La nueva sociedad del conocimiento es, realidad, una sociedad del entretenimiento. Este es el cambio copernicano producido a consecuencia de la extensión de los canales de comunicación a todos y cada de uno de nosotros. Ante la hiperinflación de información, generada también por cualquiera de nosotros a través de cualquier dispositivo, sólo la información más atractiva y cautivadora alcanza a llamar nuestra atención. Es un fenómeno nuevo y de consecuencias inimaginables todavía.
Bueno, algunas consecuencias se empiezan a vislumbrar. El entretenimiento, hasta hace poco reducido al lazareto del tiempo de ocio, ha traspasado estas fronteras psicológicas y se está instalando como una característica comunicativa fundamental de las actividades serias. El entretenimiento ha cruzado su rubicón y ha ido de la vera del ocio a la vera del negocio.
El entretenimiento tiñe las campañas políticas, el entrenamiento de los seals estadounidenses y las presentaciones de los consejos de administración de las empresas de la revista Fortune. Y el entretenimiento también empieza a agrietar las paredes anchas de la educación. Como algunos creemos, la formación en el siglo XXI, sobre todo la formación a lo largo de la vida, sólo tendrá sentido si resulta entretenida para los estudiantes, atractiva, estimulante. El público de una sesión de formación tiene que dejar de ser un grupo de secuestrados a tiempo parcial, un público cautivo y desarmado, para convertirse en audiencia activa. Y el éxito de los profesores también se medirá por el share educativo que consigan. Al estudiante hay que atraparlo como lo atrapan las series de ficción. Lo otro es vivir con el retrovisor en modo on.
Un grupo de expertos sobre entretenimiento en distintos ámbitos, todos ellos profesores de la UOC, nos reunimos recientemente para poner las bases de lo que tiene que ser la formación para conseguir experiencias de entretenimiento en el mundo empresarial. El objetivo es orientar la formación para profesionales de cualquier sector que quieran incorporar experiencias de entretenimiento entre su público. Ese es el nuevo salto que va a dar el entretenimiento. Y la formación va a resultar necesaria para capacitar a profesionales para formar parte o dirigir equipos multidisciplinares que provean experiencias de entretenimiento. En el grupo llegamos a conclusiones de alcance: las competencias que se van a requerir para estos nuevos profesionales pasan por tres ámbitos en los que hay que profundizar.
El primer ámbito es el de la narratividad. Una experiencia de entretenimiento se distingue de cualquier otra porque tiene una base narrativa. Es la que da conducción a la experiencia y la que vincula emocionalmente al público.
El segundo ámbito es el de la jugabilidad. La experiencia de entretenimiento debe proveer retos que el público debe superar (esto ya lo hacen incluso los mejores best sellers). La jugabilidad permite explorar el ámbito del descubrimiento y la sorpresa, y alienta la superación.
Finalmente, también determinamos que el tercer ámbito clave para el desarrollo de estas experiencias de entretenimiento es el tecnológico. El conocimiento de las posibilidades que ofrece la tecnología capacita para la construcción y el desarrollo más adecuado de cualquier experiencia de entretenimiento.
La reflexión avanzará, pero haber desarrollado proyectos educativos en la UOC que tienen como ADN el entretenimiento nos permite saber que la luz sí que está al otro lado del prejuicio.
Cita recomendada
PASTOR, LLUÍS. El entretenimiento llega a la empresa. COMeIN [en línea], junio 2013, núm. 23. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n23.1347
Profesor de Comunicación en la UOC