundo en el que vivimos el cuerpo delgado está muy valorado y la imagen de una persona delgada se relaciona con el éxito profesional, con la vida social, con tener pareja...». Un estudio que analiza la imagen corporal de los estudiantes de las universidades de Navarra constata que más de la mitad de los universitarios tiene una percepción distorsionada de su imagen corporal. A las mujeres les sucede más que a los hombres, y suelen verse más gordas de lo que están.
Ante esta percepción, la reacción de hombres y mujeres es diferente. Los chicos no suelen hacer dietas para adelgazar, sino que pueden obsesionarse con la musculación, lo que se conoce como vigorexia o complejo de Adonis. Se calcula que en España puede haber unos 700.000 afectados, sin embargo, todavía no se ha etiquetado como enfermedad.
Expertos UOC
Contacto de prensa
-
Redacción