Número 10 (abril de 2012)

20 años de historia: cambios en la cobertura informativa de los Juegos Olímpicos

Silvia Martínez Martínez

Los Juegos Olímpicos de verano son un acontecimiento informativo de primer orden y se han convertido en un campo de experimentación de nuevos medios y avances tecnológicos. En los 20 años que median entre los Juegos de Barcelona de 1992 y los que se celebrarán en Londres en julio de 2012, los principales cambios han venido de la mano de la distribución digital del mensaje.

La tradicional narración de este evento deportivo en la que convive el mensaje global propio de un acontecimiento mundial y el de carácter más local o nacional, donde se destacan los logros y resultados alcanzados en cada país, se encuentra en sintonía con particularidades propias de la sociedad de la información marcada por las posibilidades de esta dualidad en el mensaje. Un contexto paradójico en el que la apertura de la comunicación pública que permite la Red contrasta con la protección de los derechos de difusión adquiridos por compañías de comunicación.

 

Desde el punto de vista informativo, la cobertura de los Juegos Olímpicos se ajusta a los  principios y dinámicas propias de la producción periodística: elevado número de personas y países implicados, programación temporal delimitada, la expectación e impredecibilidad de los resultados, el carácter lúdico del juego y las implicaciones en diversos ámbitos que van más allá del deporte… Sergio Ricardo Quiroga (2000), en “Desafíos de un campo potencial: comunicación y deporte”, reconoce la sinergia existente entre deporte y medios de comunicación, que en el caso de los Juegos Olímpico implica que ya en 1896 estos fueran seguidos desde diarios y revistas. El propio Comité Olímpico Internacional (COI) reconoce la importancia de la cobertura informativa de los Juegos desde el momento en que en la Olympic Charter, en el capítulo 5, norma 48, se compromete a garantizarla a través de diferentes medios. En coincidencia con este principio el COI fija cuotas y mecanismos de acreditación de redactores y fotógrafos de prensa y establece las bases para la regulación de los medios en los Juegos.

 

Desde Sídney 2000, donde además se incorpora la acreditación de periodistas de nuevos medios o sitios de Internet, el número de periodistas y fotógrafos de prensa se ha mantenido estable y se cifra en 5.600. No obstante, el número de medios se ha ido incrementando a lo largo de la historia. Las propias necesidades periodísticas  de los profesionales desplazados requieren que se garantice la cobertura informativa gracias a una buena red de telecomunicaciones, y como ejemplo y símbolo de la inversión y desarrollo en este ámbito permanece la torre de Calatrava en la ciudad de Barcelona.

 

La realización de unos Juegos Olímpicos supone una proyección internacional del país y de la ciudad que los acoge. Esto favorece la inversión y el despliegue de avances tecnológicos como imagen de la potencialidad de toda una nación. Uno de los hitos que ejemplifican esta muestra de modernidad lo representan los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, donde la televisión hace su primera incursión y ello a pesar de que la audiencia potencial era en términos numéricos prácticamente insignificante. Desde entonces la popularidad adquirida por la televisión la ha convertido en pieza clave en la retransmisión de los Juegos y en los últimos años las novedades en esta línea han venido por la cobertura en alta definición mientras que en London’12 se prevé que se emitan algunas de las imágenes con tecnología 3D.

 


En 1992 España da muestras de lo que José Álvarez Marcos (2003) considera “la primera experiencia real de ciberprensa desarrollada en Europa”, si bien esta no se encontraba en las instalaciones olímpicas sino en el recinto ferial de la Expo, en Sevilla. Veinte años después, la Sociedad de la Información y de manera específica la comunicación digital en Internet están ampliamente extendidas. Según señala Moragas en “Internet y el movimiento olímpico”, ya en Atlanta’96 el comité organizador presentó la primera página web oficial y desde entonces la presencia de comités nacionales, fans, clubs, medios de comunicación y canales especializados en la temática no ha dejado de aumentar. En esta evolución destacan, no obstante, las limitaciones impuestas por el régimen chino, anfitrión de los Juegos Olímpicos celebrados en 2008, momento en que la propia Amnistía Internacional bajo el título “¿Libertad total para los medios de comunicación?” reflexionaba sobre los impedimentos que, en el país asiático, se encontraban los periodistas para cubrir determinados temas y sobre el control en Internet.

 

En la edición de Londres’12, el COI anuncia que se marcará un nuevo hito en la distribución de los Juegos en términos de cobertura digital, en especial por las posibilidades de consumo a través de plataformas móviles y por el uso de las redes sociales. El acuerdo al que han llegado la NBC y Youtube para la retransmisión en directo del evento, tal y como publicaba Larazon.es, y el seguimiento que ya tienen los perfiles de London 2012 en Facebook y Twitter se corresponderían con esta voluntad oficial. Si se tiene presente que en esta cobertura informativa, junto a la propia identificación nacional, aparece la figura del aficionado que, como indica Gerardo Orellana (2008) en “Identificación y aficionamiento deportivo”, se define como aquél que siente “una inclinación hacia alguna manifestación deportiva”, parece tanto más factible la creación de comunidades formadas por aquellos que compartan este mismo afecto.

 

No obstante, aunque el objetivo parece apuntar a que estos serán los Juegos de las redes sociales, los Comités Olímpicos Nacionales están marcando algunas normativas y, según publica Elperiodico.com, desde Italia se ha limitado el uso de Twitter y prohibido el empleo de Facebook a sus atletas desplazados. Asimismo, a pesar del contexto de apertura, el Movimiento Olímpico ya desde las News Access Rules indica que se protegerán los derechos de retransmisión de los radiodifusores que los hayan adquirido. No en vano la gestión de estos supone una fuente de ingresos muy importante para la financiación de los Juegos Olímpicos, equiparable a la que ofrecen patrocinadores o sponsors del evento. Las contradicciones del modelo de negocio, aplicado de manera específica a la cobertura informativa, se hacen evidentes en un contexto en que se garantizan modelos de retransmisión a manos de grandes compañías al tiempo en que se quieren aprovechar las posibilidades de popularización y aproximación a un público más joven presente en las redes sociales.

 

Cita recomendada

MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Silvia. 20 años de historia: cambios en la cobertura informativa de los Juegos Olímpicos. COMeIN [en línea], abril 2012, núm. 10. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n10.1226

entretenimiento;  medios sociales;  periodismo;  televisión; 
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