Tradicionalmente, el mundo de los museos y del patrimonio se ha relacionado casi exclusivamente con el mundo de la difusión. Pero, con el objetivo de que la difusión del patrimonio sea efectiva, es preciso entenderla acompañada de la investigación, un aspecto primordial que hasta ahora no se ha tenido en cuenta. Por otra parte, también es necesario que los museos y las instituciones patrimoniales se adapten a la nueva sociedad del conocimiento y se transformen aprovechando la posibilidad de las nuevas tecnologías y, especialmente, de la Red. La aplicación de estas nuevas tecnologías crea un nuevo concepto de patrimonio, el patrimonio digital, y abre las puertas a la creación de verdaderos museos virtuales, que todavía no existen en nuestro país. En el campo de la investigación, la UOC ha desarrollado el proyecto "Òliba", que pretende evaluar la efectividad de las tecnologías de la información y la comunicación en la difusión y documentación del patrimonio mediante una serie de exposiciones culturales en la Red creadas de forma paralela a las correspondientes exposiciones presenciales, que han permitido hacer un trabajo interdisciplinario con diferentes instituciones.
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| 1.
| Introducción |
Buenas tardes a todos. Doy las gracias a la UOC y al Instituto de Cultura de Barcelona por darnos la oportunidad de estar hoy con vosotros. Debo avisar que no soy profesional de museos y patrimonio, específicamente. Es decir, no soy miembro de ningún museo, ni de ninguna institución patrimonial, pero pertenezco a una universidad y me encargo de un área que trata el tema específico de la docencia y la investigación en patrimonio y tecnologías. Ya sabéis que la UOC tiene esta especificidad.
Cuando me invitaron a participar en estos debates culturales, me pareció que las tres preguntas de las cuales partía el debate de esta jornada de hoy –arte, patrimonio y canales de difusión– eran muy interesantes. Se trata de unas preguntas necesarias, que al mismo tiempo se refieren a las carencias que muchos especialistas consideramos que se dan en la forma de llegar al público y de entender qué es el mundo del arte y del patrimonio.
La primera pregunta es de qué modo puede conseguirse el máximo aprovechamiento de las tecnologías digitales para difundir el patrimonio cultural.
La primera cuestión será el hilo conductor de mi exposición. El público en general y yo misma al principio, cuando empecé a trabajar en el mundo del patrimonio, entendemos el mundo de los museos y del patrimonio como un mundo de difusión. ¿Por qué negamos como punto de partida la posibilidad real y necesaria de la investigación para poder difundir el patrimonio?
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"El público en general entiende el mundo de los museos y del patrimonio como un mundo de difusión. ¿Por qué negamos como punto de partida la posibilidad real y necesaria de la investigación para poder difundir el patrimonio?"
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La segunda pregunta es qué transformaciones experimentan los centros de arte, los museos y los teatros para responder a la nueva sociedad del conocimiento, especialmente en la vertiente digital. Esta pregunta es fundamental por dos motivos: en primer lugar, porque estas transformaciones son necesarias; en segundo lugar, porque en nuestro mundo más cercano, en Cataluña y en el resto de España, las transformaciones aún no son totalmente completas ni tan necesarias como deberían ser.
La tercera pregunta aborda el tema de cómo se conservan la edición y la producción digital como patrimonio cultural. Éste es el otro aspecto de mi exposición. Cuando introducimos las tecnologías de la información y de la comunicación como una forma básica de comunicación y de investigación en el mundo del arte y del patrimonio, creamos un nuevo concepto de patrimonio. Los especialistas, museólogos y todas las personas que nos dedicamos a este ámbito tenemos que empezar a pensar en la aparición de otro objeto de patrimonio: el patrimonio digital.
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| 2.
| La difusión en los museos y las instituciones patrimoniales |
Empezaré por la primera pregunta que me hacían: difusión. ¿Qué creemos que puede hacerse o debería hacerse en difusión? En primer lugar, ya se utilizan las tecnologías de la comunicación y de la información, especialmente en el mundo del patrimonio y de los museos, a escala informativa. De hecho, la Red nos sirve para presentar la imagen del museo y de la institución patrimonial. Por lo tanto, el público, mediante la Red, puede acceder a una página web de un museo, en la que lo informan de la estructura del museo, de los ámbitos temáticos que contiene, de los horarios de visita, etc. Evidentemente, con mejor o peor resolución.
