Número 4 (octubre de 2011)

El marujeo digital de nuestros jóvenes

Dani Aranda

La mayoría de los estudios e investigaciones constatan que el uso de las tecnologías digitales por parte de los y las adolescentes se realiza de acuerdo con sus necesidades (principalmente psicológicas y culturales) e intereses cotidianos.

 

La participación en la sociedad contemporánea significa algo más que la capacidad de tener acceso a información online seria o a referencias y aspectos culturales propios de los espacios educativos formales e institucionalizados. Para jóvenes y adolescentes, la habilidad para socializarse con sus iguales y hacer amistades es un componente clave de su crecimiento como seres humanos competentes. Desde este punto de vista, los espacios online ofrecen oportunidades para mostrar cuestiones relacionadas con la moda y el gusto, el cotilleo, el flirteo…
 

Según los investigadores de la Amsterdam School of Communication Research, el correcto desarrollo psicosocial de la etapa comprendida entre la adolescencia y la juventud depende en gran medida de la calidad asociada al desarrollo de los siguientes aspectos: la identidad, la intimidad y la sexualidad. Los adolescentes tienen que desarrollar un fuerte conocimiento de si mismos, necesitan estar seguros de quiénes son y qué quieren llegar a ser. También es importante que desarrollen cierto sentido de intimidad; necesitan adquirir habilidades que son importantes para formar, mantener e incluso concluir relaciones significativas con los otros. Por último, también necesitan desarrollar su sexualidad. Al menos necesitan (a) habituarse a los sentimientos y sensaciones relacionados con el deseo sexual, (b) definir y aceptar su orientación sexual, y (c) aprender como construir relaciones sexuales sanas, consentidas y honestas.

 

Para logar un correcto desarrollo de estos aspectos psicosociales, los adolescentes necesitan aprender dos habilidades importantísimas: cómo presentarse uno mismo a los demás y cómo compartir aspectos íntimos con los otros.

 

Las redes sociales amplían las capacidades y posibilidades para explicar aspectos de uno mismo o compartir sentimientos y experiencias con los demás, y acompañan a nuestros adolescentes y jóvenes en su desarrollo psicosocial de manera positiva. Las redes sociales online ofrecen a los adolescentes un espacio donde trabajar la identidad, el estatus y la toma de conciencia de las reglas sociales. Los adolescentes depositan parte de sus conocimientos y estados de ánimo en la red, y a cambio obtienen mayores cantidades de conocimiento y oportunidades de sociabilidad. El cotilleo o la charla pueden parecer actividades intrascendentes pero son actividades esenciales para estrechar lazos, reafirmar relaciones y mostrar alianzas o jerarquías.

 

La importancia de la charla online o el chismorreo digital recae también en la capacidad que tiene para potenciar procesos de empatía y espacios de confianza. El compartir a través de las redes sociales online genera espacios seguros y lazos de confianza que facilitan el intercambio. Las redes sociales (online y offline), por lo general, aportan espacios seguros en los que compartir nuestras experiencias y, frecuentemente, el compartir genera empatía y/o inteligencia interpersonal.

 

De una manera más o menos explícita, los investigadores actuales entienden estos espacios digitales como herramientas que posibilitan, amplían o potencian características propias de las relaciones sociales y de los individuos que viven en sociedad.

 

 

Cita recomendada

ARANDA, Dani. El marujeo digital de nuestros jóvenes. COMeIN [en línea], octubre 2011, núm. 4. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n4.1114

cultura digital;  entretenimiento;  medios sociales; 
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