Comunicación científica: la revista 'BiD'

 

Los nuevos modelos de evaluación de la investigación han sido el eje central del monográfico, coordinado por Ismael Ràfols y Llorenç Arguimbau. Según Ràfols y Arguimbau (2018) «nos encontramos en un momento en que hay una percepción de que la evaluación convencional basada en bibliometría es particularmente problemática para investigación de ámbito e implicaciones locales o profesionales». Ràfols, que a su vez es autor del Manifesto de Leiden (2015), y Arguimbau afirman que las «evaluaciones alternativas aún no se han gestado o legitimado suficiente, aunque tienen el apoyo de las nuevas retóricas de impacto social o ciencia abierta. Y mientras continúe la situación presente, la comunicación científica local y profesional continuará siendo relativamente marginalizada».

 

Con esta premisa, y en paralelo a la llamada de artículos, se organizó el 26 de enero de 2018 la jornada Nuevos Modelos de Evaluación de la Investigación en la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Barcelona, en colaboración con los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, el instituto de estudios de innovación INGENIO (CSIC-UPV) y el Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya (CSUCA).

 

Fruto de la jornada mencionada y de los contenidos recibidos se ha confeccionado el número 40 —desde mi punto de vista, equilibrado y completo. Para consultar los artículos podéis acceder a la revista BiD o a la presentación del número 40 que hemos hecho desde el perfil de Twitter, @revistaBiD.

 

 

BiD fue pionera en 1998 ya que nació en catalán y multilingüe, en acceso abierto y exclusivamente en formato digital. Si tenéis interés en hacer un repaso detallado podéis leer el artículo publicado por Abadal (2018) y citado al final, en la sección «Para saber más». Después de quince años de recorrido en solitario, en 2013 se sumaron a la coedición los Estudios de Ciencias de la Información y la Comunicación de la UOC. En esta última etapa podemos hablar de consolidación ya que la coedición ha reforzado el equipo y, con más recursos (humanos y económicos), hemos podido entrar en ESCI y conseguir el sello de calidad de la FECYT, por citar dos ejemplos destacables.

 

Además, a lo largo de los cinco años de trabajo con la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Barcelona y el equipo de publicaciones de la biblioteca de la UOC hemos elaborado: el Plan de calidad (2014); el Plan estratégico (2016), y, recientemente, el Plan de comunicación (2018). Estos documentos nos han permitido planificar e implementar mejoras, como por ejemplo el envío de las cartas de agradecimiento a los revisores; la creación del perfil en la red social Twitter donde tenemos más de 1.900 seguidores; la creación de la sección «BiD en números», para hacer más transparentes los procesos internos de revisión y la publicación con más antelación de los call for papers.

 

Si ampliamos el foco para saber qué otras revistas hay del ámbito de información y documentación, tal y como explica Abadal (2018) en el directorio Matriz de Información para la Evaluación de Revistas (MIAR) constan cuarenta y cuatro, pero solo diecinueve son estrictamente científicas y se publican sin interrupciones, tal y como muestra la tabla 1. Una buena parte tienen fechas de creación en la década de los noventa y en cuanto a los editores hay equilibrio entre asociaciones y colegios profesionales y universidades.

 

 

 

El número 40 ha sido también el disparo de salida a la publicación avanzada o gradual, uno de los retos que nos propusimos con el doble objetivo de reducir el tiempo de espera para los autores e incrementar la difusión de los contenidos, ya que se dilata en el tiempo y la periodicidad de junio y diciembre pierden peso. Ha sido un proceso en el que hemos tenido que incrementar la coordinación de todo el equipo y todavía tenemos algunos detalles a mejorar, pero estamos satisfechos con el resultado.

 

Seguir mejorando el grado de profesionalización —Abadal (2018) también lo menciona—, pero es complicado ya que la revista se hace con el equipo de profesorado en plantilla de las dos universidades implicado y un ajustado presupuesto repartido al 50 % entre la UB y la UOC.

 

Incrementar el número de originales recibidos y aumentar el porcentaje de textos en inglés. La publicación de números monográficos y la dinamización que pueden hacer sus coordinadores para atraer textos ayudan, pero no son la solución.

 

Incorporar nuevas funcionalidades y prestaciones, como por ejemplo las altmétricas.

 

Hemos avanzado, pero debemos continuar con la mejora de las acciones de difusión: esto debe permitir que los contenidos sean más leídos, más difundidos en las redes sociales y, seguramente, que también tengan más citaciones. Para lograrlo, el Plan de comunicación, el perfil en las redes sociales, el incremento de las listas de distribución en las que difundimos los call for papers y la implicación de los autores una vez los respectivos artículos están publicados serán clave.

 

Por último, ya hemos ampliado en cierta medida el foco de los call for papers de los monográficos, intentando que sean más transversales y que tenga cabida la disciplina de la comunicación y comunicación audiovisual, ya que ambas universidades hacen investigación y docencia en este ámbito.

 

Abadal, Ernest (2018). "¿Cómo han cambiado BiD y las revistas españolas de documentación en los últimos veinte años?" BiD: Textos Universitaris de Biblioteconomia i Documentació, núm. 40 (juny). DOI: http://dx.doi.org/10.1344/BiD2018.40.11 [Consulta: 28-06-2018].

 

Ràfols, Ismael; Arguimbau Vivó, Llorenç (2018). "L'avaluació de la recerca en comunitats locals i professionals". BiD: Textos Universitaris de Biblioteconomia i Documentació, núm. 40 (juny). DOI: http://dx.doi.org/10.1344/BiD2018.40.21 [Consulta: 28-06-2018].