Una simple búsqueda en Google evidencia lo que es fácil de intuir. El número de resultados que obtiene el buscador combinando las palabras «mujer» y «emprendimiento», o simplemente «emprendedoras», es notablemente inferior a lo que la palabra «emprendedores» o cualquier combinación en masculino te devuelve. 12.000.000 de resultados frente a 123.000.000. Quizás sea un tanto tramposo porque está claro que el masculino se utiliza todavía como genérico, pero no deja de ser llamativo y pone de manifiesto que sigue siendo necesario dar visibilidad al emprendimiento femenino.
El pasado 19 de noviembre se celebró el Día Internacional de la Mujer Emprendedora y, 10 días después, Marta Ortega cogió las riendas de Inditex y su cotización en bolsa bajó 6 puntos. Titulares como «El Mercado recibe a Marta Ortega con caídas en Inditex» o «Inditex se desploma un 6,1 % tras anunciar a Marta Ortega…» se repetían en los diarios de economía del 30 de noviembre de 2021. Los medios exculparon la bajada de la cotización en bolsa de Inditex argumentando que al mercado de valores no le gustan los cambios. ¿Y no será porque es mujer? ¿Es posible que la economía se tambalee por el hecho de que el imperio textil y una de las mayores fortunas del país recaiga en manos femeninas?
Dentro de los principales retos a los que se enfrentan las mujeres en el proceso emprendedor destaca la falta de referentes. Los roles y estereotipos de género siguen posicionando a las mujeres en sectores feminizados y, por lo tanto, las mujeres se centran en emprendimientos del sector servicios y se encuentran alejadas de los sectores digitales y tecnológicos, start-ups, entre otros. Asimismo, la falta de redes de apoyo de su entorno, las demandas vinculadas con la conciliación de la vida familiar y personal, el acceso al crédito y financiación son otros de los obstáculos ante los que se encuentran, por lo que todos estos retos y dificultades ocasionan que las mujeres no se reconozcan –y visto lo visto, la bolsa tampoco– como potenciales emprendedoras y/o empresarias y que encuentren más barreras a lo largo del proceso emprendedor.
Datos sobre las mujeres emprendedoras
Con motivo del 19 de noviembre, desde el Observatorio de Igualdad y Empleo se sumaron a la efeméride y recopilaron y compartieron diversos datos. Las mujeres emprendedoras son, en su mayoría, mujeres de entre 35 y 44 años, con estudios superiores. Dentro de las fases que componen el emprendimiento, las mujeres puntúan por debajo de los hombres en todas y cada una de ellas. De esta manera, dentro de la fase de emprendimiento potencial, encontramos que el 8 % son hombres y el 5 % son mujeres. En la fase inicial, aunque ambos puntúan cerca del 2 %, son los hombres quienes se posicionan por encima en cuanto a las mujeres. En la fase de actividad emprendedora propiamente dicha, las mujeres son el 4 %, mientras que los hombres son un 5 %. En las fases de emprendimiento consolidado, de nuevo son los hombres quienes logran mantener su emprendimiento en un 7 %, mientras que las mujeres lo hacen en un 5 %. Sin embargo, en la fase de abandono tanto hombres como mujeres tienen un registro similar.
Es curioso también destacar las diferencias existentes en la motivación que lleva a los hombres y las mujeres a emprender. «Muchas veces las mujeres son emprendedoras por necesidad, no por oportunidad, vocación u objetivos, como suele suceder con los hombres», explica la fundadora de Stealth Mode, Ryan Newton, que participó en el evento Women Talks de BBVA Open Innovation.
Siguiendo con los datos de 2020-21 que comparte el Observatorio de Igualdad y Empleo, las mujeres reconocen que perciben menos oportunidades (14,4 %), tienen más miedo al fracaso (54 %) y valoran menos favorablemente la cultura emprendedora de su entorno. Además, el impacto de la pandemia ha acusado más estas cuestiones negativas.
La necesidad de visibilizar a las mujeres emprendedoras
Estos datos demuestran la necesidad de reconocer y visibilizar a las mujeres emprendedoras como agentes de cambio y de desarrollo económico, e impulsar medidas para la superación de las barreras con las que se encuentran durante el proceso emprendedor, para que el emprendimiento se consolide como una alternativa real y efectiva para lograr el empoderamiento y la autonomía económica de las mujeres.
En el ámbito rural, la cuestión es aún más grave. La Red Española de Desarrollo Rural (REDR) publicó el pasado mes de octubre de 2021 el estudio «Mujer Rural». Este se basa en el análisis de los resultados obtenidos a partir de una encuesta realizada a los Grupos de Acción Local del territorio español desde una perspectiva de género. Todavía queda mucho por hacer en el ámbito de la igualdad de género. Es necesaria una transformación social que impulse la actividad económica, el emprendimiento y la creación de empleo femenino.
La visibilización de referentes de mujeres empresarias y emprendedoras es relevante para fomentar el emprendimiento entre las mujeres. Poder reflejarse en aquellas experiencias exitosas, a la vez que se pierde el miedo al fracaso que se padece mayoritariamente en clave femenina. Pero no basta. Es necesario que también sea aplaudido y reconocido por los sectores más conservadores y tradicionalmente en manos masculinas. ¿Qué hubiera pasado si cuando Marta Ortega tomó el relevo de su padre los mercados de valores lo hubieran aplaudido con una subida? Es urgente que el emprendimiento femenino cotice al alza en bolsa.
Citación recomendada
SANZ, Sandra. El emprendimiento femenino debería cotizar al alza en bolsa COMeIN [en línea], enero 2022, no. 117. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n117.2203
Profesora de Información y Documentación de la UOC