Existe un segundo nivel, en el que a estas alturas ya se ha trabajado mucho a escala internacional y que es muy necesario tener en cuenta, que es la documentación y la digitalización. Hablamos de textos, de imágenes, de bases de datos documentales e interrelacionadas. Insisto en el tema de interrelacionadas, porque influye en otro aspecto: en el cambio de mentalidad en la forma de trabajar, como consecuencia de ese acceso a las tecnologías de la información y la comunicación en el mundo del patrimonio y los museos.
¿Qué más puede hacerse, en tercer lugar? Una red virtual de museos e instituciones patrimoniales. Como decía anteriormente, trabajar en red implica un cambio de mentalidad: la posibilidad real y absoluta de trabajar en equipo y el acceso rápido a la documentación.
En cuarto lugar, la difusión, mediante las tecnologías de la información y la comunicación, debe permitir el acceso virtual al patrimonio a diferentes niveles, y eso es muy importante. Acceso a los profesionales del patrimonio, evidentemente, a los especialistas, a los investigadores –una reivindicación fundamental en el mundo del patrimonio y de los museos– y al público en general. Añadiría una cuestión importante: cuando hablamos de acceso virtual al patrimonio y de patrimonio digital, nos referimos tanto en línea como fuera de línea.
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"La difusión, mediante las tecnologías de la información y la comunicación, debe permitir el acceso virtual al patrimonio a diferentes niveles, y eso es muy importante. Acceso a los profesionales del patrimonio, evidentemente, a los especialistas, a los investigadores y al público en general."
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¿Qué es lo que tenemos actualmente? Básicamente, en el ámbito en línea, webs de museos. Tenemos ejemplos verdaderamente muy atractivos, interesantes y completos en el ámbito de contenidos sobre todo tipo de información de museos, como los sitios web del British Museum (http://www.thebritishmuseum.ac.uk), del Louvre (http://www.louvre.fr), etc., que son más o menos originales. También tenemos muchos ejemplos en España y en Cataluña. Además, hay un gran número de direcciones de Internet a las que podemos acceder para encontrar mucha información sobre el mundo del patrimonio y del arte digital, pero no trataré yo este tema.
Existe, sin embargo, un exceso de utilización del concepto de museo virtual que debe replantearse. En Internet, por ejemplo, encontramos: "Museo virtual del arte", y hay una serie de direcciones con las que podemos enlazar; pero aún no tenemos ningún museo virtual verdadero y real. Un museo virtual tendría que ocuparse de tres aspectos fundamentales: primero, debería complementarse con el museo presencial y estimular al visitante a acceder a sus colecciones. Segundo, tendría que permitir experimentar con la educación formal y no formal. Y, en tercer lugar, debería facilitar el trabajo en red de los profesionales de los museos en la gestión interna y en la gestión interrelacionada de sus colecciones. Hoy en día, al menos en referencia a nuestro ámbito más próximo, no tenemos ningún museo virtual así. Y de hecho existen algunas experiencias internacionales, pero no absolutamente completas en este sentido.
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"Un museo virtual tendría que ocuparse de tres aspectos fundamentales: primero, debería complementarse con el museo presencial y estimular al visitante a acceder a sus colecciones. Segundo, tendría que permitir experimentar con la educación formal y no formal. Y, en tercer lugar, debería facilitar el trabajo en red de los profesionales de los museos."
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Sería conveniente tener en cuenta los proyectos interdisciplinarios y en equipo. El trabajo en red nos permite participar en proyectos interdisciplinarios y en equipo, que es hacia donde debe dirigirse realmente la investigación, la difusión y la documentación en patrimonio. En Cataluña ha habido algunas experiencias en este sentido. Por ejemplo, la red virtual de museos que ha organizado la Diputación de Barcelona, con el nombre "El museo más grande de Cataluña" (http://www.diba.es/museuslocals/maqueta.htm#), y que en principio está enfocada al campo de la información pero que, como sabemos, también tiene interés en trabajar la documentación y la gestión. En segundo lugar, también tenemos el Plan estratégico del sector cultural (http://www.bcn.es/accentcultura), del cual, como os ha dicho Xavier Cubeles, se derivan algunos de estos debates. En este plan, en 1999 se planteaba ya la necesidad de ese trabajo interdisciplinario y de investigación.
