La popularización de plataformas sociales como Pinterest, que permite compartir intereses de forma eminentemente visual, ha contribuido a situar en primer plano a la imagen como herramienta de expresión en las redes sociales. La imagen siempre ha formado una parte esencial de nuestros intercambios personales y sociales, pero la tendencia ha ido en aumento en paralelo a la mayor presencia de dispositivos móviles táctiles, como los smartphones o los tablets. El éxito de Pinterest y otras herramientas emergentes se encuentra en combinar una pasmosa facilidad de capturar contenido de la web y presentarlo gráficamente de una forma totalmente distinta. Y esto es sólo la punta del iceberg.
El interés por la expresión personal a través de las imágenes en los contextos de la web social no es noticia. Convivimos desde hace tiempo con las inmensamente populares plataformas dedicadas a la fotografía como Flickr, Picasa o más recientemente Instagram; también con herramientas de creación de blogs que miman la imagen como Tumblr, sin olvidar las plantillas visuales para Wordpress por poner sólo unos ejemplos. Sin embargo, lo que me ha motivado a escribir este artículo es otro tipo de plataformas, que combinan esta atracción por la presentación visual de nuestros intereses con la captura y organización de contenidos web base del éxito de soluciones como Evernote, Pocket, Springboard o OneNote. Las nuevas prácticas surgidas de nuestra interacción cotidiana con dispositivos móviles junto con el desarrollo de entornos basados en lenguajes como Python o HTML5 están facilitando la emergencia de soluciones destinadas a cambiar radicalmente nuestra forma de interaccionar con la web. Y puedo estar totalmente equivocado, pero creedme que raramente digo estas cosas. Quiero referirme a las tres que más me han impactado: la ya citada Pinterest, Clipboard y Murally.
Pinterest se ha llegado a definir de múltiples maneras: hay quien la considera una red social para compartir fotos; otros, un tablero para expresar visualmente intereses, gustos, aspiraciones, estados de ánimo... Todo ello es cierto, aunque esta visión superficial ha llegado a forjar algunos estereotipos. Pinterest organiza visualmente la información capturada de la web en forma de tableros, que podemos nombrar y compartir por afinidad temática. Y no sólo de fotografías o imágenes, sino también vídeo, que puede ser reproducido directamente sin necesidad de volver a la web original.
La metáfora del tablón está implícita en el mismo nombre y en la llamada a la acción “'Pin it!'”, acompañada del icono de la chincheta (como podría haber sido también el de un imán de nevera). Pinterest refleja nuestra atracción por este tipo de organización de la información, aunque las posibilidades van más allá de la metáfora: permite múltiples formas de difusión y colaboración, no en vano muchas empresas están utilizando Pinterest como herramienta de marketing, a la vez que artistas lo utilizan para mostrar su producción, sus referentes, etc. (os recomiendo al respecto el tablón sobre marketing de Pinterestbiz y un interesante artículo titulado “Five ways filmmakers can use Pinterest”).
Clipboard, a su vez, apareció en 2012 y fue recibido en primera instancia como un clon de Pinterest. No obstante, sólo hace falta rascar un poco para evidenciar algunas diferencias fundamentales. Clipboard nos permite capturar texto, imágenes, vídeo o páinas web enteras y mostrarlas a través de tablones, todo gracias a una herramienta de marcaje similar al “Pin it!” (vale, en esta ocasión un previsible “Clip it!”). Bien. Pero atención a dos funcionalidades sorprendentes: los clips capturados son funcionales, lo que significa que si capturo un vídeo, puedo reproducirlo; si capturo un hipertexto, puedo navegarlo; si capturo un juego, puedo jugarlo... Y que cuando capturo un contenido, puedo incorporar hashtags como en Twitter; tantos como quiera. Estos hashtags dan nombre a distintos tableros, lo que nos permite organizar la información de múltiples maneras diferentes. Por ejemplo, si capturo un vídeo del programa de televisión Salvados y lo etiqueto como #jordievole, #lasexta y #periodismo, me aparecerá en tres tableros distintos (y si no existen, los crea). Nunca crear un repositorio organizado ha sido tan fácil y colaborativo.
Murally, por último, se encuentra actualmente en beta, y aunque está claramente emparentada con las anteriores, es a la vez muy diferente en su objetivo. Concebida en Argentina, el interés de sus impulsores, que vienen del campo del diseño de videojuegos, era crear una herramienta que facilitara la expresión visual de ideas a través de la creación de murales. El contenido básico de estos murales son clips interactivos similares a los de Pinterest a partir del contenidos de la web o contenido en local. Estos elementos, que pueden ser editados, se ven enriquecidos con notas de texto, flechas, iconos, patrones, etc. y se distribuyen a través de un tablero virtual de diseño. Dado que los murales fácilmente pueden hacerse demasiado grandes, Murally incorpora funciones de presentación similares a herramientas como Prezi, a la vez que permite hacer una foto estática del mural. Y sí, como en los casos anteriores, está diseñado para ser colaborativo: sólo hace falta invitar a los usuarios que quieras.
No cabe duda de que Murally tiene aplicaciones personales, pero también docentes y profesionales muy relevantes: brainstorming, conceptualización, discusión de conceptos, estudios de caso, repositorios de información organizada sobre un tema, promoción... Las posibilidades, de nuevo, están totalmente abiertas.
La tecnología no provoca el cambio social ni cultural. Las historias de éxito que pretenden afirmar lo contrario ocultan siempre desconcertantes (y a veces divertidas) historias de fracaso. Pero si se llega a establecer una intensa conexión entre una solución tecnológica (no necesariamente nueva) y una necesidad social o cultural, entonces pueden surgir nuevas prácticas. Y atendiendo a estas nuevas prácticas es cuando podemos observar auténticos cambios. Herramientas como Pinterest, Clipboard o Murally se ajustan tanto a mis motivaciones y a mi forma de proceder que no sólo me han llevado a preguntarme “¿Donde habéis estado todo este tiempo?”, sino que me he sentido –en cierta manera– cambiado. Es lo que tiene el amor a primera vista.
Para saber más:
http://curation.masternewmedia.org/
Cita recomendada
ROIG, Antoni. Captúrame, visualízame, compárteme: la revolución de las nuevas plataformas visuales colaborativas. COMeIN [en línea], noviembre 2012, núm. 16. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n16.1274