Ese mismo juego cromático es el que habitualmente hemos visto en los carteles anunciantes de los diferentes montajes de este texto de Lorca. Algunos de ellos con una estética más clásica, usando una fotografía de reparto en la que vemos quiénes son los intérpretes y en cuyas expresiones leemos algo más acerca de sus personajes.
Carteles de ‘Bodas de sangre’. Montaje dirigido por José Saiz, 2015
Otros en cambio huyen de la representación fotográfica para utilizar otros recursos como la ilustración. Estos ejemplos utilizan formas icónicas (objetos o elementos destacados), y hacen uso de metáforas, aunque sin dejar de lado la antes mencionada selección de colores.
Cartel de ‘Bodas de sangre’. Montaje dirigido por Melvin Méndez, 2009
Y después encontramos los carteles del
Centro Dramático Nacional (CDN), que desde el año 2006 son un rara avis en la
cartelería teatral producida hasta ese momento y que supuso un antes y un después en lo que a la identidad visual de la institución se refiere. Por eso no es de extrañar que
Bodas de sangre se presente de un rompedor y alegre color rosa que contrasta con el ramo de flores (símbolo de fertilidad y buenos augurios) bocabajo advirtiendo de la tragedia (y si nos fijamos, jugando a través de las formas, a ser vestido de novia). En este cartel se cuenta cómo en el texto teatral, no se lanzará el ramo, no habrá una futura boda, sino que habrá un fatal desenlace fruto de insanas pasiones. Y será mediante una imagen simple, limpia, pero a la vez discurrida y cargada de significado.
Cartel de ‘Bodas de sangre’. Montaje dirigido por Pablo Messiez, 2017
Se trata de la propuesta del diseñador Javier Jaén que da continuidad al juego de metáforas visuales que empezó hace doce años el CDN con una serie de encargos a diferentes artistas para llevar a cabo la conceptualización de los carteles de los montajes teatrales de esta institución que en breve cumple cuatro décadas de vida.
El CDN es un centro de creación teatral que cuenta con un público fiel, de mente abierta y consumidor habitual de cultura, capaz de leer estas propuestas ingeniosas y minimalistas que nos acercan un teatro diferente. Estas propuestas sirven a la vez como ejemplo de la interacción de varias disciplinas que unen fuerzas con el fin de destacar y diferenciarse de sus análogos. Así pues vemos cómo materias como el dibujo, el diseño, la fotografía, el collage, la literatura o la pintura se unen para dar fuerza a las artes escénicas a través de carteles con gran capacidad comunicativa. El resultado es una identidad definida con estilo propio y una sagacidad refinada, que toma la semiología como pretexto de creación.
No obstante, el uso de la metáfora y la poética de la imagen simbólica no es algo nuevo. Podemos remitirnos a los trabajos de Man Ray, Daniel Gil o Chema Madoz, creadores pertenecientes a tres épocas distintas pero que confluyen en su forma de plantear una nueva visión del objeto cotidiano y los nuevos significados subyacentes a este. Tanto en ámbitos más artísticos (como es el caso de Ray o Madoz) como en entornos más aplicados como la ilustración de cubiertas de libros (Gil) encontramos en estos autores claros antecedentes del trabajo objetual utilizado en los carteles del CDN.
Man Ray. ‘El violín de Ingres’ (1924)
Daniel Gil. Cubierta para Alianza Editorial (1979)
Chema Madoz. Sin título, serie ‘El viajero inmóvil’ (2016)
En el caso del CDN, esas construcciones que prenden y burlan al imaginario a partes iguales se dieron fundamentalmente con Isidro Ferrer, Premio Nacional de Diseño (2002) y Premio Nacional de Ilustración (2006). Este participó en la creación de los diseños de ocho temporadas confiriendo a los carteles del CDN cierta línea formal que se ha mantenido a pesar del cambio de dirección del centro y del relevo de artistas. En estos carteles, Ferrer combina objetos y elementos simbólicos para conseguir nuevos significados y conectar así con el espectador de un modo efectivo y audaz.
Isidro Ferrer. Cartel para ‘Rey Lear’ (temporada 2007-2008)
Isidro Ferrer. Cartel para ‘Drácula’ (temporada 2015-2016)
El CDN apuesta por montajes que arriesgan en la puesta en escena, premisa que trasladan también a sus carteles. Y es que al final, el diseño y el teatro no están tan lejos uno del otro. De hecho el propio Isidro Ferrer es graduado en arte dramático y escenografía. Es también el caso de Cecilia Molano, otra de las artistas vinculadas al centro, que antes de diseñadora gráfica era escenógrafa y que apunta que «la filosofía de ambas disciplinas al final es la misma». Así lo sugiere también el actual director del CDN Ernesto Caballero (que es a su vez dramaturgo y director de escena), para el cual «el diseñador de carteles de teatro es un dramaturgo, un director de escena gráfico». El diseñador gráfico se convierte así en el responsable de seducirnos, de despertar nuestra curiosidad y sugerir una experiencia.
Del mismo modo, el cartel nos invita a acudir al teatro como antaño nos invitaba a formar parte de la revolución (cartelería cubana de la década de los sesenta) o a movilizarnos, a luchar por una causa (carteles de los dos bandos durante la Guerra Civil española). Hoy, aunque la lucha es otra, la vocación de la cartelería y el diseño de hacernos despertar, de mirar con otros ojos y acercarnos nuevas propuestas creativas sigue siendo la misma.
Cita recomendada
MARTORELL, Sandra; SANCHÍS, Álvaro. Dramaturgia gráfica: la apuesta de diseño del Centro Dramático Nacional. COMeIN [en línea], junio 2018, núm. 78. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n78.1841