Visitante o residente digital, ¿tú cómo navegas?
Utiliza internet para conseguir un objetivo o responder una duda, navega de manera funcional, no deja comentarios ni opiniones y se preocupa por su privacidad: esto es lo que hace un visitante digital. Al otro lado está el residente digital, el que convive, interacciona, interpela y muestra su vida social en la red. «Se podría pensar que responde a una cuestión de edad o de generación, pero no es así, a veces somos residentes, a veces visitantes o los dos un poco o más lo uno que lo otro», afirman Agustí Canals y Eva Ortoll, profesores de Ciencias de la Información y la Comunicación de la UOC e investigadores del estudio «Digital visitors and residents».
«La manera que tenemos de navegar se explica por nuestras motivaciones y el contexto social»: estas son algunas de las conclusiones que presenta este estudio del grupo de investigación de la UOC «KIMO», que ha contado con la colaboración de investigadores de diferentes universidades: la Universidad de Oxford, UNC Charlotte, OCLC Research y la Universidad Carlos III. A partir de entrevistas cualitativas a profesores y estudiantes se ha dibujado el uso que hacen de las tecnologías en la vida cotidiana, profesional y académica, de qué manera interactúan con las herramientas digitales y las fuentes de información y qué percepciones tienen.
¿Quién es quién? ¿Residente o visitante?
Los visitantes digitales ven la red «como un jardín desordenado», navegan porque «tienen una tarea definida y seleccionan la herramienta más apropiada para llevarla a cabo (ordenador, móvil, tableta, etc.)», explica Canales. No tienen interés en crearse una identidad digital, «se consideran usuarios y no miembros del web y les preocupa la privacidad, el robo de datos personales».
Al otro extremo, los residentes digitales, mucho más expansivos en la red, «tienen una percepción del web como un espacio donde los grupos de amigos y los colegas se encuentran», afirma el investigador. Las líneas entre en línea y fuera de línea se difuminan cada vez más, puesto que «viven una parte de su vida en línea» y tienen la sensación de «formar parte de una comunidad», explica Ortoll. Con sus perfiles en las redes sociales, «expresan su identidad y entienden que es el lugar donde expresar opiniones, donde hay espacios de grupos que generan contenido y opinión». Ven las redes sociales como un lugar de intercambio e interacción «donde formar y desarrollar relaciones personales y hacer crecer una identidad digital».
Todos somos residentes y visitantes
Se podría llegar a pensar que si eres más joven eres «residente digital» y que si eres adulto, navegas más como «visitante», pero el presente estudio contradice la teoría de los nativos digitales. Ortoll niega que «los nativos digitales ?individuos que han crecido con las TIC? siempre se comporten de una manera en la red y los inmigrantes digitales de otra». Para los investigadores, «la edad no define la manera que tenemos de navegar, nos movemos entre estas dos vertientes dependiendo de si estamos en un contexto personal, profesional o social y si es público o privado». Una misma persona puede comportarse como «visitante con el correo electrónico en el entorno profesional, pero hacerlo como residente en Facebook en el ámbito personal». Uno de los encuestados, de 54 años, explicaba: «en casa, a la hora de cenar los fines de semana, cuando estamos todos juntos en familia, mis hijos nos dicen a mí y a mi mujer: "¿Queréis dejar el móvil, por favor?"».
Optar por no opinar en las redes sociales
Los teléfonos fueron citados por el 79 % de los individuos como una herramienta para interactuar con familia, amigos y compañeros de trabajo. Por medio de entrevistas cualitativas se detectan patrones de comportamiento y tendencias interesantes sobre el uso de herramientas y aplicaciones digitales. Por ejemplo, entre las apps más presentes está el WhatsApp: el 80 % de la muestra se refirió a ella como una herramienta de comunicación cotidiana. En el entorno de las redes sociales, Facebook fue la más citada, por más del 80 % de la muestra; seguida por Twitter con un 70 % (con la excepción de los encuestados de los EE. UU., donde solo un 40 % la mencionó).
