La batalla de las ideas como concepto se origina en Cuba en el conflicto originado por el regreso del niño Elián González. Sin embargo, a menudo también se ha empleado para definir una cierta disputa ideológica entre partidos u opinadores, como citó el propio Josep Antoni Duran i Lleida. Así, los grandes movimientos y debates políticos se cruzan argumentos que en mayor o menor medida intentan proponer modelos que ganen mayorías para poder, gobernando, llevarlas a la práctica. Socialdemocracia, comunismo, capitalismo, liberalismo pueden ser identificados como algunos de estos esquemas a menudo enfrentados. Lo que se pretendía, en el caso expuesto en el título, era demostrar que si el niño Elián había tenido que volver a Cuba era porque el comunismo había ganado al capitalismo, según sus conceptos.
Ahora bien, este artículo no pretende centrarse en la ciencia política tan sólo, sino que pretende ser una continuación de otra
reflexión que hicimos en este mismo espacio, donde hablábamos de la datocracia asociada a la investigación, pero también a la sociedad en general. Hoy quisiera hablar de otro ámbito donde el hecho, el dato, su envoltorio y su relleno toman una fuerza muy importante.
Sí, estoy hablando de los datos en el debate político. Como ejemplo, pongan en google "político en debate mostrando gráfico" y verán que los primeros resultados todos son fotografías de debates electorales donde los contrincantes se muestran cifras. Más allá del debate sobre la manipulación evidente que en algunos casos se llevó a cabo, para mí lo importante ahora es resaltar la fuerza que emana de la imagen. Un dato, como una verdad absoluta tirada sobre un contrincante. Y, como, al fin, cada contrincante tiene la suyas, y a pesar de ser todas seguramente ciertas tienen un valor de oposición. La fuerza del dato.
La reflexión, pues, va en la línea que, paralelamente a la fuerza del audiovisual, los datos van tomando poco a poco una fuerza central en el debate político y social. No hay un debate donde no aparezcan datos como si fueran campeones de torneos medievales emplazando el contrincante en primer lugar a rebatirla y en segundo lugar a proponer una mejor. Un dato, sin ser aún información llega a ser incluso un conocimiento que prueba de imponerse a otro conocimiento. No es nuevo, evidentemente, pero pienso que en los últimos años está tomando mucha fuerza. Los partidos políticos y otros ámbitos han descubierto la fuerza de las infografías, también. En Barcelona mismo hemos visto un caso últimamente donde ICV-EUiA asociaba paradas de metro a rentas mínimas.
Aprovecho, finalmente, para considerar que el mundo académico deberíamos, en el buen sentido, aprovechar este empuje en un momento donde se nos pide, desde muchos ámbitos, y con razón, que sepamos hacer un retorno detallado a la sociedad de todo el conocimiento que generamos. Ya no se trata sólo, pues, de nuestros artículos, sino que también habría que avanzar en dos grandes ámbitos: el mundo audiovisual y el mundo de los datos. Sabiendo que ambas cosas pueden ser incorporadas en la mayoría de revistas o repositorios, sería el momento de reflexionar también, entre otras muchas cosas, si empleamos los mejores vehículos para nuestros conocimientos, no si tenemos el vehículo más citado.
Para saber más:
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_ideas
Cita recomendada
LÓPEZ-BORRULL, Alexandre. De la batalla de las ideas a la batalla de los datos. COMeIN [en línea], noviembre 2014, núm. 38. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n38.1474