Sin embargo, en todo este proceso de cambio de los hábitos de lecturas de los españoles no solo tienen que ver los lectores. Lluis Pastor, director de la Editorial de la UOC y miembro de la Junta Directiva de la UNE (Unión de Editoriales Universitarias Españolas) apunta que el mundo de las editoriales tiene mucho que decir y que avanzar en este aspecto. Según Pastor, «en mercados muy maduros, como es el editorial, el cambio es más difícil que en mercados con menos tradición. Las editoriales, sobre todo las grandes, son reacias a cambiar su modelo de negocio porque consideran que pueden salir perjudicadas al igual que lo han sido los sellos discográficos con la aparición de plataformas de descargas ilegales».
El estudio Global eBook Monitor realizado por la compañía de estudios de mercado Bowker, refleja que el 80% de los internautas españoles sabe como adquirir legalmente, un libro digital. Sin embargo, sólo el 13% de ellos declara comprarlos. Precios demasiado elevados y una oferta de títulos insuficiente son algunos de los argumentos esgrimidos por los internautas españoles para no pagar por sus descargas de libros electrónicos. El director de la Editorial de la UOC asegura que los grandes grupos editoriales tienen en sus manos acabar con estas alarmantes cifras pero previamente necesitan recorrer un largo camino para llegar al mismo punto en el que se encuentran los lectores. Unos lectores que van a seguir leyendo libros electrónicos, se adapten o no las editoriales al nuevo soporte digital.
El auge del libro electrónico no solo va a acelerar el proceso de transformación de las editoriales sino que otras muchas profesiones relacionadas con el mundo del libro se van a ver afectadas, entre las que se encuentran también los propios autores, los traductores y los críticos literarios. La directora del estudio de posgrado Libro y Lectura en la Sociedad de la Información de la UOC, Teresa Iribarren, afirma que libreros, bibliotecarios, documentalistas y profesores van a necesitar reciclarse profesionalmente para adaptarse a los contenidos digitales. Por ejemplo, libreros y bibliotecarios, hasta ahora siempre rodeados de libros en papel, van a tener que aprender a manejarse en entornos digitales para poder organizar, clasificar y vender estos nuevos libros que no ocupan espacio físico pero que hay que clasificar, publicitar y vender al igual que los libros tradicionales.
El profesorado es otro colectivo que tendrá que formarse en el manejo de esto nuevos libros digitales para poder transmitir sus conocimientos a sus alumnos. Alumnos que dentro de unos años se referirán al libro electrónico simplemente como libro y que tendrán que añadir la expresión «de papel» para referirse a lo que actualmente llamamos simplemente libro.