Hace unos días escuché por la radio que la popular melodía Happy birthday to you ('Cumpleaños feliz') fue compuesta en 1893 por dos maestras estadounidenses, las hermanas Mildred y Patty Smith Hill. Llevaba un tiempo recopilando datos sobre la situación de la mujer en el sector musical y la anécdota fue una extraordinaria serendipia: ¿son visibles o al menos existen las mujeres en la industria musical? Con el hilo conductor de la cadena de valor, sirva este artículo como introducción al tema.
El cambio climático es un tema que nos debe preocupar como ciudadanos, pero sobre el que ha de haber también un compromiso cada vez más fuerte por parte de gobiernos y empresas. En este contexto, el sector de la organización de eventos debe exigirse también reducir su impacto ambiental.
No cabe ninguna duda de que estamos viviendo una situación excepcional, de emergencia e incertidumbre. En estos momentos nuestra vida se ve alterada y nos vemos en la necesidad de adaptarnos, en muchos sentidos, a una realidad confusa y complicada. En estos días de confinamiento, los social media, ya de por sí incorporados a nuestros hábitos de comunicación habituales, se han convertido en nuestra ventana, nuestra vía de conexión con el mundo bajo un lema conjunto: #Yomequedoencasa.
Cuando escribo este artículo, hace un mes que nos encerramos en nuestras casas por la situación del coronavirus. En todo este tiempo, los medios de comunicación y las redes sociales se han convertido en elementos indispensables de nuestro día a día y sus contenidos han ido mostrando variaciones, como si de un organismo se tratara, mostrando diferentes estados de ánimo y una evolución a lo largo de los días.
El peor escenario en el que se puede encontrar la movilidad urbana no es ninguno de los que hemos vivido a lo largo de los años: el tráfico vial debido a la saturación de vehículos en la urbe, el mal diseño de las vías urbanas o la falta de financiamiento del transporte público. El verdadero límite se encuentra en la prohibición de moverse en la ciudad. El grado cero de la movilidad, el fin de ella. Circulación 0.
Son días complejos. Días en los que asistimos a un ruido de noticias, datos aterradores, escenarios de futuro angustiosos, y donde intentamos sobrevivir a la infodemia (sobreabundancia de información) que la OMS ya anunciaba el 2 de febrero. Nunca como hasta ahora habíamos hablado tanto de fake news (noticias falsas) o desinformación ligada no a procesos electorales, sino a supervivencia y a combatir una crisis de salud pública y emergencia global como es la pandemia producida por el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad respiratoria COVID-19.
La crisis sanitaria causada por el COVID-19 está poniendo a prueba el delicado engranaje de nuestra organización social. Cierre de fronteras, escuelas y calles vacías, escasez de suministros, estupor y desorientación. Para vencer la fase de contagio del coronavirus se recomienda no salir de nuestras casas y evitar el contacto con los demás. Una pandemia que nos obliga a aislarnos, pero también a reivindicar el cuidado mutuo y la fraternidad como único antídoto posible a una dolencia que nos afecta a todos y que solo juntos podremos superar.
Las marcas son vulnerables, igual que las personas. Sufren las consecuencias de las crisis económicas y, como estamos viendo en plena pandemia del COVID-19, tampoco escapan a crisis sanitarias. Tienen que ocuparse de campañas canceladas, eventos postergados, importantes oscilaciones de ventas… y algunas, además, estarán pendientes de la gestión de su reputación en redes, simplemente por llamarse, sí, Corona.