Número 41 (febrero de 2015)

Pongamos que hablo del TFG

Alexandre López-Borrull

 Termina un semestre más. Y posiblemente hoy el cuerpo me pide escribir algo diferente de lo habitual, de un artículo de opinión que habla de cosas que pasan fuera, y lo quieres hacer de cosas que pasan dentro de tu entorno docente. Como profesor, cierras carpetas mentales, de asignaturas, de mensajes con consultores, casi como si fueran el final de unas colonias. Más que una carrera, a veces puede parecer una persecución.

Y, si tienes un rato entre el cierre de actas y la planificación de un nuevo semestre, paras y piensas. Y pruebas a volver a pensar mientras lejos, cada vez más lejos, un ministro quiere abrir una caja de Pandora que estaba bastante tranquila, sobre todo en las presenciales. Y también te planteas tu futuro, y el de tu disciplina. Y, como cada semestre, la gran carpeta, en mi caso. El Trabajo Final de Grado, o más conocido como TFG. ¿Que qué es el TFG? ¿Por dónde empezar? Sí, la definición más formal puede ser que en el grado de Información y Documentación es el trabajo que, repartido en dos asignaturas, cierra el proceso de aprendizaje y pasa a ser una de las principales evidencias para fundamentar que se han alcanzado las principales competencias. Pero esto sólo es una definición y no lo dice todo.
 
¿Qué es más, entonces? Pues es un reto de superación. En algunos casos es la demostración a los compañeros de trabajo que lo que se ha hecho estudiando tomaba sentido. Que se han mejorado las capacidades. Que ahora, como futuro graduado, se podrán poner en marcha y en práctica muchos nuevos proyectos. Eso sí que era una inversión en talento, que no se puede computar en ninguna balanza de cálculo que un Excel pretenda medir. Pero también, y somos conscientes, son aquellas horas que sacas a tu familia. Aquel rato que te encierras en ti mismo (o lo pruebas) para poder terminar algo de una dimensión importante. Es aquel Informe Semanal que no ves, y es aquel después de cenar que se alarga más de lo que quisieras. Y es esa película que no verás nunca, también. Y también es la justificación final de todos estos semestres invertidos. Y esto lo percibes, en algunos agradecimientos, pero también en cómo se empieza y como acaba. Y precisamente porque somos conscientes de ello, a veces hay que ser exigente para ser justos con quienes se han dedicado en cuerpo y alma.
 
Ah, y también es, sin duda, un sueño. Del fin de un proyecto vital y el inicio de uno nuevo. El inicio de una nueva trayectoria profesional, la principal evidencia de una nueva vida, de un reciclaje académico, de un viraje hacia una nueva disciplina. Y esto quiere decir construir nuevos caminos, pero también vigilar no caer en el cuento de la lechera. Pero significa moverse, no dejar que la inercia nos marque un camino. Y significa imaginarse futuros mejores. Por tanto, el TFG se convierte tanto en la herramienta como en parte del sueño en sí. Y si es parte del aprendizaje a lo largo de la vida, es que al fin y al cabo es vida.
 
Y, puestos, también, es una experiencia en cualquiera de las tres vías, ya sea el proyecto profesional, el trabajo de investigación, pero también las prácticas externas. Porque llevar a cabo cerca de 100 horas prácticas en un centro es también un conocimiento. De nuevas formas de hacer pero también de sentirte ya parte de la profesión, de aprender de la mano de alguien, de hacer que su cotidianidad sea tu asignatura, de ponerte a prueba y demostrar que eres capaz de salir adelante. Y, también, de perder el miedo al mercado laboral, que a veces se te presenta como aquella sala llena de corbatas y puros que pretenden hacerte la vida más difícil. Ya lo es bastante, así que es mejor tomárselo como decía Cruyff, y salir y disfrutar de la experiencia.
 
Y es, también, una muestra de la Investigación. Sí, la que se presenta en mayúsculas. Pero no la cómicamente parodiada en The Big Bang Theory o la idealizada en The Theory of Everything, sino aquella más cercana, la que con más o menos prudencia genera conocimiento a partir del método. Sin secretos y sin filtros. La que permite percibir si más allá de la presión profesionalizadora de los másteres, uno se puede plantear hacer el doctorado. ¿Por qué? pues como diría Ovidi Montllor, porque quiero. Y se diseñan entrevistas y formularios, y tratas datos y cada conclusión compensa todo el esfuerzo.
 
Y, todo ello, da miedo a veces. Y se entiende. Porque es todo lo que hemos descrito, pero también es responsabilidad. Pero nuestros estudiantes no están solos, sino más acompañados que nunca.
 
Y tú me preguntas, ¿qué es el TFG? El TFG eres tú, que diría aquel.  

 

Cita recomendada

LÓPEZ-BORRULL, Alexandre. Pongamos que hablo del TFG. COMeIN [en línea], febrero 2015, núm. 41. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n41.1511

investigación;  documentación;  gestión del conocimiento; 
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