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| 3.
| La investigación en los museos y las instituciones patrimoniales |
Pasamos a la investigación. La investigación implica, sobre todo, y en primer lugar, interdisciplinariedad. En segundo lugar, que puedan desarrollarse proyectos en los que se impliquen la universidad, la empresa y las instituciones patrimoniales, porque en la actualidad, en la investigación que se realiza, cada uno sigue todavía su propia línea. En tercer lugar, la posibilidad de interrelación entre instituciones nacionales e internacionales. En cuarto lugar, trabajar en el ámbito del patrimonio, que es un campo concreto de la cultura muy importante, y las tecnologías, teniendo en cuenta todo aquello que la innovación tecnológica puede aportar.
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"La investigación implica, sobre todo, y en primer lugar, interdisciplinariedad. En segundo lugar, que puedan desarrollarse proyectos en los que se impliquen la universidad, la empresa y las instituciones patrimoniales, porque en la actualidad, en la investigación que se realiza, cada uno sigue todavía su propia línea."
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Un ejemplo de ello es el estudio del proyecto de la UOC, el proyecto Òliba (http://oliba.uoc.es/oliba/esp/index.html), que trata básicamente del acceso virtual al patrimonio cultural. Daré una explicación y luego haré algunas reflexiones finales. Este proyecto empezó a desarrollarse en 1999 y tenía como objetivo fundamental evaluar la efectividad de las tecnologías de la información y la comunicación en la difusión y documentación del patrimonio. El proyecto partía de un trabajo previo de estudios, análisis y evaluación de experiencias previas que en aquel momento, como os podéis imaginar, en el ámbito de Cataluña y de España eran muy pocas, aunque a escala internacional eran muchas más. El proyecto Òliba implicó –porque lo que os estoy presentando es un proyecto ya cerrado, estamos en una nueva fase– el diseño e implementación de una serie de sitios web, elaborados conjuntamente con diversos museos de Cataluña. Por último, este proyecto implicó un seguimiento y una evaluación cualitativa y cuantitativa de los resultados y del uso que el público había hecho de estos sitios web, para llegar a definir modelos teóricos de aplicación práctica en cuanto a recursos multimedia, hipertextuales, en línea, docencia, aprendizaje, educación formal y no formal.
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Partíamos de una serie de premisas: el equipo de investigación tenía la voluntad de aplicar las tecnologías de la información y la comunicación en los museos. En aquel momento había un vacío en cuanto a investigación en Cataluña sobre este tema. De hecho, este vacío no es tan aparente, pero todavía hay una carencia importante, no sólo en Cataluña. Teníamos muy claro que este proyecto de investigación no podía desarrollarse si no se lograba una colaboración muy estrecha con los museos y las instituciones patrimoniales que, al fin y al cabo, son las que podían beneficiarse de la investigación efectuada. El proyecto desarrolló un conjunto de exposiciones culturales, en las que se tuvo muy en cuenta el diseño y la implementación. Es decir, la imagen, la realidad virtual, la interactividad –un tema que después se tratará–, la idea del constructivismo, la posibilidad de poder interactuar con estas exposiciones y adquirir una forma de aprendizaje no formal.
En ningún caso este proyecto se concibió como una oposición a la institución patrimonial, sino que debía tener sentido como complemento fundamental de lo que el museo desarrollaba. Además, el público podía acceder, mediante estos sitios web, a lo que ofrecía el museo y los sitios web podían motivarlo a ir a la exposición. El trabajo de los sitios web implicaba también que se desarrollaba un recorrido a la medida de los diferentes tipos de público que podían acceder a estas exposiciones: se tenía en cuenta al especialista, al profesional, al público en general, etc.
Por ello, cuando presentamos el proyecto y nos reunimos con las diferentes instituciones, tanto de la Generalitat como del Instituto de Cultura, dejamos muy claro que el proyecto no era en ningún caso una amenaza, que no se trataba de un catálogo en línea, no se realizaba cuando se desmontaba la exposición real, no era un prospecto, y que no únicamente tenía presente a los visitantes locales. Intentábamos "vender" el proyecto y que así lo entendiera el público profesional al que nos dirigíamos en primer lugar, que eran los museos y las instituciones patrimoniales.
