Cuando Neus Ballús recogió el Premio Gaudí 2022 a la mejor película dijo que «las mujeres no sólo hemos llegado al cine para hacer óperas primas: hemos venido para quedarnos». Esta frase sintetiza un proceso de más de veinte años en los que hemos vivido un cambio generacional en el cine español que ha ido de la mano de la incorporación, visibilización y reconocimiento de las mujeres en el sector cinematográfico.
No hablamos de cine experimental ni de márgenes, tampoco es un cine con ambición de vanguardia ni forma parte de ningún underground cultural. Es más bien un cine artesanal que se ha ido gestando en la periferia de la industria, alejada del marketing y los focos mediáticos, en unos años de crisis económica, institucional y política en los que se ha producido un cambio –precisamente– de modelo industrial en el cine con la llegada de las plataformas. Con el núcleo institucional y económico de la industria cinematográfica española en Madrid, es un modelo que tiene su epicentro en Barcelona.
¿Nueva escuela de Barcelona?
El guionista y profesor Arnau Vilaró (2021) se pregunta si se puede hablar de una «nova Escola de Barcelona». Su planteamiento es que se trata de cineastas que entienden el cine como un proceso colectivo en el que se comparten procesos basados en las relaciones de trabajo y en equipo, entre ellas:
«Valentina Viso, la coguionista de Mar Coll, que también participó en los feedbacks de guion de Viaje al cuarto de una madre y de Verano 1993, y con quien Simón escribió su último cortometraje, Después también (2019). Otra de las figuras clave es Neus Ollé, responsable de la fotografía de las películas de Coll y de Funes; por su lado, Aina Calleja es la montadora de las películas de Reguera y Coll, y Ana Pfaff, de las películas de Simón y de Colell. Por otro lado, el creciente número de mujeres productoras es otro indicador de peso de confianza en los proyectos dirigidos por mujeres y, según Simón, «esta relación también es clave para entender lo que está pasando en Cataluña». María Zamora, de Avalon, ha trabajado con Simón, con Reguera, con Liliana Torres y Clara Roquet; Carla Sospedra, con Torres, Funes y Simón; Sandra Tapia, de Arcadia, es la productora de Rico; Valérie Delpièrre, de Inicia Films, fue la productora de Verano 1993, también de Los desheredados, así como de la nueva película de Pilar Palomero, Las niñas (2020), la última de las películas revelación del cine español» (Vilaró, 2021, pág. 100).
Esta red de relaciones que describe Vilaró no surge de la nada, como tampoco es espontánea la mirada que permite analizar estos procesos y ubicarlos en su devenir histórico. Más allá de algunas cineastas pioneras, el reconocimiento de una tradición de cine de mujeres en España pasa por la que Kathleen Vernon denominó la «trilogía feminista» (2011): Cecilia Bartolomé, Pilar Miró y Josefina Molina, siendo el feminismo y no solo el género el criterio que permite una toma de conciencia de la importancia de su legado. Esta forma situada de pensarse en colectivo y como mujeres ha tenido un recorrido paralelo en el ámbito profesional y académico en las últimas décadas, al albor del proceso colectivo de concienciación feminista que ha vivido la sociedad española.
Fundación de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales
En el sector profesional, la fundación de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) en 2006 supuso una llamada de atención de que la cosa iba en serio.
Inés París, su primera presidenta, describe la decisión del siguiente modo: «Las fundadoras, un puñado de mujeres del cine, nos fuimos conociendo en festivales, en aeropuertos, en alguna mesa redonda. Nos poníamos a hablar y descubríamos tener muchas cosas en común, problemas profesionales y preocupaciones que parecían tener relación directa con el hecho de ser mujeres».
La queja, como dice Sarah Ahmed, es un mecanismo de rechazo que sirve para cambiar una situación y desafiar el poder. En el caso de las cineastas españolas, la queja iba a ser constante y detallada, con informes y datos anuales en los que se mostraría la desigualdad de género en el sector profesional, se demandarían mecanismos de corrección a las instituciones y apoyos específicos de desarrollo de producciones.
