ArtículosNúmero 124 (septiembre 2022)

DL NFNT N N JNC

Andrea Rosales

Este verano pude finalmente sumergirme en la dulce lectura de un bestseller atípico. El infinito en un junco, de Irene Vallejo, narra la historia de los libros (Vallejo, 2021). Su lectura me permitió reflexionar sobre los avatares del oficio de los escribanos en tiempos de las redes sociales.

Irene Vallejo sitúa el origen europeo de los libros en el antiguo Egipto. Entonces, el privilegio de la escritura estaba reservado para jóvenes de origen noble. Los escribanos eran una selecta minoría y tenían más poder que el resto de los cortesanos, analfabetos. Sin embargo, para lograr ser escribanos, además del origen noble, tenían que pasar por una estricta y rigurosa formación que daba cuenta no solo de su interés por los jeroglíficos, sino también de su compromiso con el poder.

 

Similares a los emojis, cada jeroglífico representaba un objeto, un fonema o una marca diferenciadora. Una combinación de símbolos podía representar un nombre. Aunque hoy es bastante común el uso de emojis, y se pueden llegar a hacer frases completas basadas en emojis (Abdelrahim, 2013), la narrativa emoji no es nada, comparada con los más de 3.000 jeroglíficos egipcios documentados y todo lo que se ha podido conocer del antiguo Egipto gracias a la interpretación de los jeroglíficos.

 

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Refranes representados con emojis

Fuente: ‘YOROKOBU’

 

Irene Vallejo describe, entre muchas otras cosas, el impacto de la invención de los libros en la sociedad en cuanto al acceso, diversificación y preservación del conocimiento, así como en la diversificación de lenguajes y formatos.

 

El acceso al conocimiento

 

En el contexto de los jeroglíficos, la invención del alfabeto, con sus símbolos fonéticos, que permiten representar la mayoría de los sonidos, significó una revolución. Los primeros alfabetos que dieron origen al alfabeto latino contenían solo los símbolos fonéticos de las consonantes. Nunca se sabrá si se usaron solo los sonidos de las consonantes para ahorrar papiro, para conservar un poco de la dificultad de acceso a la lectura o porque no lo consideraban necesario. Por cierto, que la escritura se parecía un poco al estilo actual de los chats, que se concentra principalmente en las consonantes (Wikilengua, s.f.). En las redes sociales, este estilo se utiliza para agilizar la escritura y constituye un sublenguaje propio que refuerza la identidad de grupo.

 

A pesar de ello, el alfabeto permitió que muchas personas que no eran nobles accedieran a conocimientos reservados hasta entonces para los escribanos, con un menor esfuerzo de formación. De esta manera, el alfabeto permitió la democratización del conocimiento. Lo mismo se dice sobre la invención de la imprenta y la invención del internet, aunque a veces se olvida que ninguno de los dos sería lo mismo sin el alfabeto.

 

Ante esta disrupción, Sócrates diría que las palabras escritas son signos muertos, en contraposición con el discurso oral, que consideraba vivo. Aunque se pensaba que la escritura contribuiría a difundir conocimientos, Sócrates pensaba que la escritura, al descuidar la memoria, promovía el olvido, y, por tanto, las personas serían menos sabias. Adicionalmente, Sócrates argumentaba que mientras que al orador se le puede interpelar, con el texto escrito no puedes debatir las ideas y generar nuevos conocimientos. Un debate que trasciende hasta nuestros días y que de tanto en tanto vuelve a emerger, cuando nos damos cuenta de que ya no nos aprendemos ningún número de teléfono nuevo, o que las redes sociales promueven con mayor facilidad las noticias falsas.

 

Preservación del conocimiento

 

La invención del alfabeto, junto con la producción de papiros y, posteriormente, de pergaminos, terminó de dar cuerpo a los libros. Todo junto contribuyó no solo al acceso al conocimiento, sino a su preservación. Anteriormente los jeroglíficos se escribían sobre piedra o se moldeaban con barro. La escritura en piedra perdura más en el tiempo, pero requiere un mayor esfuerzo y, por tanto, su uso era más limitado. A punta de piedra y cincel no se iba a masificar la escritura. El papiro y los pergaminos facilitaron la escritura y permitieron que se crearan un volumen de contenidos nunca visto, similar a lo que pasó con la llegada de internet 2.0, como soporte, que permitió que cualquier persona con acceso a internet pudiera crear, publicar y distribuir sus propios contenidos.

 

Aunque tanto el papiro como el pergamino son objetos perennes, la mayoría de los libros de la Antigüedad se han quemado, inundado o simplemente desintegrado por el paso del tiempo, con lo cual gran parte del conocimiento de la antigüedad ha desaparecido. Nada diferente de los terabytes de información que se pierden cada día por la obsolescencia programada, por olvido o por falta de backups.

 

Diversificación del conocimiento

 

La irrupción del alfabeto permitió materializar y concretar historias que, hasta entonces, se habían transmitido oralmente, como la Ilíada y la Odisea. Las historias escritas, si bien a menudo siguen contando experiencias colectivas, se atribuyen a quien las ha escrito.

 

En la tradición oral, con el paso de los años las historias iban cambiando y se iban complementando, creando piezas colectivas que representan las historias más memorables de cada época. Las historias disruptivas o menos memorables no tenían cabida en la tradición oral; en cambio, florecieron con la invención de los libros.

 

A partir del alfabeto, aquellos que venían de un origen humilde tenían la posibilidad de difundir sus ideales y de que sus ideas sobrevivieran a su tiempo. Sus ideas a menudo podían ir en contra de las imperantes y difundidas hasta el momento. Con la popularización del alfabeto, se removieron las estructuras tradicionales del poder. Similar a la popularización de los medios digitales, que han entrado a competir con el poder de los medios masivos tradicionales.

 

Diversificación de los lenguajes y formatos

 

El alfabeto también transformó los lenguajes y formatos utilizados. Dadas las limitaciones de la escritura de jeroglíficos, la escritura se usaba principalmente para cosas formales, inventarios, normas, acuerdos comerciales. Por su parte, las historias de vida se solían transmitir oralmente; los narradores las aprendían de memoria, y las iban contando de pueblo en pueblo. Las historias orales eran a menudo en rima, cuya musicalidad facilitaba la memoria. También la irrupción de internet 2.0 dio origen a nuevos formatos y lenguajes. Rápidamente, YouTube se llenó de vídeos de tutoriales, unboxing y partidas de videojuegos. E impera una nueva forma de escritura, en la que se popularizan las instrucciones y los top ten que facilitan una lectura rápida.

 

Desde los jeroglíficos hasta nuestros días, la sociedad está evolucionando hacia formas de democratizar el conocimiento y la información. Aunque algunos avances se vean a veces como retrocesos y aunque, más que conocimiento e información, a veces se democratizan diferentes formas de entretenimiento.

 

Para saber más:

ABDELRAHIM, Jaled (2013). «El refranero español se traviste en caritas amarillas». YOROKOBU [en línea]. Disponible en: https://www.yorokobu.es/el-refranero-espanol-se-traviste-en-caritas-amarillas/

VALLEJO, Irene (2021). El infinito en un junco. Siruela.

Wikilengua (s. f.). «Abreviaturas en chats y microblogs». Wikilengua del español [en línea]. Disponible en: https://www.wikilengua.org/index.php/abreviaturas_en_chats_y_microblogs

 

Citación recomendada

ROSALES, Andrea. «DL NFNT N N JNC». COMeIN [en línea], septiembre 2022, no. 124. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n124.2260

gestión del conocimiento;  cultura digital;  medios sociales;  literatura;  entretenimiento;