El documental ha encontrado en Internet una vía para llegar a una audiencia que, tal vez, no conocería nunca.
Sorprende la cantidad de producción documental audiovisual que existe en todo el mundo y el poco espacio que éste ocupa en las parrillas televisivas (pese a haber crecido en los últimos tiempos). Los festivales como escaparate principal son interesantes pero exigen estar allí. Por eso, la extensión online de cualquier actividad relacionada con el documental se presenta como la mejor manera de captar la atención, difundir y vincular a la mucha gente interesada por el mundo.
Internet es un apoyo fundamental en todas las fases del proyecto: en el antes, el durante y el después. Antes de comenzar la producción, a través de la Red se puede conseguir apoyo moral pero también económico. El crossfunding, o la microdonación, surge como una opción para los creadores en la difícil tarea de pagar los recursos necesarios para el proyecto.
Durante el proyecto, divulgar cada paso incrementa la vinculación con las personas interesadas, que se sienten más partícipes de la historia. Se hace de muchas maneras, explicando los pormenores, dónde se está, con quién se habla pero también avanzando partes del trabajo audiovisual final, que se convierten en relatos autónomos y con vida propia en su difusión viral.
Se puede también contar con la participación de la audiencia en el proceso de creación, aportando material, participando como testimonios o dando datos y fuentes. Dos ejemplos paradigmáticos son One day on Earth y Life in a day.
Cuando estas fases se comparten en la Red, el relato de no ficción ya no es un producto sino un proceso. Se puede acabar haciendo un audiovisual de larga duración, que es el formato clásico, pero el recorrido hasta llegar a él ha ido dejando por el camino otros formatos y contenidos tan interesantes como ese.
Las posibilidades narrativas digitales son tantas que limitarse a un único formato o resultado a día de hoy parece una manera de perder oportunidades para vincular a la audiencia. Los documentales en serie y los documentales interactivos o documentales web son algunas de las formas que se van consolidando.
El capítulo digital del IDFA (International Documentary Film Festival Amsterdam), la sección interactiva del NFB (National Film Board of Canada) o el encuentro i-Docs de Bristol, que se celebró por primera vez este año 2011 superando todas las expectativas de público, son sólo una pequeña muestra de la ebullición de ideas y proyectos en este terreno.
A la par, la aparición del iPad y de otras tabletas abren muchas posibilidades narrativas. Periodistas, cineastas y muchos otros profesionales convergen en este espacio híbrido para descubrir nuevas maneras de contar lo que pasa en el mundo. Es, sin duda, un momento interesantísimo.
Cita recomendada
DOMÍNGUEZ, Eva. El documental se transforma. COMeIN [en línea], diciembre 2011, núm. 6. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n6.1130
Profesora de Comunicación en la UOC