Número 13 (julio de 2012)

“¡Que se jodan!”

Lluís Pastor

Nuestra sociedad analiza las imágenes que captan las cámaras de todo el mundo con mucho detalle. Tanto es así que aún recordamos la imagen del candidato a la presidencia Barack Obama en la que mataba una mosca mientras respondía a la pregunta de una periodista. Aquel mosquicidio dio la vuelta al mundo y se convirtió en el símbolo definitivo de la rapidez de reflejos del presidenciable que encandilaba al planeta.

Se analizan los discursos de los presidentes y la puesta en escena de las cumbres mundiales. Se analizan las imágenes de la muerte de Michael Jackson y las provocaciones de Lady Gaga. Se analizan con los máximos pormenores los arrebatos de ira del entrenador del Madrid, las palabras sosegadas del del Barcelona y los goles anulados en una Eurocopa. Palabras, gestos, ropa, escenarios: todo es analizado por los expertos en comunicación.


Tanta dedicación escudriñadora ha pasado por alto al respecto del exabrupto de la parlamentaria del PP Andrea Fabra cuando espetó “que se jodan” después de que el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, explicara el alcance de los recortes que iba a aplicar su ejecutivo a los parados. En este caso nos han bastado las opiniones de una y otra bancada del Parlamento y la reconvención del presidente de la Cámara a la diputada del PP.


En las próximas líneas me voy a aplicar a hacer el análisis de este episodio. Empecemos por lo que pasó antes del insulto de la diputada del PP. En aquel momento Mariano Rajoy estaba diciendo lo siguiente: “Se va a proceder a una revisión del modelo de prestaciones por desempleo garantizando que estas no generan efectos desin... desencintivadores [sic] en la búsqueda de empleo siguiendo el ejemplo de algunos países de la Unión Europea”. En ese momento, en la Cámara se desata una algarada. A Rajoy se le tuerce el rostro inicialmente al convertirse en el espectador de los gritos y aplausos de los diputados populares,  y luego relaja esa mueca.


El realizador que sigue el discurso de Rajoy da paso a la cámara que recoge las reacciones de los diputados del PP y se comprueba que la diputada Fabra hace lo siguiente: asiente con la cabeza repetidas veces complacida por las frases que acaba de pronunciar su líder y, leyendo sus labios, parece que dice “muy bien, muy bien, muy bien” mientras aplaude las últimas frases de Rajoy. Luego deja de aplaudir, exclama alto y claro “que se jodan” y deja de mirar a la bancada socialista mientras cruza las manos y vuelve la vista hacia el espacio que ocupa el orador.


Vamos a analizar la secuencia. Antes de nada hay que hacer una parada en la frase de Rajoy. El presidente del Gobierno se atasca en la palabra “desincentivadores”, que no alcanza a pronunciar correctamente. Cuando un adulto se equivoca al leer una palabra es por una de las siguientes causas. Uno: no está atento a la lectura. La situación contradice esta razón. Dos: no conoce la palabra. No es el caso con Rajoy. Y tres: no se la cree. Y aquí se pone en evidencia vía no racional uno de los engaños de la frase del presidente. Su equipo de constructores de eufemismos y de frames a la carta se pasó con la metáfora y hasta a Rajoy le costaba creerse la barbaridad que intentaba pronunciar.


Y ahora, el plato fuerte. Fue el político Josep Curto quien me hizo ver el desatino gramatical que tenía la coartada de la diputada del PP. “Si le hubiera espetado el insulto a los diputados socialistas –decía Curto– “hubiera utilizado la segunda persona del plural: jodeos o jódanse. No hubiera en ningún caso utilizado una tercera persona”. Y tiene razón. Menos aún si se siguen las imágenes de la diputada en las que se ve que hasta el exabrupto se estaba dirigiendo a los socialistas pero que después del insulto desvía la mirada de su presunto objetivo sin esperar respuesta. Tampoco resulta casual que junte sus manos después de haber proferido un insulto de este calibre en la cámara: es un modo de sentirse arropada y recogida. Al mismo tiempo sitúa su cabeza sobre las manos, lo que puede indicar que quiere subrayar su hazaña. Un “que se jodan” sale del alma y su alma le pedía este autohomenaje.


El fin de la historia ya lo sabemos. Ante la falta de análisis todos acabamos aceptando las débiles explicaciones de la diputada maleducada. Eso sí, lo parados se joden.
 

 

Cita recomendada

PASTOR, Lluís. “¡Que se jodan!”. COMeIN [en línea], julio 2012, núm. 13. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n13.1254

comunicación política;  periodismo; 
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