Número 51 (enero de 2016)

Las bibliotecas sociales, ¿un valor de futuro?

Sandra Sanz Martos

La utilidad y el futuro de las bibliotecas están en entredicho para algunos. Y ahora que, por culpa de la crisis, los recursos escasean aún más si cabe, ¿para qué invertir en hacer una biblioteca si existe Internet?, ¿realmente son útiles?, ¿para qué sirven? Estas cuestiones, por disparatadas que nos puedan parecer, están en la mente de más de un político y de más de un ciudadano de a pie. Pero sin detenernos a rebatir con sólidos y obvios argumentos el valor que tienen las bibliotecas para la sociedad, dedicaremos este artículo a uno quizás menos reconocido pero que, desgraciadamente, y por las circunstancias que atraviesa nuestro país, está en auge: el valor social.

Las funciones dinamizadoras de las bibliotecas son muchas y conocidas: cuentacuentos, actividades infantiles, charlas y conferencias, libros comunitarios, la biblioteca en la calle, en la playa, etc. Pero en muchas ciudades, en los barrios más humildes, las bibliotecas están desempeñando un papel que va mucho más allá del de acercar la lectura a la ciudadanía.

 

La biblioteca del barrio del Bon Pastor de Barcelona es un buen ejemplo de ello. “Tejiendo una red de oportunidades” es el nombre del proyecto que la hizo ganadora del premio Biblioteca Pública y Compromiso Social que le concedió, en abril del 2015, la Fundación Biblioteca Social por su labor con los sectores más vulnerables de la sociedad.

 

El proyecto del Bon Pastor trabaja para la inclusión social y digital de los niños y jóvenes del barrio que se encuentran en riesgo de exclusión social. Trata temas como la violencia u otras cuestiones de género a través de talleres y se fomenta la lectura. Además, los jóvenes pueden hacer uso de los ordenadores y de internet, y se les ayuda a hacer los deberes de una manera personalizada.

 

En el proyecto se encuentran implicados profesionales de perfiles diversos entre los que destaca el educador dentro de la biblioteca. Este profesional se encarga de los hábitos de convivencia y civismo en la biblioteca y ayuda a mejorar, desde este punto de vista, el servicio que se ofrece a los usuarios.

 

La biblioteca colabora con una veintena de agentes sociales entre los que se encuentran los centros educativos, los servicios sociales, Barcelona Activa, Cruz Roja, el CAP o las entidades del barrio.

 

La Fundación Biblioteca Social, que otorgó el premio, se creó en junio de 2014 con el objetivo de potenciar y reconocer esta gran labor. El premio Biblioteca Pública y Compromiso Social es anual y ya se ha convocado la segunda edición, cuyo plazo de entrega finalizó el pasado 10 de diciembre. “Más allá de un servicio ligado a la cultura, las bibliotecas públicas representan un eje clave para la mejora de la calidad de vida, la cohesión social y, en su conjunto, también para el crecimiento económico de un país. Abiertas a todos y desplegadas por todo el territorio, tienen un potencial enorme que debemos apoyar”, dice en su página web.

 

La Fundación ejerce sus funciones en todo el Estado español desde Cataluña, sin perjuicio de poder actuar en otros países, cuando así convenga a los intereses y finalidades fundacionales.

 

En la primera edición del premio se presentaron 20 proyectos. En esta segunda edición se han aceptado 30 proyectos de bibliotecas procedentes de todo el estado (5 de Andalucía, 5 de Cataluña, 4 de Castilla-La Mancha, 3 de la Comunidad de Madrid, 2 de Aragón, 2 Castilla y León, etc.). Los temas son de diferente naturaleza pero destacan los relacionados con problemas de discapacidad y niños y jóvenes con riesgo de exclusión social o exclusión digital y, en menor número, los que abordan otros problemas más focalizados como la alfabetización de los gitanos, por ejemplo.

 

Hace justamente un año, un artículo de opinión del ABC decía lo siguiente: “Las bibliotecas públicas no son sólo lugares de estudio, depósitos de libros y audiovisuales, de conservación del conocimiento y las ideas, templos del saber…, según se escucha. En nuestra época, las bibliotecas son esenciales para el desarrollo de la cultura democrática y constituyen lugares de encuentro, debate y convivencia, centros de propuestas para la comunidad local, lugares donde se respira libertad y donde se forman ciudadanos libres y críticos” (ABC, 18/01/2015)

 

Pero la crisis las ha convertido en mucho más que eso. Ahora, además, son un lugar donde corregir los desequilibrios sociales y propiciar la cohesión social. El potencial de las bibliotecas en este sentido es enorme. Tanto es así que podría convertirse en su razón de ser en el futuro. En ese caso, los que nos dedicamos a la formación de los profesionales que están al frente de ellas, deberíamos quizás ir pensando en reenfocar los contenidos de los planes de estudios. De momento, lo dejaremos en una invitación a la reflexión.

 

Para saber más:

 

Pérez-Salmerón, Glòria. Bibliotecaris davant la crisi.

 

Fundación Biblioteca Social. El rol social de la biblioteca pública: recopilación de artículos, informes.

 

Cita recomendada

SANZ MARTOS, Sandra. Las bibliotecas sociales, ¿un valor de futuro?. COMeIN [en línea], enero 2016, núm. 51. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n51.1603

biblioteconomía; 
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