Una gran parte de los entrevistados usa las redes sociales como medio para difundir su actividad profesional. Ortoll explica que «aproximadamente un 30 % declara que en la medida de lo posible no publican información íntima en las redes sociales, y si lo hacen, rechazan manifestar opiniones personales»: consideran que lo que pueden aportar no tiene por qué ser de interés para el resto de usuarios. Un 44 % de los entrevistados lo considera una pérdida de tiempo.
Sobre la privacidad en la red, más del 60 % de los entrevistados declaran «que hay demasiada información sobre su vida íntima y su actividad profesional», lo que les provoca ser más cuidadosos a la hora de manifestarse o dejar rastro.
Google y Wikipedia como primer contacto
«Más de un 55 % de los entrevistados deja de buscar información en internet cuando ve que los resultados se van repitiendo y ya no aparece información nueva», afirman los investigadores. Google y Wikipedia son dos de las fuentes de información más utilizadas, «los usan como punto de partida sobre un tema, para familiarizarse, buscar una definición y situarse».
El estudio muestra que entre los entrevistados es bastante común que se acepte la primera página web que ofrece la búsqueda de Google como la mejor. Uno de los entrevistados, proveniente de una universidad americana, explicaba: «Siempre me quedo con lo primero que sale de la búsqueda de Google porque pienso que si es la web más popular quiere decir que es la que ofrece información más correcta». Con todo, cuando se quiere buscar información importante sobre un tema se aplica la búsqueda con otros recursos como por ejemplo libros, bibliotecas o el consejo de profesionales: «Una buena parte de los estudiantes entrevistados consideran que recurrir a la opinión de expertos en un tema es una buena vía para informarse».
La preocupación de no saber encontrar la «respuesta correcta»
Muchos de los entrevistados se sienten «infoxicados» y consideran que el exceso de información es un problema y una preocupación. Muchos ponían de manifiesto la necesidad que las búsquedas de Google «fueran más acertadas y ofrecieran la “respuesta perfecta"». Uno de los entrevistados comentaba: «Preferiría que funcionara como una “máquina mágica" que tuviera todas las respuestas del mundo y diera la mejor solo con ponerlo, sería increíble». Para los investigadores esto demuestra «la dificultad de los internautas para filtrar y evaluar la información pertinente, fiable y de calidad de la información en la red».
Distracciones y adicciones
Para gran parte de los entrevistados, «el constante flujo de información y de comunicación a que están expuestos puede llegar a crear adicción y algunos empiezan a emplear estrategias para autorregular su conexión en determinadas situaciones y contextos». Afirman que la contaminación multipantalla les ha obligado a situarse como residentes o visitantes, según las actividades que tienen que realizar, es decir, según si la actividad tiene implicaciones profesionales/académicas (hacer un trabajo, por ejemplo) o sociales (entrar en Facebook o Youtube). Muchos ponían de manifiesto «haber frenado el uso de internet para determinadas actividades como las académicas» y tener que limitar su uso para poder acabar la tarea: «Creo que me tendré que limitar a mí mismo la cantidad de tiempo en que estoy haciendo otras cosas que no son estudiar, por ejemplo entrar en Hotmail, Facebook, Flick, cosas que tengo que cortar para poder concentrarme más fácilmente y no de golpe sentirme tentado a entrar al correo a ver si mi amigo me ha contestado».
Otros, en cambio, usan determinadas herramientas para determinados contextos. Uno de los individuos afirmaba: «Tengo un portátil y un ordenador de mesa en casa, así que generalmente utilizo el ordenador para trabajar, no estoy seguro por qué pero pienso que lo encuentro más profesional». Las tabletas, por ejemplo, son usadas por un 89 % de los entrevistados para finalidades lúdicas (juegos, noticias, películas) en un contexto familiar y colectivo, más que individualmente y con finalidades profesionales o académicas.
Expertos UOC
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