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Desarrollamos una serie de exposiciones virtuales, que estaban diseñadas y concebidas a partir de un trabajo conjunto de museografía, tanto presencial como virtual, entre el equipo del museo que nos pedía este sitio web y nosotros como equipo de investigación. Se hicieron cuatro exposiciones, la primera de las cuales, la exposición "Sempre Eivissa i Formentera" ("Siempre Ibiza y Formentera") (http://www.uoc.es/humfil/eivifor), fue una especie de prueba piloto del potencial que podía tener el uso de las tecnologías en lo referente a un discurso museográfico. En segundo lugar, llevamos a cabo la exposición "Aureum Opus: Cinc segles de llibres il·lustrats" ("Aureum Opus: Cinco siglos de libros ilustrados") (http://www.uoc.es/humfil/aureum), que elaboramos junto con el Museo Frederic Marès de Barcelona. Estas exposiciones casi ya estaban diseñadas en el momento de inaugurar la exposición. Por tanto, desde aquel momento el público sabía que podía acceder a ellas virtualmente, y luego, paralelamente, presencialmente. En algunos casos, el público que visitaba presencialmente la exposición tenía acceso, en la misma sala de la exposición, a un ordenador que le permitía comparar el discurso museográfico presencial con el discurso virtual. Así, comprendía cómo algunos aspectos que no se habían podido resolver presencialmente, como en el caso del Museo Frederic Marès, se habían resuelto en la exposición virtual. Por ejemplo, en "Aureum Opus", desde el principio, la directora del museo y todo el equipo museográfico explicó que había un límite de espacio por las dimensiones de la sala. Este límite de espacio hacía que no pudiera mostrarse todo el material de una forma clara y amplia dentro de la exposición presencial. Éste fue uno de los aspectos que intentamos resolver en la exposición virtual. Otro tema es que los libros expuestos tienen, en muchos casos, unos precios muy elevados, y el usuario, cuando está en la sala presencial, no puede tocarlos, por lo que sólo puede ver una página. El sitio web de la exposición permitía volver las hojas de los libros, mediante la digitalización de estos documentos. También hicimos otras exposiciones, "¿M'escriuràs una carta?" ("¿Me escribirás una carta?") (http://www.uoc.es/humfil/carta), en el Museo de Arte de Gerona, o "Tresors de la Natura" ("Tesoros de la Naturaleza") (http://www.uoc.es/humfil/natura), con el Museo de Zoología de Barcelona.
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La evaluación de estas tres primeras exposiciones nos permitió entender que el seguimiento y evaluación debía ser un proceso paralelo al diseño de la exposición, tanto presencial como virtual. La virtualidad conlleva algunos aspectos específicos que no tiene en cuenta la presencialidad y que, por lo tanto, necesitan un seguimiento y una evaluación diferentes. Los profesionales de museos que están aquí sabrán lo que quiero decir: el poder de atracción y de retención de la visita, en el recuento cualitativo y cuantitativo de los resultados, no es el mismo en una exposición presencial que en una virtual.
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"La virtualidad conlleva algunos aspectos específicos que no tiene en cuenta la presencialidad y que, por lo tanto, necesitan un seguimiento y una evaluación diferentes. El poder de atracción y de retención de la visita, en el recuento cualitativo y cuantitativo de los resultados, no es el mismo en una exposición presencial que en una virtual."
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Esta evaluación tenía que ser cualitativa y cuantitativa, y en algunos casos dio pie a un conjunto de reflexiones y problemas, y a una nueva propuesta, que intentaba resolver todos los aspectos que no habían quedado claros en las primeras fases. Se hicieron una serie de encuestas, entrevistas y observaciones, y se llegó a la conclusión que, como proyecto de investigación, habíamos complementado lo que hacía el museo presencial y también que, a partir de la siguiente exposición, debía trabajarse también en el seguimiento, la evaluación y la cuantificación cualitativa y cuantitativa de la efectividad del uso de las tecnologías con el equipo del museo. Es decir, trabajar conjuntamente, no ir por dos vías distintas.