Esa primera generación de mujeres que alzaron la voz fueron Cristina Andreu, Iciar Bollaín, Isabel Coixet, Judith Colell, Ana Díez, Chus Gutiérrez, Daniela Féjerman, Patricia Ferreira, Eva Lesmes, Laura Mañá, Josefina Molina, Cayetana Mulero, Inés París, Dolores Payás, Helena Taberna, María Ripoll, Manane Rodríguez, Mireia Ros y Teresa de Pelegrí. Pero el año 2006 no era 2022 y la sociedad española, sus instituciones y sus estimados compañeros de profesión no habían sentido el tsunami feminista descolocar su confortable visión del mundo (ni desplazar su posición en este). Como miembros de la asociación se estaban jugando mucho, sobre todo en un sector donde la reputación y las relaciones son fundamentales para levantar proyectos y conseguir ayudas.
La siguiente generación tiene en Mar Coll y su Tres dies amb la família (2009) el referente que supone reconocerse en una mujer joven que gana el Goya a la mejor dirección novel con una película cuyo equipo técnico estaba formado íntegramente por noveles. Carla Simón, flamante ganadora del Oso de Oro en Berlín con Alcarràs (2021), la reconoce como su referente. Y esta red de relaciones y reconocimientos va emergiendo en los premios a dirección novel que han conseguido los últimos años: Carla Simón (2017), Arantxa Echevarría (2018), Belén Funes (2019), Pilar Palomero (2020) y Clara Roquet (2021). A diferencia de la generación anterior, los centros de formación han sido muy importantes para establecer estas redes y dar salida a proyectos de escuelas como la ESCAC y la Universitat Pompeu Fabra que, a falta de soporte industrial, han sido el apoyo institucional desde Catalunya.
Por su lado, desde la Academia también se ha producido una renovación generacional que ha puesto en marcha una revisión de la historia del cine con una mirada feminista contemporánea. En el apartado «Para saber más», apuntamos algunas publicaciones recientes que nos pueden ayudar a dar contexto y perspectiva a esta visibilización y reconocimiento de las cineastas españolas.
Para saber más:
CASCAJOSA, Conchi (ed.) (2015). A New Gaze: Women Creators of Film and Television in Democratic Spain. Newcastle: Cambridge Scholars Publishing.
GARCÍA LÓPEZ, Sonia (2021). «Miradas invisibles. Mujeres en la Escuela Oficial de Cinematografía (1947-1976)». En: Journal of Spanish Cultural Studies, 22(3), p. 311-329. DOI: https://doi.org/10.1080/14636204.2021.1960697
GLEDHILL, Christine; KNIGHT, Julia (2015). Doing Women’s Film History: Reframing Cinemas, Past and Future. Champaign: University of Illinois Press.
MARTIN-MÁRQUEZ, Susan (1999). Feminist Discourse and Spanish Cinema: Sight Unseen. Oxford: Oxford University Press.
NAIR, Parvati; GUTIÉRREZ-ALBILLA, Daniel Julián (2013). Hispanic and Lusophone Women Filmmakers. Manchester: Manchester University Press.
SCHOLZ, Annette; ÁLVAREZ, Marta (ed.) (2018). Cineastas emergentes. Mujeres en el cine del siglo XXI. Madrid: Iberoamericana.
VERNON, Kathleen. M. (2011). «Cine de mujeres en la Transición. La trilogía feminista de Cecilia Bartolomé, Pilar Miró y Josefina Molina». En: M. Palacio Arranz (ed.). El cine y la transición política de España (1975-1982), p. 145-158. Madrid: Biblioteca Nueva.
VILARÓ, Arnau. (2021). «¿Una “nova escola de Barcelona”? Diálogos estéticos y narrativos en el cine realizado por mujeres en Cataluña». En: Secuencias, (53), p. 97-113. DOI: https://doi.org/10.15366/secuencias2021.53.003
ZECCHI, Barbara (2014). Desenfocadas. Cineastas españolas y discursos de género. Barcelona: Icaria.
ZURIAN, Fran A. (ed.) (2017). Miradas de mujer. Cineastas españolas para el siglo XXI, p. 109-122. Madrid: Fundamentos.
Citación recomendada
PUJOL OZONAS, Cristina. Mujeres cineastas: entre la reivindicación y el reconocimiento. COMeIN [en línea], abril 2022, no. 120. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n120.2223
Profesora de Comunicación de la UOC