La distinción entre los conceptos de dato, información y conocimiento es una pieza clave del andamiaje conceptual de la disciplina de la Gestión del Conocimiento. En este trabajo hemos intentado mostrar y solucionar una serie de problemas importantes relacionados con la distinción entre esos conceptos. En primer lugar, hemos sometido a revisión una versión de esa distinción ("modelo estándar"), mostrando cuál es el grado de confusión que encierra y hemos propuesto una distinción alternativa. A continuación, hemos defendido que existe una operación crítica de cuya ejecución depende en gran parte el éxito de un programa de Gestión del Conocimiento: la identificación del conocimiento. Hemos sostenido que, para poder realizar esa identificación necesitamos una definición de conocimiento que sea correcta conceptualmente y pragmáticamente útil. Existen diversos modelos teóricos que pueden cubrir ese objetivo, pero hay uno en especial que destaca tradicionalmente por su solidez y alcance explicativo: la propuesta epistemológica clásica. Sin embargo, un análisis más profundo de la propuesta nos obliga a aceptar unas conclusiones bien distintas. Por un lado, la definición de conocimiento que defiende presenta fuertes limitaciones de tipo conceptual (no supera la paradoja de la lotería ni los contraejemplos del epistemólogo Edmund Gettier) que pueden invalidar la propuesta. Y, por otro lado, su definición de conocimiento presenta también graves limitaciones de tipo pragmático: muestra un escaso poder identificador respecto al conocimiento tácito y un exiguo valor ecológico exigiendo una importante inversión (de tipo metacognitivo, principalmente) a sus potenciales usuarios.
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