Las conclusiones fueron que la complementariedad se confirmaba. El público utilizaba el espacio web como complemento de la información que quería encontrar en el museo, o que ya había encontrado y deseaba profundizar. En segundo lugar, el público, mediante los itinerarios, tanto presenciales como virtuales, documentaba que tenía diferentes intereses según las distintas categorías. En tercer lugar, y muy importante, se había originado una cuestión nueva, que no habíamos previsto y en la que estamos trabajando ahora, que es la existencia de dos públicos diferentes, el público presencial y el público virtual. No obteníamos la misma respuesta del público acostumbrado a la virtualidad y que habitualmente utiliza este canal que del público únicamente presencial. Por último, surgían otros aspectos de cuantificación, de cómo podías comunicar, difundir y educar formal y no formalmente.
Ahora nos encontramos en una fase de replanteamiento, de continuar la colaboración con los museos y de aprovechar toda esta investigación para definir modelos y poder aplicarlos a la docencia, tanto formal, específicamente universitaria, como no formal. Intentamos construir redes de museos y empresas a escala internacional que nos permitan seguir trabajando y seguir en esta línea. He dicho "intentamos" por un motivo; os pondré un ejemplo muy claro: hace un año el equipo de investigación, junto con los museos con los que habíamos colaborado, pedimos constituirnos con otras universidades en una red temática, en un primer nivel reconocida por la Generalitat de Cataluña, y se nos negó. Ello es importante para el mundo del patrimonio, porque argumentaron que museos y patrimonio no son ningún ámbito de investigación. Éste es un punto de atención muy importante a tener en cuenta por aquellos que nos sentimos atraídos por este campo.
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| 4.
| Conclusiones |
Haré algunas reflexiones finales, que servirán luego para motivar al debate.
Hoy en día en el mundo de los museos –y eso se vio en la última conferencia del ICOM (International Council of Museums, http://www.cidoc.icom.org/), celebrada en Barcelona el verano pasado–, el patrimonio digital ya forma parte de nuestro patrimonio, del mismo modo que, desde la Ley de 1974, sabemos que hemos incluido la memoria histórica y la memoria oral en nuestro patrimonio. Tenemos que hablar ya de patrimonio digital como un concepto más dentro del patrimonio. Ya no podemos negar la necesidad de la relación del ámbito del patrimonio y de los museos con la sociedad de la información. En este sentido, es muy importante tener en cuenta que el ICOM en Barcelona estableció la importancia de la declaración del dominio museum como rasgo diferenciador de los museos y las instituciones patrimoniales en la Red. Si, como todos sabemos, la cultura, en relación de cuantificación en Internet en Cataluña, España y a escala internacional –según las últimas estimaciones del profesor Castells–, constituye un porcentaje muy pequeño, dentro de la cultura el ámbito de museos y patrimonio aún es más pequeño. Y desde aquí hago un llamamiento y una reivindicación a la necesidad que no sea así. No somos únicamente los que investigamos –que también necesitamos reciclaje– los que necesitamos formación y especialización en este campo, tanto en las universidades como en los museos e instituciones, sino todos los que queremos dedicarnos y nos dedicamos al ámbito del patrimonio y de los museos. Y, finalmente, en el mundo del patrimonio y de los museos, no sólo puede hablarse y debe hablarse de difusión, sino que tiene que hablarse de recuperación, de preservación, de documentación, de didáctica, y todo ello se verá beneficiado trabajando en red. Nada más, gracias.
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"Tenemos que hablar ya de patrimonio digital como un concepto más dentro del patrimonio. Ya no podemos negar la necesidad de la relación del ámbito del patrimonio y de los museos con la sociedad de la información."
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"En el mundo del patrimonio y de los museos, no sólo puede hablarse y debe hablarse de difusión, sino que tiene que hablarse de recuperación, de preservación, de documentación, de didáctica, y todo ello se verá beneficiado trabajando en red."
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 | Archives & Museum Informatics |
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| http://www.uoc.edu/in3 |
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| http://www.bcn.es/medciencies/latalaia/n3/cat/portada.htm |
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[Fecha de publicación: noviembre de 2002]
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